domingo, 7 de marzo de 2010

EL CASTIGO DE ERIS.

CAPITULO 4. HUMANOS.


Cuando llegué a casa después de mi primera noche de trabajo me fui directamente a mi habitación, me desnudé y me metí en la cama. Dormí muy bien esa noche/mañana y no me desperté hasta las 12 del mediodía.

Abrí los ojos y poco a poco fui desperezándome. Finalmente y después de dar mil vueltas en la cama decidí que era momento de levantarme, iba salir tal cual iba, es decir, desnuda, a buscar algo de comer pero recordé que no estaba sola y que probablemente los chicos tuvieran un infarto. Así que me dirigí a la cómoda y me vestí con unos shorts a los que no se les podía llamar shorts, eran mas parecidos a unas bragas que a unos pantalones, pero bueno...y una camiseta cualquiera. Salí de mi habitación y no había nadie a la vista así que fui directa a atacar la nevera.

Estaba sentada en el mármol de la cocina tomando mis cereales cuando la puerta del piso de abrió, eran Adrien, William y un chico gafapasta que no tenía ni idea de quien era. El chico gafapasta y peinado “cool” se me quedó viendo con los ojos desorbitados y la mandíbula descolgada:

  • Hola.- dije yo.

  • Buenos días.- dijo Will.

  • ¿Qué tal chica? ¿Cómo va el primer día después de duro trabajo nocturno?- Adrien.

  • Bastante bien.

  • ¿Por qué no me habéis dicho que vuestra compañera de piso es la mismísima Afrodita?- dijo el estúpido chico gafapasta aun alucinando. Yo me irrité, bueno mas que eso, estaba dispuesta a arrancarle los ojos.

  • ¿Perdona?- le dije, al menos me controle.-¿A caso soy rubia? no. Así que no me compares con la perra de Afrodita, no me gusta el roa, es mas, lo detesto y tampoco tengo un marido feo de cojones. -Dicho esto deje el cuenco en el fregadero y me fui a mi habitación dando un portazo.

  • Veo que tu carácter no mejora.- genial Ares estaba sobre mi cama.

  • Te equivocas, va bastante mejor, no lo he golpeado.

  • Yo creo que no va mejor.

  • ¿Cómo va a ir mejor si no hago que encontrarte en todos los sitios?

  • Solamente estoy preocupado por ti.

  • ¡Já! ¿pretendes que me lo crea?

  • Sí.

  • se perfectamente que solo vienes a verme porqué te aburres.

  • Bueno, puede que tengas un poco de razón.

  • Lo suponía.

  • Me gusta tu habitación ¿No tendrán Fatiga y Olvido algo que ver con ella?

  • ¿Y qué si así es?

  • Que sería hacer trampa.

  • Tu me enseñaste a no jugar limpio.- Ares sonrío orgulloso.

  • ¿Quieres ir a comer algo? Yo invito.

  • Que amable.- dije sarcástica.

  • ¡Oh, vamos hermana!

  • Está bien, ven a buscarme en media hora.

  • ¡Genial!

  • Por la puerta.

  • Vale.- y desapareció.


Fui a darme una rápida ducha y volví a mi habitación para vestirme, me puse unos vaqueros y una camiseta de tirantes plateada, me sequé el pelo y me maquillé, me hice un moño alto y unas sandalias de plataforma. Busqué un bolso y unos pendientes (look aquí para las que miran estas cosas como yo: http://www.dennyrose.es/colecciones/2009-02-verano/ampliaciones_colecc/51.htm ) salí de mi cuarto justo cuando sonaba el timbre, William ya estaba junto a la puerta para abrir, abrió y ahí estaba mi hermano en toda su magnificencia, vestía solamente unos vaqueros oscuros y una camiseta blanca de manga corta:

  • Hola, vengo a buscar a Eris.- dijo con esa grave voz suya.

  • Claro, pasa.- dijo William amablemente.

  • Ya estoy lista, no hace falta que pase.- dije yo.

  • ¿No me presentas?- preguntó Ares.

  • William él es mi hermano Ares.- dije.

  • ¿Cómo el Dios de la guerra?

  • ¡Exacto!- exclamó Ares.- nuestros padres tienen un tórrido sentido del humor, yo me llamo como el Dios de la guerra y Eris como la Diosa de la discordia.

  • La verdad es que si que tienen un sentido del humor un tanto extraño.- dijo Will.

  • Si bueno, vamonos.- saqué a Ares del apartamento.

  • Puede ser divertido.- dijo él una vez en la calle.

  • ¿El qué?

  • Volverles locos.

  • No me tientes Ares, quiero volver pronto al Olimpo y recuperar mis poderes.

  • Esto no es divertido.

  • Callate y acompañame a comprar un móvil.


Elegí el modelo mas caro, un iPhone 3GS y le ordené a Ares que pagara, él solamente puso los ojos en blanco y le entregó su tarjeta a la chica que nos había atendido. Después de eso fuimos a comer a un restaurante que estaba bastante bien, nada comparado a los antros que había ido los días anteriores. La comida estaba exquisita y el servicio era bueno.

Cuando terminamos de comer le dije a Ares que quería renovar mi vestuario, es decir, ir de compras. Ares me mandó al infierno y desapareció ¡Por fin me lo había quitado de encima!

Empecé a caminar hasta llegar a la parada del autobús, William me había dicho el número del que paraba cerca de nuestra casa. Lo esperé y después de un rato estuve de vuelta a la “magnifica” Chinatown. Iba andando metida en mis pensamientos y hasta que no llegué a la puerta de casa no me di cuenta que había un montón de chinos gritando a Adrien y William:

  • ¿Qué pasa?- pregunté.

  • ¡Eris!- exclamó Adrien.- no tenemos ni idea, no estamos entendiendo ni una sola palabra.- me giré hacia los “señores” que gritaban.

  • ¿Cuál es el problema?- les pregunté en chino.

  • A nuestro restaurante le ha salido una enorme mancha de humedad y estos chicos no nos dejan ir a ver si viene de su piso.- dijo un hombre.

  • Seguramente no les dejan subir porque no entienden lo que decís, además estáis gritando, estarán pensando que los queréis matar.- dije yo.

  • Eris ¿qué quieren?- preguntó William.

  • Dicen que hay humedades en su local y que quieren mirar si provienen de nuestro apartamento.

  • ¡Ah! ¿sólo eso?

  • Sí.

  • Diles que nosotros vivimos en el tercero y que seguramente no sea culpa nuestra pero que podemos ir a ver a la señora del primero.- hice de traductora y los chinos asintieron. Subimos al primer piso y llamamos al timbre acompañados por el señor Qu. Nadie contestaba pero podíamos escuchar el televisor.- ¡Señora Jefferson!- gritó Will mientras golpeaba la puerta.

  • Puede que le haya pasado algo.-comentó Adrien.- es muy mayor.- William probó a abrir la puerta pero estaba cerrada con llave, luego empezó a golpearla con su hombro como si quisiera tirarla al suelo.

  • Así te harás daño- le dije- aparta.

  • ¿Qué vas a hacer?

  • Observa flojo.- le di una fuerte patada a la puerta (en plan Kung fu) y se abrió, Will, Adrien y el señor Qu me miraron entre sorprendidos y asustados. Entramos y tirada en el suelo estaba la señora Jefferson.

  • ¡Santo Dios!- exclamó Will, yo puse los ojos en blanco.- Señora Jefferson- y fue hasta ella.

  • ¿Eres tu William?- dijo la mujer con voz débil.

  • Sí¿qué le ha pasado? Adrien llama a una ambulancia.

  • Me caí ayer y no puedo levantarme.

  • ¿Por qué no ha gritado?

  • Tenía verguenza.


Mientras Adrien y William ayudaban a la anciana fui hasta el cuarto de baño y cerré el grifo que estaba abierto, todo estaba inundado por lo que seguramente habían salido las humedades en el restaurante. Volví con los demás y le expliqué al Sr Qu que había pasado en el baño.

Esperamos a que llegara la ambulancia y la hija de la señora Jefferson, ella llegó unos minutos antes que la ambulancia, cuando se la llevaron nosotros volvimos al apartamento:

  • Pobre señora Jefferson.- comentaba Adrien.- su hija no debería dejarla vivir sola.

  • Hasta ahora nunca le había pasado nada. Puede que se lo planteé.- dijo Will.

  • El señor Qu flipaba.- Adrien.

  • Normal. Eris yo también alucino...lo de la puerta ha sido bestial.

  • Yo no tengo la culpa de que los hombres de hoy en día seáis unos blandos.

  • ¿Cómo que blandos?- ambos pusieron mala cara.

  • Pues eso, blandos...huh¿ya es tan tarde?

  • Hemos estado mucho rato abajo.- William.

  • Tengo que ir a arreglarme.- dije..

  • Yo...iré a preparar la cena.- Adrien.

  • Te ayudaré.-dijo Will.- ¿Te apetece algo especial, Eris?

  • No...lo que hagáis estará bien.


Entré en mi habitación y empecé a desnudarme, me quedé solamente en ropa interior y solté mi cabello, mirandome al espejo decidí que sería una buena idea darme una ducha así que terminé de quitarme la ropa, me envolví en una toalla y fui al cuarto de baño, me di una duca rapida pero refrescante, me volví a envolver el cuerpo con una toalla y con otra el pelo, salí del baño y volví a mi habitación, cuando entré me encontre a Dionisio encima de la cama, le mire mal:

  • ¿Qué haces aquí?- le dije.

  • Venir a verte.

  • Vale, ya me has visto, ahora largate.- le dije mientras dejaba caer mi toalla y buscava un conjunto de ropa interior para ponerme. Sabia que Dionisio me había visto miles de veces (literalmente) desnuda y sabia el efecto que provacaba en él, por eso lo hice, si el podía torturarme con sus visitas yo también podía torturarle.

  • ¿Te quedas desnuda enfrente de mi y pretendes que me vaya?- dijo con voz ronca.

  • Exacto, quiero que te vayas.- le dije poniendome mi ropa interior.

  • Pues no lo parece.

  • ¿Qué te hace pensar lo contrario?

  • Te conozco Eris, conozco tus trucos, quieres provocarme.

  • ¿Lo consigo?- le dije acercandome a él que ahora estaba sentado en el borde de la cama.

  • Lo consigues.

  • Bien.- con un rapido movimiento Dionisio hizo que me quedara sentada a horcajadas encima de él, al estar así note su exitación.- Hmm.- Le dije al oido.- Parece que si que lo consigo.- bajé mi mano hasta su miembro y le acaricie por encima de la ropa.

  • Eris...- ronroneó él.

  • ¿Te gusta esto?- y empecé a besar y a lamer su cuello.

  • Me encanta, aunque me molesta mi ropa.- el un santiamén Dionisio hizo que desapareciera su ropa, ahora lo acariciaba directamente.

  • ¿Quieres follarme?- le susurré al oido.

  • Sí.- contestó él. Iba a besarme y yo me levanté.

  • Pues lo siento mucho, pero no tengo ninguna intención de follar contigo, vete.

  • ¡Eres una maldita zorra!

  • Y tu un completo idiota.


Dionisio no dijo nada mas y se destelló fuera de mi habitación, suspiré frustrada. Había disfrutado el dejar a Dionisio completamente caliente y no complacido, el unico problema era que yo había quedado del mismo modo que él.

Iba a secarme el pelo cuando aparecieron Fatiga y Olvido para ayudarme, me peinaron con una simple cola y me maquillaron, luego yo decidí que quería ponerme un vestido negro, ajustado, corto por encima de las rodillas y con la espalda totalmente descubierto, me quite el sujetador porque con ese vestido no era necesario y me lo puse, lo acompañe de unos tacones de aguja negros y unos pendientes de aro (look: http://www.dennyrose.es/colecciones/2009-04-invierno/ampliaciones_colecc/11.htm ). Cuando estuve lista despedí a Fatiga y Olvido y salí al comedor.

  • WOW.- dijo Adrien al verme.

  • ¿Me veo bien?- ya sabia que si pero quería que él lo dijera.

  • Creo que me he enamorado de ti.- dijo con una sonrisa.

  • ¿De quién te has enamorado?- apareció William con un delantal y una cuchara de madera en la mano. Cuando me vio se le cayó la cuchara.- Creo que yo también estoy enamorado.

  • ¿Eso es bueno o malo?- pregunté divertida.

  • Para ti malo, Will es muy pesado cuando se enamora.- dijo Adrien al que ya se le había pasado el shock.

  • Eh, eso no es cierto.- William recogió la cuchara y le dio con ella.

  • Auch.

  • Por cierto la cena está lista.


Cenamos entre risas, entre risas de Adiren y Will quiero decir, después Adrien y yo vimos lo tarde que era y salimos apresudaros después de lavarnos los dientes. William prometió que se pasaría mas tarde por el club.

Cuando salimos a la calle todo el mundo me miraba, los hombres con deseo y las mujeres con oido, eso me encantaba, bajamos al metro y pasó lo mismo, incluso cuando llegamos al club pasó lo mismo, yo estaba que no cabía de gozo, les sonreí con sufciencia a un par de camareras que vi que hablaban de mi y fui hasta mi zona contoneando mis caderas al caminar.


Puede que fuese porqué ya era oficialmente fin de semana pero el club se llenó mucho antes que la noche anterior. Juro que en una hora servi cientos de copas, Sam y yo no parávamos y eso que estavámos en la zona VIP, dos horas después de ese boom de gente apareció Jared por nuesta barra, me miró lujuriosamente durante unos segundos y luego hablo:

  • ¿Te apetece ir de fiesta, Eris?- dijo.

  • ¿Cómo?

  • Quiero que te vayas a otro club a robar clientes.

  • Oh, vale.- la verdad es que mejor irse de fiesta a otro club que servir copas.

  • Toma.- me dijo unos pequeños y elegantes flyers y dinero en efectivo.

  • ¿A cuál voy?

  • Ve a la Webster Hall, es nuestra principal competencia.

  • Eh, vale.- cogí mi bolso y salí de la barra.- ¿Voy toda la noche, solo un rato, qué?- pregunté.

  • Ve toda la noche, pero si encuentras algun grupo interesante intenta venir con ellos aquí.

  • Muy bien, entonces me voy.

  • Ten cuidado.


Me acerqué hasta el podio de Adrien y le dije me me marchaba, él asintió y siguió bailando, le dije adiós con la mano a Ringo que estaba vigilando las escaleras de la zona VIP y me dirigí a la salida, allí estaba William intentando entrar:

  • ¡Eris!- me llamó des de la cola.

  • Eh William ¿qué haces aquí fuera?

  • Eso me pregunto yo, estba en la lista pero por lo que veo han cambiado al matón de la puerta y no me deja entrar.

  • Ven conmigo.- le cogí de la mano y fui hasta el portero, creo que se llamaba Jonathan.- Oye.- le dije.

  • ¿Algun problema, Eris?- dijo amablemente.

  • Bueno...no se le puede llamar problema, pero debe de haber un error, porqué él está en la lista y no lo has dejado entrar.

  • Eh...la verdad es que Adrien ¿sabes quien es? Es bailarín...me ha dicho que cuando él viniera le dejara esperando un rato fuera, que le quería gastar una broma.

  • Voy a matar a ese niñato.- yo me reí.

  • Lo siento.- se disculpó Johnattan.

  • No es tu culpa.- dijo William.

  • Puedes entrar.- dije.

  • Ahora ya no quiero.

  • Vale, pues entonces ven conmigo.

  • ¿A dónde vas?

  • A la Webster Hall a robar clientes.

  • Suena divertido.


Paramos un taxi y nos llevó hasta nuestro destino, nos bajamos directamente en la puerta, había una cola que era el doble que la de nuestro club, bueno, “mi” club. William miró resigando la cola y se encaminó hacia ella, yo le tome la mano, él me miró sorprendido y yo negué con la cabeza, entonces le arrastré hasta la puerta. El portero me miró de arriba a bajo y yo le sonreí seductoramente, entonces él me devolvió la sonrisa y abrió la puerta para mi, William y yo entramos dejando a fuera murmullos de protestas:

  • Que facil es ser mujer.- dijo William.

  • Solo si eres guapa.

  • Cierto. ¿Ahora que hacemos?

  • Tomar algo.- pagamos la entrada, y fuimos hasta una de las barras, una vez alli pedimos una copa.


Empezamos como tantas de las otras personas a bailar y a beber, mientras bailavamos y hablavamos con la gente yo repartí casi todas las tarjetas. Había bebido demasiado y estaba saliendo mi parte mas “loca” o al menos sociable porqué hablaba con todo el mundo y terminé bailando en un podio de forma muy sexy, a William le había perdido hacía rato.

Cuando me bajé del podio tropeze y terminé en los brazos de un tipo realmente sexy, el tipo era moreno y de ojos azules, aunque debía rondar los cuarenta era muy muy atractivo, vestía un traje de diseñador e hizo que me entraran ganas de hacer muchas cosas con él:

  • ¿Estas bien?- preguntó con voz sensual

  • Bastante bien, sí. Me llamo Eris.- le dije.

  • Tom. ¿Estás sola, Eris?

  • Ahora si.

  • Eso me gusta.- dijo rodeando mi cintura con su brazo.- ¿Y qué haces aquí?

  • ¿Quieres sabes la verdad?- el asintió.- robar clientes.- Y le tendí una de las ultimas tarjetas que me quedaban.

  • Sabes Eris, esto no está bien.

  • ¿Y por qué?

  • Se llama competencia desleal.

  • Bueno, tampoco creo que a ti te importe mucho.

  • La verdad es que me importa, soy uno de los dueños de este club.

  • Oh...

  • Si, oh.

  • ¿Qué harás, castigarme?- le dije pícaramente.

  • Por supuesto. He pensado en llamar a seguridad y hacer que te saquen de aquí, pero creo que se me ocurre otra manera de castigarte.

  • ¿Y cuál es?

  • ¿Vienes conmigo?


Asentí y cruzamos la discoteca juntos, él seguía rodeandome la cintura y a mi me estaba poniedno realmente caliente. Pasamos a lo que seguramente era la zona VIP y llegamos a un despacho, me dejo entrar primero y luego cerró la puerta ahogando así el sonido. Cuando se giró yo ya estaba sentada en la mesa con el vestido subido hasta arriba de mis muslos. Tom vino hacía mi, se puso entre mis piernas y empezamos a besarnos desenfrenadamente.



YA SABEIS QUE HACER...BESOS!

3 comentarios:

¡¡bamh!! dijo...

Tssssss!
Yeah... accion.
Vena no nos dejes con el jesus en la boca.
Saludos! ;]

Laura dijo...

wow me acabo d leer lso 4 caps y me han encnatado haha amoa eris me encnata tu personalidad es muy divertida!, porfa continua que se puso super hahahaha

Anónimo dijo...

woww me encantaa ia tengoo ganas de saber que pasara