lunes, 14 de marzo de 2011

EL CASTIGO DE ERIS.

CAPITULO 7.



Conocer a Tom era lo mas divertido que me había pasado en años. Des de que arreglamos ese pequeño malentendido (Tom intentó matarme) todo era fabuloso.


El verdadero sustento económico de Thomas era el trafico de drogas y mas a pequeña escala el de armas. Su negocio de importación y exportación de antigüedades era lo único legal a lo que se dedicaba, él dedicaba mucho esfuerzo a que funcionara, ya que al haberse criado en un suburbio de Chicago el convertirse en una persona culta y refinada significaba mucho. Adoraba la posición social en la que se había establecido.


Prácticamente vivía con él, no del todo, ya que yo necesitaba ir a mi aire. En cuánto al trabajo, no era realmente un trabajo, mi tarea consistía en estar guapa y en ser mala. Aunque de momento no me había divertido mucho, eso no era un esfuerzo.

Tom había abierto una cuenta a mi nombre, por lo que mis caprichos los pagaba él:

  • ¿Te apetece acompañarme a una fiesta?- Tom me lo preguntó con cautela. Ya que la primera semana de convivencia me había ordenado salir. Mi respuesta fue una lampara rota, un portazo y que no volviera a verme en tres días, los que tardo en venir a pedirme perdón.
  • Claro, cualquier cosa mejor que esto.-Yo estaba súper aburrida viendo la tele.


Fui a arreglarme. Me di una ducha y al salir Fatiga y Olvido me estaban esperando - sus visitas habían vuelto a la normalidad, porque se ve que mi padre se había ido a la playa de vacaciones.- Me puse un vestido rojo que me sentaba como un guante, tacones altos negros y mi pelo estaba con mas volumen de lo habitual (http://www.dennyrose.es/colecciones/2010-06-invierno/ampliaciones_colecc/03.htm). Cuando estuve lista salí, en el salón estaba Thomas con un traje Armani total black:

  • Estás espectacular.- me alabó.
  • Ya.- le respondí escuetamente.


Me puse una gabardina negra, ya que el tiempo empezaba a refrescar y nos fuimos. El restaurante al que acudimos no estaba mal, era cocina japonesa y tenía tres estrellas Michelin, aunque sinceramente yo creo que dejaba bastante que desear.


Íbamos de camino a la fiesta cuando el móvil de Tom sonó, habló durante unos segundos sin que yo prestara atención pero si que se la presté a su última frase:

  • Sois todos unos inútiles, voy para allá.- Colgó.
  • ¿Qué pasa?- le pregunté interesada.
  • Hay problemas con una entrega, pero no te preocupes tu puedes ir a la fiesta. Yo iré a solucionar esto y te encontraré allí.
  • No quiero ir a la fiesta, quiero ir contigo.
  • No creo que sea un lugar apropiado para ti.
  • Vamos Tom...- Me acerqué a él empecé a besarle el cuello mientras que mi mano iba a su paquete. Tom estuvo un momento sin habla a causa de lo que les estaba haciendo.- Déjame ir.- le susurré al oído.
  • Eris, así no puedo pensar con claridad.
  • Llévame y te prometo que cuando lleguemos a casa te haré cosas que realmente valen la pena.
  • ¿Y si vamos directamente a casa?
  • Entonces tendrás que darte una ducha de agua fría.- Y con eso me aparté de él.
  • Juro que eres el mal personificado.- ¿Pretendía ofenderme con eso?- Cambio de dirección, Arthur.- Le dijo Tom al chófer.
  • ¡Bien! Por fin algo de diversión de la buena.- exclamé contenta.


Después de un buen rato en que me volví a aburrir, llegamos a lo parecía ser una zona muy chunga, minutos después Arthur estacionó delante de lo que parecía un edificio abandonado. Las ventanas estaban tapiadas y las paredes llenas de pintadas. Seguí a Tom hasta una de las puertas que a primera vista parecía totalmente inutilizable, él la golpeó dos veces y unos segundos después abrió un tipo con muy mal aspecto:

  • ¿Qué coño pasa, eh?- dijo Tom muy cabreado.- ¿Le habéis sacado algo?
  • Ha sido imposible.- contestó el tipo.
  • Sois una panda de ineptos.- Tom lo echó a un lado para poder entrar, entró y entonces el tipo me vio. Se quedó viendo embobado mirándome.
  • Te estás empalmando, capullo.- le espeté. Y era cierto, yo me había dejado la chaqueta en el coche y el estúpido se estaba poniendo las botas mirándome.
  • Connor, camina si no quieres quedarte sin tu raquítica polla.- Le gruño Tom.


Yo sonreí con suficiencia y seguí a Tom al interior. El sitio aunque estaba mejor por dentro que por fuera era un asco.

Bajamos las escaleras y llegamos al sótano, allí había otra puerta, de acero y totalmente nueva. Connor abrió y le seguimos al interior. Era una especie de almacén pero me sorprendí al encontrarlo la mar de bien montado. En una parte había una pequeña cocina con una mesa y sillas, un sofá amplio con una mesa delante, una enorme tele de plasma y al fondo una puerta que supuse que conducía al baño. Era como un pequeño apartamento. Aunque decente todo estaba increíblemente hecho un asco, colillas, cajas de comida y latas de cerveza por doquier.

Cuatro pares de ojos se habían quedado mirándome. Tom resopló entre cabreado y exasperado:

  • Esta es Eris.- dijo al fin.- Es una muy buena amiga mía.- Menos mal que no dijo que era su novia porqué le hubiera pateado el trasero.- Eris, estos son Jack, Sergey, Fernando y Bruce. Ya has conocido a Connor.
  • Hola.- saludó Fernando contento.


Lo ignoré y mi vista se dirigió hacia el otro lado del diáfano espacio. Como ya he dicho era un almacén y había cajas entre otras cosas, pero en el medio del sótano había un hombre atado de pies y manos a una silla, estaba en ropa interior y tenía la cabeza tapada por un saco negro:

  • ¿Por que no quiere hablar?- preguntó Tom. El cuerpo del hombre estaba lleno de cardenales.
  • Dice que si nos revela donde está la mercancía lo van a matar.- explicó Jack.
  • Si no lo mataremos nosotros mismos.- dijo Sergey en ruso para si mismo.
  • La cuestión es preguntarle como prefiere morir. Sufriendo un enorme dolor o rápidamente y prácticamente sin dolor.- Le dije a Sergey en su idioma, él me miró sorprendido.
  • ¿Qué le has dicho?- me preguntó Tom.
  • Que deberías decirle que va a morir te lo diga o no, que lo vas a matar. Pero que si te cuenta dónde está la mercancía morirá rápidamente y sin dolor, si no te lo dice, va a morir sufriendo como un cerdo.- le expliqué.
  • Eso parece ser una buena solución.- Tom caminó hasta donde estaba el hombre, todos lo seguimos. Le quitó la capucha.- ¿Sabes que vas a morir, no?- El tipo se quedó callado.- La pregunta es ¿quieres morir rápido y sin sufrir o quieres una muerte lenta y terriblemente dolorosa?
  • No te voy a decir nada. Mátame si quieres, pero no puedo traicionarlos. Si lo hago yo estaré muerto por ti, pero ellos irán a matar a toda mi familia.
  • Lleva con esta mierda toda la noche.- dijo Connor.
  • ¡Pues a sufrir! Ya veréis como termina hablando.- exclamé.
  • ¿Por qué te piensas que tiene la cara así, muñeca?- me dijo Fernando.
  • Oh ¿le habéis dado una paliza? Eso no es sufrir, nene.- contesté.
  • ¿Y como pretendes que sufra? ¿Le tiramos del pelo?- se mofó de mi. Yo le lancé una mirada envenenada.
  • Cuando quieres te enseño como propiciar dolor de verdad.
  • ¿Qué te parece ahora?
  • Perfecto.
  • Eris...- dijo Tom.
  • Oh vamos Tom, esto está siendo divertido ¿qué puedes perder tú?
  • Haz lo que quieras.
  • Genial.


Di un rápido vistazo al sótano. Del techo colgaban cadenas y había herramientas esparcidas por todos los rincones:

  • Chicos.- dije con mi mejor sonrisa.-¿Me lo colgáis de estas cadenas por los pies?- Me miraron extrañados pero en cuándo Tom los miró lo hicieron. Tardaron un par de minutos. Cuando por fin estuvo colgado, caminé hasta un montón de herramientas que estaba en el suelo, recogí una sierra y me acerqué al tipo que estaba colgando cabeza abajo.-¿Sabes que te voy a hacer?- el tipo no contestó pero en sus ojos había pánico.- Voy a partir tu cuerpo en dos utilizando esta sierra.
  • Por favor...- articulo él.
  • Esta tortura lleva utilizando des de los tiempos del rey David. Lo mejor de todo es que al estar cabeza bajo llega mas riego a tu cerebro por lo que no te vas a desmayar hasta que haya llegado por lo menos a tu ombligo.
  • ¡No lo hagas!
  • Oh, y descuida...no te preocupes por tu familia, pronto se reunirán contigo. ¿Me pregunto como podemos matarlos?- me giré magistralmente hacía Tom.- Tom ¿podemos construir un potro? Sería glorioso oír gritar de dolor a toda la familia de este idiota mientras les estiramos dislocándoles los huesos.
  • Tu pide lo que quieras.- me respondió Tom.
  • Bien.- me volví hacía el pobre desgraciado que estaba colgando del techo.- Ultima oportunidad pequeñín ¿nos dices lo que queremos saber o empiezo a serrar?
  • Yo...- coloqué la sierra en su ingle.-¡No!- gritó.
  • ¡Habla!- y le hice un corte con la sierra, era superficial, pero con el miedo que tenía el hombre y en la zona que le corté fue demasiado fácil.
  • ¡Está bien! ¡Está bien! Os lo diré.
  • ¡Oh, hombre! Ahora que empezaba lo bueno.


Tiré la sierra al suelo, me encaminé al sofá, me senté y me encendí un cigarro cabreada. El resto, antes de descolgar al tipo se aseguraron de que les dijera el sitio en que estaba la mercancía. Volvieron a atar al tipo a la silla y le dijeron que si les había mentido le iban a matar de la forma en que yo estuve a punto de hacerlo. Le volvieron a poner la capucha y Tom se sentó junto a mi:

  • Jefe, tu novia es una sádica.-Dijo Fernando.
  • Gracias.- contesté.
  • Si bueno, Eris es una caja de sorpresas. Pero ahora tenemos que pensar en como vamos a hacerlo.
  • Entramos, cogemos la merca y nos largamos.- dijo Bruce.
  • Idiota, el almacén de Putilov no va a estar sin protección. Llama a los demás, que vengan aquí, cogeremos armas e iremos a por lo nuestro.- Bruce sacó el móvil y empezó a realizar llamadas.
  • ¿Dónde vamos?- pregunté.
  • Tú a ningún sitio.
  • ¡Tom! Quiero ir.
  • Eris es peligroso, ya has hecho bastante esta noche y te estoy agradecido, pero un tiroteo no es lugar para ti.
  • Puedo cargarme a mas yo sola que toda esta panda de idiotas juntos. Es mas, no necesito una arma de fuego.
  • No quiero que te pase nada.
  • Y no me pasará nada.- No a mi no, soy la única inmortal que hay en la sala.- Y además, tu vas a ir ¿qué si te pasa algo a ti?
  • Oh ¿estás preocupada? No tienes porqué.- No lo estaba, pero si haciendolo ver me dejaba ir sería la mujer mas preocupada del mundo.
  • ¡Claro que estoy preocupada! Tom, si vengo puedo cubrirte las espaldas. En serio, soy buena en esto, tengo experiencia, si no fuera así no te lo pediría, si fuera a ser un estorbo para ti yo misma le diría a Arthur que me llevara de regreso a casa.- Esa había sido una gran interpretación, con lágrima incluida.
  • No se Eris, me preocupa lo que pueda pasarte.- Y que pesado ¿qué coño me podía pasar? Le besé.
  • Tom, voy a ir quieras o no.


BUENO, AQUÍ ESTÁ EL CAPITULO NUEVO DE EL CASTIGO DE ERIS, EN EL PRÓXIMO OS CONTARÉ COMO VA LA "OPERACIÓN RECUPERAR LA MERCANCÍA" Y ALGO MAS. ¿QUÉ OS PARECE ERIS? ¿MUY MALA, POCO? BUENO, COMO SIEMPRE COMENTAD.
BESOS, AN.

1 comentario:

¡¡bamh!! dijo...

Me encanta Eris!
jaja
Y el giro de la historia me parece maginifico! :D Saludos