domingo, 28 de octubre de 2012

Cap.4. Sin título.


El sábado por la tarde estaba realmente nerviosa, y era una estupidez, pero Natalia me había puesto en la cabeza que Meri iba a odiarme, que seguramente quería conocerme para dejarme claro que me mantuviera alejada de su novio. Si sumaba las ideas de Natalia a la bronca que Pol tuvo con su novia al principio de nuestra amistad daba por resultado a mi, histérica delante del armario sin saber que ponerme para ir a cenar. Llevaba rato probándome ropa y de repente todo mi armario me parecía demasiado provocador, y no quería que Meri pensara que estaba intentando ligarme a su novio. Finalmente me tiré encima de la cama aún en ropa interior y llamé a Alex:
  • Alex al habla.- contestó sabiendo que era yo quien llamaba.
  • Te necesito.- le dije.
  • Sabía que llegaría el día que oiría estas palabras, tranquila ya llevo yo los condones.- bromeó.
  • No seas idiota, no es eso.- bufé.
  • Tu si que sabes como quitarme la ilusión. Si no es eso ¿qué necesitas de mi?
  • Meri va a odiarme, y no quiero que me odie. Y no se que ponerme para hacer que me odie menos ¿des de cuándo mi ropa es tan de guarrilla?- Escuché las carcajadas de Alex al otro lado del teléfono.- ¡Deja de reirte y ayúdame!
  • ¡Joder, Siena! Las tías estáis como putas cabras.- esperé pacientemente a que dijera algo coherente.- Primero, no creo que tengas nada en el armario que sea de guarrilla, y segundo Meri no va a odiarte, es realmente maja. Sabe que tu y Pol solo sois amigos, creeme, se lo he repetido hasta la saciedad.
  • ¿Estás seguro? Piensa que las mujeres somos muy retorcidas.
  • Claro que estoy seguro, además, en el hipotético caso en que Meri decida despedazarte yo te protegeré.
  • Ow, muchas gracias.
  • De nada. Entonces ¿puedo ir a tu casa? Me estoy aburriendo.
  • Claro, ven si quieres.
  • ¿En qué piso vives, querida?- me preguntó.
  • En el tercero, querido.
  • De acuerdo, en cinco minutos estaré llamando al timbre.

En el rato que Alex tardó en venir yo conseguí finalmente vestirme, tanto pensar para terminar poniéndome mis vaqueros favoritos, la camiseta que me había comprado dos días antes y mis botines planos. Cuando Alex llamó al timbre yo estaba ordenando toda la ropa que había sacado inútilmente del armario. Tras abrirle, le esperé en la puerta. Salió del ascensor con su sonrisa característica:
  • Hola.- me dijo.
  • ¿Qué tal?- le pregunté yo. Él me dio un beso en la frente.
  • Bien, bien ¿Y tu? ¿Se te ha pasado ya el momento histérico?- Entramos en mi casa y cerré la puerta.
  • Si, ya lo tengo bajo control.
  • Me alegra oír eso.- En ese momento mi madre salió del cuarto de planchar.
  • Hola.- saludó.- ¿Quién es este chico tan guapo, cariño?- preguntó.
  • Es Alex, mamá.
  • Ah, tu...-empezó a decir.
  • Mi amigo.- le corté.- Mi amigo Alex, ya sabes quien es.
  • Claro, claro.
  • Amigo porqué ella quiere, señora. Yo ya le he dicho que estoy locamente enamorado.- metió baza Alex como ya era habitual.
  • Tu no estás enamorado de nadie.- le gruñí yo.- Solo eres un tocapelotas que vive para incordiarme.
  • ¡Me hieres!- dramatizó llevándose las manos al corazón. Yo puse los ojos en blanco y le empujé hacia mi habitación. Una vez allí, Alex se dejó caer en mi cama que aún estaba ocupada en un 75% de su capacidad por mi ropa.- ¿Has organizado todo este desastre y al final has decidido ponerte esto?
  • ¿Qué pasa? ¿Voy mal? La camiseta es nueva.
  • Muy bonita, pero creo seriamente que ha de llegar el día que enseñes un poco más de chicha ¿no tienes vestidos o algo?
  • Tengo.- le dije señalando la única parte del armario que seguía intacta.- Pero ponerme vestido implica ponerme tacones y eso ya es demasiado trabajo. Además solo vamos a ir a casa de Pol.
  • Pero luego saldremos ¿no?
  • ¿Ah sí?
  • Pues claro mujer, es sábado.
  • Da igual, no pienso cambiarme de ropa.- Terminé de guardar la ropa en su sitio mientras charlaba con Alex.
  • Así que esta chica me ha dicho que quiero volver a verme, pero no se quien es.- me contaba.
  • ¿Cómo que no sabes quién es?- yo guardé la última camiseta y me senté a los pies de la cama.
  • Tengo su número y su nombre pero no logro recordar quien es.
  • Dios Alex ¿cómo te puede pasar eso? 
  • Demasiadas noches locas.- admitió él.
  • En momentos así me caes muy mal.- le confesé.
  • ¿Por qué?
  • Pues porqué no puedes tratar así a las mujeres, si te acuestas con ellas al menos ten la decencia de acordarte de ellas.
  • Oye, que ellas también se acuestan conmigo y seguro que la mitad no se acuerdan de mi tampoco.
  • Bueno...- en eso tenía sólo un poco de razón.- No estoy diciendo que me parezca mal que te acuestes con toda esta gente, ni tampoco que ellas sean unas zorras desalmadas, pero realmente todo esto, a parte de un montón de sexo ¿te aporta algo?
  • No, pero a mi no me molesta.- me contestó feliz.
  • ¡Eres imposible!- me levanté de la cama para empezar a maquillarme.
  • Para conversaciones sensibleras y esas cosas ya te tengo a ti.- me dijo.
  • Bueno, si, ya sabes que puedes contar conmigo.
  • Lo se.- se asomó por detrás de mi y lo vi en el espejo.- Y esta noche iremos de fiesta.- me cogió de las muñecas obligándome a levantar los brazos y sacudirlos con espíritu festivo. 

Para cuando terminé de maquillarme y de dejar mi pelo algo más decente era prácticamente hora de partir a casa de Pol. Tras coger una chaqueta, pedir dinero y despedirme de mis padres nos fuimos. Cuando íbamos en el metro noté mi teléfono vibrar en el bolsillo de mis pantalones, era un whatsapp de Joel, el muy gilipollas no había vuelto a decirme nada des de que le dije que no podía quedar con él, puse mala cara al leerlo:
Ei Siena ¿qué tal estás? No hemos vuelto a hablar en todo el verano. Me gustaría que quedáramos un día, siento que me he comportado como un imbécil contigo y quiero disculparme. Dime algo.”

Me quedé mirando el texto durante unos segundos, por un momento me planteé contestarle en plan amigable, pero deseché la idea, el segundo impulso fue mandarle a la mierda pero eso también lo descarté. Finalmente salí de la aplicación y guardé de nuevo mi móvil sin contestarle.
  • ¿Quién es Joel y porqué tiene que disculparse contigo?- Alex me sobresaltó. Porsupuesto el muy cotilla había leído el texto por encima de mi hombro.
  • Alex en serio, tienes que dejar de leer los whatsapp de los demás.
  • No iba a cotillear hasta que he visto la mala cara que has puesto. Así que, desembucha.
  • Es...el tío que me dejó antes de que empezáramos algo serio.- expliqué.
  • ¡Ah! ¿El capullo que no se dignó a echarte un polvo?- preguntó demasiado fuerte lo que provocó que las personas que viajaban a nuestro lado nos mirasen. Le golpeé en el brazo.
  • ¡No grites! y si, ese...
  • ¿Y qué quiere ahora?
  • Ya lo has visto, disculparse.
  • Pues que se vaya a tomar por culo porque ¿no vas a quedar con él, verdad?
  • No, no creo que vaya a quedar con él.- Llegamos a nuestra parada y bajamos.
  • Si quieres puedo pegarle.- me reí.
  • No hace falta, pero gracias.
  • O puedo hacerme pasar por tu novio y así se lo restriegas por la cara.
  • Eso tampoco hará falta.
  • ¿Por qué? ¿Crees que no puedo hacerme pasar por tu novio?- no me dejó contestar.- Pues creeme, lo haría estupendamente.
  • Eso no lo dudo, corazón.
  • Lo se todo de ti, seguro que colaría.- continuó él divagando como el tarado que era.
  • Alex no te engañes, no lo sabes todo de mi.
  • Se las cosas importantes, cuando es tu cumpleaños, tu comida favorita, tus pelis y libros preferidos ¡se hasta tu talla de sujetador!- me quedé quieta un momento.
  • ¿Cómo diablos sabes tú mi talla de sujetador?
  • Te he visto en bikini.- dijo como si esa explicación fuera suficiente.
  • ¿Y?
  • Es un don que tengo, sería capaz de decirte la talla de sujetador de la mayoría de tías que hay por aquí.- Me carcajeé, en serio, Alex estaba loco.
  • Eso te lo estás inventando.
  • No, es verdad. Tu tienes una 85 copa C si no me equivoco.- dijo mirando descaradamente mis tetas, yo me quedé estupefacta ¿cómo podía saber eso?
  • Me das mucho miedo.- él se rió.
  • Esa de allí - señalo a una chica con la cabeza, tenía tetas enormes.- No pasa de la 90 pero lleva relleno.

Y continúo con sus locuras hasta que llegamos a casa de Pol. Me pregunté si realmente Alex siempre estaba tan contento o era una fachada, des de que lo conocía no le había visto tener un momento de mal humor o en que estuviera serio o deprimido. Siempre, absolutamente todo el tiempo estaba de buen humor y preparado para bromear, salir de fiesta o pasarlo bien ¡a veces era agotador!

Pol nos abrió la puerta con una sonrisa pintada en su cara, parecía, obviamente, más contento de lo habitual. Tras un breve saludo Alex se metió en su casa llamando a Meri:
  • ¿Meri? ¿Estás ahí? ¿Estás vestida? ¿Puedes andar?- vociferó.- Anda, sal de tu escondite y ven a saludarme.
  • Alex no grites, Meri no está aquí.- le dijo Pol.
  • ¿Cómo qué no? ¿Y dónde está?- Alex se veía realmente desolado.
  • Va a venir ahora, ha salido hace un rato para verse con sus amigas.
  • Oh, bueno. Vale.- Meri no tardó en llegar, de hecho sólo habían pasado cinco minutos des de nuestra llegada cuando ella hizo aparición.- ¿Me has echado de menos?- le preguntó Alex antes de achucharla.

Mientras Alex la ahogaba entre sus brazos la analicé rápidamente. Meri era de estatura media y no podía considerarse que estuviera especialmente delgada, tampoco estaba gorda, simplemente le sobraban algunos kilos, aún así era atractiva. Lucía una larga y preciosa melena morena y cuando Alex la soltó vi que tenía una piel perfecta y unos bonitos ojos verdes. Realmente era guapa, muy guapa. Vestía de manera sencilla, con unos vaqueros, una camiseta negra con un estampado desgastado y una cazadora vaquera.
  • Claro que te he echado de menos.- le dijo a Alex.- No hay nadie como tu en Londres.
  • Nena, no hay nadie como yo en ningún otro sitio.- fanfarroneó Alex.
  • Y doy gracias por ello todos los días.- Dijo Pol.- Bueno Meri, ésta es Siena. Siena ella es Meri.- nos presentó. Nosotras nos dimos dos besos.
  • Es un gusto conocerte al fin.- le dije yo.
  • Lo mismo digo.- contestó con una sonrisa.- Estos dos idiotas hablan tanto de ti que ya estaba ansiosa.
  • A Siena le daba un poco de miedo conocerte.- Alex era un maldito traidor. Me pasó un brazo por los hombros mientras su enorme bocaza seguía soltando perlas.- Creía que le ibas a quitar los ojos o algo por pasar tanto tiempo con Pol.- Me solté de Alex con un codazo.
  • ¡Eres, eres!... arg.- no fui capaz de procesar un insulto mejor para Alex.
  • Encantador, lo sé.
  • Vete a la mierda.
  • No te preocupes Siena.- me dijo Meri.- Lo cierto es que al principio si que quería despedazarte, pero Alex me aseguró que no eras una buscona.
  • Eso también te lo dije yo.- dijo Pol.
  • Ya lo se cariño, pero si te echaras una amante no creo que me lo dijeras, así que tus explicaciones no me terminaban de convencer.
  • Bueno, cuando me eche una amante ya lo discutiremos.- bromeó.
  • En fin, me alegro de que Alex pudiera convencerte.- añadí.- Al menos ha demostrado que sirve para algo más que para incordiar.- A Meri le hizo gracia mi ultimo comentario.
  • Estoy aquí y aunque a vosotras no os lo parezca tengo sentimientos.- protestó Alex.
  • Oi, pobrecillo.- Le dijo Meri a Alex mientras le pellizcaba las mejillas como si fuera un niño pequeño.
  • ¿Qué hay para cenar?- preguntó Alex librándose de Meri.
  • Pizza.- anunció Pol.- y he comprado lechuga.- añadió orgulloso mirándome a mi.

Fuimos todos hasta la enorme cocina de Pol, siempre me preguntaba porqué al reformar la casa se había hecho una cocina tan grande si apenas la utilizaba, el caso es que nos sentamos entorno a la isla y Pol sacó de la nevera las pizzas precocinadas, encendió el horno y mientras se calentaba sacó unas cervezas para todos, me ofrecí a preparar la ensalada y mientras cortaba y limpiaba lechuga me reía de la conversación que Alex mantenía con Meri. Lo cierto es que ambos parecían ser igual de habladores y alegres, vi a Pol rodar los ojos más de una vez y también esbozar alguna que otra sonrisa involuntaria:
  • Eso estaba realmente bueno.- exclamó Alex al terminarse el último trozo de pizza.
  • Soy un chef estupendo.- Pol sacó pecho.
  • Cariño lo único que has hecho ha sido sacar las pizzas del envase y meterlas en el horno, si no llega a ser por Siena se te hubieran quemado.- Meri le reventó la burbuja a Pol.
  • ¿Cuándo dices que te vuelves a Londres?- bromeó él. Ella le gruñó y Pol la rodeó con sus brazos para darle un beso.
  • ¿No son adorables?- Me preguntó Alex.
  • Sí, creo que voy a tener que pincharme insulina.- dije con una sonrisa.
  • Te llevaré al hospital.- Alex siguió con la broma.
  • ¿Des de cuándo sois tan graciosos?- preguntó Pol.
  • Sabes que siempre lo he sido.- contestó automáticamente Alex.- Y Siena es una mina, lo que como no habías mojado des de que la conocemos no te dabas cuenta. 
  • No se porqué pregunto...- Pol desistió de seguir preguntando.
  • Lo cierto Meri es que cuando tu no estás su carácter es horrible, nunca le hace gracia nada.
  • Me pregunto por qué...

La sobremesa se alargó bastante pero finalmente Alex y yo nos fuimos, él había intentado convencer a la feliz pareja para que vinieran con nosotros a tomar al menos una copa, pero muy sabiamente decidieron quedarse en casa, era de saber popular que con Alex jamás era solo una copa. Nos despedimos de Pol y Meri:
  • Ha sido genial conocerte.- me dijo Meri.
  • Lo mismo digo.- le contesté sinceramente.- Espero que nos volvamos a ver pronto y que tengas un buen vuelo mañana.
  • Seguro que si, muchas gracias. Y cuida de estos dos.
  • Lo intentaré.- nos despedimos con dos besos.
  • No emborraches a Siena.- le decía mientras Pol a Alex.- cuida de ella y acompáñala a casa.
  • Que si...- le contestaba Alex con cara de sufrimiento.
  • Oye déjale.- le reprendí.- Soy lo suficientemente mayor para cuidar de mi misma.
  • No cuando este te da demasiado alcohol.- no pude replicar ante eso. Alex que en ese momento estaba achuchando a Meri respondió por mi.
  • Tranquilo, puedo prometer y prometo* que llevaré a Siena a su casa sana y salva.
  • Es lo que quería oír, y ahora largo de aquí. Tengo cosas que hacer.- dijo mirando a Meri, lo que le provocó una enrome carcajada a Alex.
  • Deacuerdo, pero recordad: Póntelo, pónselo.*

Como era aún bastante temprano Alex y yo fuimos a tomar algo en el bar que frecuentábamos siempre que salíamos por la noche. Era un local alargado y estrecho, con poca luz y seguramente hacía una eternidad que no limpiaban a conciencia, pero aún así era un sitio agradable dónde siempre había gente, la música era buena y los precios tremendamente baratos. Como venía pasando des de que salía con Alex y Pol, allí ya nos conocían, al entrar saludamos a algunas personas que conocíamos de vista y a otras que después de tanto coincidir en el mismo local se podría decir que eran algo más que conocidos:
  • Hola Siena, Alex ¿dónde está Pol?- nos preguntó Albert, uno de esos conocidos.
  • En casa.- contestó Alex.- Su novia ha venido de Londres así que...- Albert asintió con una sonrisa en señal de entendimiento.
  • Seguro que lo va a pasar mejor que nosotros.
  • Bueno- bromeó Alex.- Nunca se sabe como va a terminar la noche ¿verdad, Siena?- Pasó su brazo por encima de mis hombros.
  • No se tu, pero yo voy a terminar la noche en mi casa, sola.- le respondí mientras me deshacía de su brazo.
  • Se hace la dura.- le dijo Alex a Albert.- Pero en el fondo está loquita por mi.
  • Buena suerte con eso, tío.- Albert me sonrió con complicidad antes de irse Dios sabe donde.
  • ¿Qué quieres tomar?- me preguntó Alex.
  • Cerveza.- Alex chasqueó su lengua.
  • Creo que deberías probar el Jägermeister.
  • ¿Qué es eso?
  • Vamos a por unos chupitos, te gustará, créeme.
  • Lo mismo dijiste de la absenta.
  • Y te gustó.- en eso tenía razón, lo que no me gustó fue la resaca que tuve al día siguiente.- Pero tranquila, no tiene tanto alcohol.

Nos acercamos a la barra y Alex pidió unos chupitos de Jägermeister, bebimos y lo cierto es que el sabor no me gustó nada y así se lo hice saber a Alex, el puso cara de disgusto pero me pidió una cerveza, él tomó su primer Gin tonic.
  • Así ¿qué te ha parecido Meri?
  • Es muy maja, me ha caído bien.
  • Me alegro, aunque hoy estaba un poco rara.
  • A mi no me lo ha parecido.
  • Ya bueno, tampoco tienes con que comparar.
  • Cierto.
  • ¿Qué crees que le pasa?
  • No lo se, seguramente no sea nada y sean cosas mías, pero no se...no la he visto como siempre con Pol.- fruncí el ceño ante su declaración.
  • No se, Alex. Yo los he visto bien, puede que sea el factor Londres. La gente cambia cuando vive un tiempo lejos y con otra gente.
  • Tienes razón.- dijo esbozando de nuevo una sonrisa.
  • No se como serían antes, pero lo más probable es que estuvieran en la fase de que no existe nadie más, ahora Meri sabe que no es así. Se habrá dado cuenta que puede estar sin Pol pero eso no significa que no le quiera. Si no fuera así yo creo que ya lo hubieran dejado.
  • Que lista eres.- me dijo Alex.
  • Claro que lo soy.- hice el fanfarrón. Alex apuró su copa y me dejó sola mientras iba al baño. No había pasado ni un minuto des que se había marchado cuando alguien se sentó en su lugar, era un chico y debo reconocer que no era para nada guapo.- Lo siento, pero está ocupado.- le dije.
  • Lo se, aunque es una pena.- me dijo.- Soy Jose.
  • Siena.- le contesté, me pareció demasiado antisocial no contestarle.
  • Bonito nombre ¿puedo invitarte a una copa?
  • Gracias, pero estoy servida.
  • Entonces toma conmigo un chupito, a eso no puedes negarte.- sonrió.
  • Yo...no me apetece de verdad, pero gracias.
  • ¡Oh vamos! solo uno.- El tipo no entendía una negativa, se acercó demasiado a mi para mi gusto.
  • Oye te he dicho que no y agradecería que no invadieras mi espacio vital. A demás te he dicho que el sitio está ocupado.
  • Solo quiero invitarte a algo.
  • Pero te ha dicho que no, así que largo de aquí cansino.- Alex había vuelto.
  • ¿Tu quien eres? Estoy hablando con ella.
  • Si, pero resulta que te has sentado en mi sitio y estás acosando a mi novia. De manera que te largas por donde has venido o te daré tal paliza que en el único sitio que te sentarás será en la cama de un hospital.- Alex que normalmente lucía una sonrisa ahora daba bastante miedo, su gesto era claramente amenazador. El tipo pareció sopesar sus opciones.
  • Deacuerdo amigo.- se rindió.- No sabía que tenía novio.- Y se fue por donde había venido.
  • Gilipollas- murmuró Alex antes de volver a sentarse, aún así cuando me miró volvía a lucir su sonrisa.- ¡No puedo dejarte sola!- exclamó.
  • ¿Qué puedo decir? Soy un imán para imbéciles borrachos.
  • Ya lo he visto. Creo que es hora de tomar la última copa e irnos a otro sito.

Y así lo hicimos, esta vez Alex me pidió un vodka con limón que era lo que yo solía beber y él se pidió otro gin tonic. Otra de las cosas buenas, o malas según se mire, de salir con mis chicos era que jamás pagaba una copa. A veces me exasperaba un poco e intentaba pagar pero ellos solo rodaban los ojos, cuando sacaba mi monedero para pagar cualquiera de los dos era más rápido y pagaba por mi. Me quejé al principio y ellos hicieron caso omiso, su excusa era que ambos tenían más dinero que yo, Pol trabajaba y al no tener que preocuparse por el alquiler y conservar aún parte del dinero de su herencia decía que no iba a ser ni más rico ni más pobre; Alex estaba estudiando, como yo, pero por lo visto sus padres tenían una indecente cantidad de dinero.

Nuestra siguiente parada fue también uno de nuestros clubes habituales, bebimos, charlamos y cuando ambos fuimos lo suficientemente borrachos bailamos entre el resto del gentío. Alex habló con un par de chicas pero en ningún momento me dejó sola más de dos minutos, me lo pasé realmente bien porqué con Alex era imposible no disfrutar de la fiesta. Volvimos bastante ebrios a casa a las 5.30 de la mañana, hicimos el tramo des del metro a mi casa abrazados el uno al otro:
  • No me está gustando esto de acompañar a una chica a casa y que no vaya invitarme a subir.- me reí ante su comentario, también era cierto que llevaba varias horas riéndome de todo.
  • Sube si quieres pero vas a dormir en el sofá y no creo que a mis padres les haga mucha gracia encontrarte ahí.
  • Yo tampoco lo creo...en fin, buenas noches Siena.
  • Buenas noches y gracias por acompañarme.
  • No hay de que, tomate un ibuprofeno ahora y verás como mañana no tienes resaca.
  • Lo haré.

Alex se acercó y me dio un beso en la frente antes de irse a su casa, se despidió con la mano antes de volver la esquina. Sonreí y entré en el portal, tomé el ascensor y cuando estuve en mi rellano entré en mi casa lo más silenciosamente posible. Pasé por el baño y por la cocina donde hice caso al consejo de Alex y tomé un ibuprofeno, después fui a mi habitación donde me quité la ropa rápidamente y sin molestarme a ponerme el pijama me metí en la cama. Antes de que pasara un minuto estaba durmiendo.


*1Puedo prometer y prometo: Frase utilizada en la campaña de expresidente de España.
*2Póntelo, pónselo: Frase utilizada en una campaña publicitaria para concienciar a los jóvenes de la importancia del uso del preservativo.

Bueno, un nuevo capi que espero que os guste. Este mes estaré un poco liada con asuntos de la universidad pero intentaré ir subiendo cosas, si no de las otras historias de esta que es la que tengo más material nuevo. Besos, An.


7 comentarios:

karol dijo...

ann me encanta ENCANTA alex XD y pol aunque tenga novia ... no es de mala pero espero que terminen su relacion pronto jajaja .... esk yo quero un trio :C, suerte con tu Universidad , y espero capis!! saludos

Anónimo dijo...

Me encanto el capitulo como siempre, me lo paso pipa leyendo esta historia Alex es la monda.
Un besazo,Fati

Gely dijo...

Gracias An, adoro a Alex,me encanta su sentido del humor.

nair dijo...

Gracias x el capi!!! me gusto mucho, pero aun en mi mente pervertida me imagino un triangulo amoroso(trio) jajaj

yana dijo...

ME GUSTO MUCHO, GRACIAS!!! espero mas capis :D

aylu dijo...

gracias! quiero mas capitulos! :)

Anónimo dijo...

actualiza porfis!!!!! amo todas tus historias, no abandones a a las otras :/ síguelas están buenísimas! :D