viernes, 28 de diciembre de 2012

Capitulo 12. Sin título.


¡Mil perdones! Se que he tardado pero es que me he visto absorbida por la Navidad y no he tenido a penas tiempo para escribir. En fin aquí os dejo el capitulo, espero que os guste y que dejéis vuestros comentarios. Besos, An.


Me hubiera gustado asesinar al idiota que dijo que la Navidad era una época feliz. Me pasé casi todas las fiestas deprimida, cuando no estaba deprimida estaba borracha, como en año nuevo. Pasé el año nuevo con Alex y un grupo de gente al que a penas conocía, creo que me bebí hasta el agua de los floreros...¡Feliz año nuevo! El día uno me di cuenta de que no podía seguir así, yo no era una estúpida adolescente americana que se pasaba la película lloriqueando porque su novio, el capitán del equipo de rugby, la había abandonado. Decidí dejar a un lado el melodrama y seguir con mi vida, llamé a Natalia, a mis compañeras de clase y volví al mundo real. Los exámenes y trabajos que me faltaban por entregar me mantuvieron ocupada y distraída. Cuando Alex volvió oficialmente de sus vacaciones en familia pasamos la mayor parte del tiempo juntos, ya fuera estudiando en la biblioteca o en la calle como personas civilizadas, es decir, le prohibí durante un tiempo que me llevara a sitios donde servían alcohol. Alex también me mantuvo al día sobre Pol, supe por él que no se marchaba a Inglaterra hasta finales de enero y super también por él que realmente se fue.

Irónicamente el 14 de febrero encontré en un cajón, mientras buscaba un esmalte de uñas, los regalos de navidad de Alex y Pol, lo cierto es que se me había ido de la cabeza el tema de los regalos. Saqué los sobres del cajón y los dejé encima del escritorio, al menos podía darle el suyo a Alex.
  • Toma.- le dije más tarde mientras tomaba algo con él.
  • ¿Me das un regalo de San Valentín?- me preguntó juguetón.
  • En realidad es el de Navidad, me había olvidado que lo tenía.
  • No tienes que disimular, yo se que es de San Valentín.
  • Sólo ábrelo, Alex.- Él abrió el sobre, segundos después se descojonó.
  • ¿En serio me estás diciendo que tu regalo de Navidad es un curso de cocina?
  • Pol y tú coméis fatal porqué sois unos inútiles cocinando, me pareció una buena idea.
  • ¿Tenía que ir con él?- Yo asentí sacando el otro sobre idéntico.
  • Puedo ir contigo, si quieres...Al fin y al cabo está pagado.
  • Me encantará ir contigo.

Así fue como Alex y yo empezamos a ir a clases de cocina, resultaron ser realmente divertidas. Estábamos saliendo de las clases un viernes por la tarde cuando nos encontramos con Dante, no me había acordado más de él...me sentí culpable.
  • Ei- nos saludó.
  • ¿Dónde vas, bribón?- le preguntó alegremente Alex a modo de saludo.
  • Hola.- mi saludo fue mucho más tímido.
  • Hola.- Dante me contestó a mi, mirándome a los ojos de esa manera tan intensa que hacía que yo quisiera decirle que era suya para todo lo que quisiera hacerme.- Pues me voy a casa.- eso iba más dirigido a Alex.- he salido de trabajar hace un rato de manera que iré, descansaré y luego ya veremos ¿qué estáis haciendo vosotros por mi barrio?
  • Vamos a clases de cocina aquí cerca.- explicó Alex.
  • ¿Enserio?- Dante se descojonó.
  • No te rías, idiota. Es mi regalo de Navidad.
  • Se me hace difícil imaginarte en una cocina.- Alex ignoró el ultimo comentario.
  • Bueno ¿te vienes a tomar algo?
  • No se...- respondió Dante mientras sus ojos se dirigían de nuevo a mi.
  • Claro, vente.- me mostré deacuerdo con la idea de Alex.
  • Bueno, si insistes.- me guiñó el ojo.

Con ambos flanqueando mis costados caminamos hasta el bar decente más próximo, entramos y nos sentamos en la mesa más alejada de la puerta con tal de aislarnos del frío. Me encontré sentada al lado de la pared y de Dante, Alex estaba sentado frente a mi, pedimos unas cervezas e inmediatamente después Alex se levantó para ir al baño...Sabía lo que estaba haciendo el muy traidor, anoté mentalmente cortarle las pelotas más tarde,
  • Me he enterado de que Pol se ha ido a Londres.- comentó Dante.
  • Sí, veo que las noticias vuelan.
  • ¿Cómo has estado?
  • Bien ¿y tú?
  • Esperaba que me hubieras llamado la verdad, pero supongo que me lo merezco.
  • No soy tan vengativa.- respondí- Si no te he llamado es porque he tenido muchas cosas en la cabeza y mi humor no ha sido el mejor del mundo.
  • Entiendo ¿y cómo está tu humor ahora?- su mano se posó en mi rodilla.
  • Mejor, creo.
  • Entonces ¿te apetece cenar mañana conmigo?- Lo sopesé durante unos segundos. Había decidido dejar el papel de viuda amargada de manera que no vi ningún inconveniente en aceptar una cena con un chico que me parecía increíblemente guapo además de bastante divertido. También tenía la certeza de que no me haría ilusiones con él ya que todo el mundo me había advertido de como era.
  • Me gustaría mucho cenar contigo mañana.- le respondí.

La palabra histeria no podía describir como me sentía en ese momento ¿qué se me pasó por la cabeza para aceptar una cena con Dante? Había estado tranquila hasta que salí de la ducha y tuve que empezar a arreglarme, no tenía ni la más mínima idea de que ponerme, vestida con mi albornoz y una toalla en la cabeza hacía un cuarto de hora que estaba inspeccionando mi armario. Mi teléfono sonó, vi que era Alex:
  • ¿Por qué tu hermana me dice que estás histérica?
  • Por que lo estoy ¿por qué hablas tu con mi hermana?
  • Somos amigos en Facebook- se rió.- Pero dime ¿qué te pasa?
  • Pues que no se que ponerme.
  • Creo que Dante apreciaría que te presentaras en su casa con solo un abrigo y tacones.
  • Puede, pero es algo que no va a pasar así que deja de ver películas y vuelve a la realidad.- En ese momento mi hermana apareció en mi habitación.
  • ¿Es Alex?- preguntó.
  • Sí ¿desde cuándo hablas con él?- Alex escuchó la pregunta dedicada a mi hermana.
  • Desde el día D- se refería al día en que Pol me dijo que se iba a Londres.- Me iba a ir por Navidad y estaba preocupado por ti, así que soborné a tu hermana y ahora es mi espía infiltrada.- Alex contestó por ella.
  • A veces me das mucho miedo.
  • Tonterías... ahora deja que tu hermana te ponga guapa.

El muy idiota colgó. Era increíble la manera en que Alex nos mangoneaba. Como ordenó, mi hermana me ayudó a arreglarme y tras maquillarme y esas cosas, decidí vestirme de manera más informal...al fin y al cabo era sólo una cena y no quería que pensara que iba pidiendo guerra. Me puse unos vaqueros negros que no me los ponía demasiado ya que apenas me dejaban respirar y una camiseta del mismo color semitransparente, se podía adivinar mi sujetador pero de una manera bastante recatada. Escogí un blazer y botines de tacón. Antes de salir me  miré y remiré en el espejo hasta que mi hermana me echó a la calle.

Comprobé una vez más que esa fuera la dirección correcta y armándome de valor llamé el timbre. Me puse bastante nerviosa cuando Dante me dijo que la cena sería en su casa, no es que ir a cenar con él en un restaurante no fuera preocupante, pero en su casa era doblemente inquietante.
Una voz contestó por el interfono y yo dije quien era, me abrieron. Dante vivía en el primero de manera que subí por las escaleras, él estaba en la puerta esperando ¿se podía ser más guapo? llevaba vaqueros y un suéter rojo, fue gracioso verlo con unas feas zapatillas de ir por casa:
  • Bonitas zapatillas.- le dije cuando me paré enfrente de él.
  • Celebro que te gusten.- se inclinó para darme un par de besos en la comisura de los labios.- Estás muy guapa.- me dijo.
  • Gracias, la pesada de mi hermana se aburría y me ha transformado en su Barbie.
  • Pues celebro que se aburriera. Pasa y no te asustes...he limpiado un poco esta tarde pero puedes encontrarte cualquier cosa.

El piso de Dante no estaba sucio pero definitivamente había visto casas más limpias. Más que sucio era desordenado, había cosas por todos lados y todos los muebles, excepto el sofá, tenían pinta de tener tantos años como mi abuela. Como ya he dicho lo único nuevo que había ahí era el sofá y la tele, que era una enorme pantalla plana a donde estaban conectada todas las consolas de última generación.
  • Bueno, pues vivo aquí.- dijo él.
  • No se como puedes vivir con una tele tan pequeña.- respondí y él soltó una carcajada mientras se frotaba la nuca.
  • Eso fue más cosa de Manu que mía.
  • ¿Qué fue cosa mía?- preguntó Manu saliendo por una puerta.
  • La tele.- le contestó a su compañero de piso.
  • Lo fue pero me parece que no te opusiste en ningún momento.
  • No, la verdad es que no.
  • Hola, Siena.- me saludó también Manu con un par de besos mucho más castos que los de Dante.- No te preocupes que ya me voy.
  • No me preocupo.- contesté.
  • Qué mona eres...pero yo también he quedado.
  • En ese caso no seré yo quien te retenga.

Tras la marcha de Manu dejé mi abrigo y mi bolso encima del sofá y seguí a Dante a la cocina que para mi sorpresa era bastante nueva.
  • Se ve que los anteriores inquilinos quemaron la cocina así que el propietario tuvo que reformarla antes de volver a alquilar el apartamento.- me explicó Dante.
  • Pues tuvisteis suerte. Uno de mis compañeros de clase vive por la zona y el año pasado hizo una fiesta en su casa, la cocina se caía a trozos.
  • Sí, puedo imaginarlo. Me gusta este barrio pero la mayoría de las casas se caen de viejas.- Me apoyé al mármol de la cocina.
  • Entonces ¿qué vamos a cenar, chef?
  • Bueno, mi plato estrella es la tortilla de patata. O si lo prefieres he comprado unos raviolis...o también tenemos hamburguesas.
  • Todo suena genial aunque debo admitir que siento debilidad por los raviolis.
  • Yo también.- me contestó con una sonrisa. Él sacó una cacerola de uno de los armarios y la empezó a llenar con agua.- ¿Quieres tomar algo? Hay cerveza en la nevera.
  • La cerveza me viene perfecta.- Él cerró el grifo y tras poner la olla en el fuego sacó dos cervezas de al nevera, las abrió y me pasó la mía.
  • ¡Salud!- dijo mientras chocaba su botella suavemente con la mía.
  • Salud.- mis ojos vagaron por la cocina y me fijé en la pila de diarios y revistas viejas que había amontonados en una esquina.- Dime ¿quién tiene Diógenes Manu o tú?- Él vio lo que yo estaba mirando y se rió.
  • Debo confesar que yo, aunque toda esa pila es para tirar.
  • Imagino que si, porque no imagino para que puedes querer un periódico de hace dos años.- le dije mientras examinaba la fecha del primero del montón.
  • Para nada, pero los voy acumulando y cuando me decido a tirar algunos siempre son los más nuevos.
  • Entiendo.

Dante y yo seguimos charlando de banalidades mientras el preparaba la cena, yo le ayudé en alguna ocasión pero realmente no había mucho que hacer y el se desenvolvía con bastante soltura en la cocina. La cena transcurrió tranquila, fue divertida y lo cierto es que los raviolis estaban muy buenos. Insistí en que me dejara fregar los platos y tras unos segundos de discusión accedió, juro que no li vi venir, pero en cuánto el último plato estuvo limpio estampó sus labios contra los míos. Para mi satisfacción no me quedé tan embobada como la primera vez que me besó y fui capaz de corresponderle.
  • Creo que podría pasarme el resto de la vida besándote.- me dijo él.
  • Por mi adelante, no creo que me oigas quejarme alguna vez.
  • Podemos probar luego, si quieres. Pero primero el postre.
  • ¿Hay postre?
  • Pues claro ¿te gusta la tarta sacher?
  • Pues claro que sí. Soy una chica, me gusta todo lo que lleva chocolate.
  • Lo suponía.- me contestó pagado se si mismo. Luego sacó la tarta de la nevera, cortó dos porciones y me cogió de la mano para ir al salón. Nos comimos la tarta sentados en el sofá.
  • ¡Dios! Estaba riquísima. Aunque creo que le estás haciendo un flaco favor a mi figura.
  • Tu figura está perfectamente.- me contestó antes de abalanzarse sobre mi y empezar a besarme nuevamente.- Iba en serio lo de que podría pasarme la vida entera besándote.

Terminé tumbada debajo de él en el sofá. Nos besamos mucho sí, pero también hicimos otras cosas. Me puse nerviosa cuando él empezó a quitarme la ropa pero no pensé en decirle que parara ni un segundo. Dante era mi Kryptonita sexual y él definitivamente sabía lo que hacía. Era bueno, muy bueno. Estaba muy bien desnudo y por la manera en que me trató y por todo lo que me hizo parecía que tampoco tenía ninguna objeción sobre mi desnudo.
Lo hicimos una vez en el sofá y luego nos trasladamos en su cuarto donde lo hicimos una segunda vez de manera mucho más apasionada, me quedé tumbada bocabajo en su cama después de esa segunda vez:
  • Adoro tu flexibilidad.- me dijo él mientras pasaba sus manos a su antojo por mi cuerpo. Yo noté como subía la sangre a mis mejillas.
  • Bueno, yo nunca pensé que estaría tan agradecida de ser flexible.- le respondí volviéndome hacia él.
  • ¿No explotaron tu elasticidad tus otros amantes?- bromeó él.
  • No.- le dije al mismo tiempo que negaba con la cabeza.- No he tenido muchos amantes.- Con los chicos con los que me había acostado con anterioridad no habíamos explorado muchas posturas sexuales, lo cierto es que no habíamos pasado de un triste misionero, excepto con Pol que si nos habíamos aventurado un poco más.
  • Eso no puede ser ¿qué les pasa a los hombres de esta ciudad que no se acuestan contigo?- exclamó él fingiendo estar horrorizado.
  • Que son unos patanes.- tiró de mi haciéndome subir encima de él. Luego me besó.
  • Definitivamente son idiotas.- Le besé yo notando como reaccionaba al contacto físico.
  • Debería irme.
  • No me parece una buena idea.- me reí al ver su cara de indignación.
  • A mi tampoco, pero es tarde y últimamente mi madre está algo histérica.
  • No conozco a tu madre y ya la odio.
  • Creeme yo la odio más.- Dante me besó de nuevo e hizo todo lo posible para que yo me quedara un poco más.- Me encantaría quedarme pero en serio, no puedo.
  • De acuerdo.- aceptó finalmente resignado.- Esta vez puedes irte.- Me instó para que saliera de encima de él e inmediatamente después de salir de la cama me entraron ganas de volver a meterme dentro, con él. Era una pena dejarlo allí solo tan desnudo y apetecible.
  • ¿Crees que Manu habrá vuelto?- tenía que salir a buscar mi ropa que estaba esparcida por el salón.- Dante miró la hora en el despertador.
  • No lo sé, puede. Espera aquí, yo iré a por tu ropa.- Se levantó de la cama regalándome una preciosa vista de su trasero y tras ponerse unos pantalones de pijama salió de la habitación. Volvió tras un minuto y yo empecé a vestirme, él me miraba sin perderse detalle.
  • Me estás poniendo nerviosa.- le dije.
  • Es que estás muy sexy mientras te vistes.
  • Supongo que eso es un cumplido.- él se rió.
  • No me malinterpretes, te prefiero desnuda pero esto también es sexy.
  • Lo práctico todos los días delante del espejo.- bromeé.
  • La próxima vez que nos veamos espero que te desnudes para mi, sin duda eso si que será una delicia.
  • ¿Habrá una próxima vez?- No es que no me hubiera gustado estar con Dante pero había acudido a la cita con la convicción de que seria cosa de una sola vez.
  • Me gustaría que la hubiera si tu quieres.- yo me quedé callada.- No pasa nada si no quieres que nos volvamos a ver.
  • No es eso, es simplemente que había venido con la idea que esto era cosa de una noche, que no eres el tipo de chico que le gusta que las cosas se compliquen y con que nos volvamos a ver no quiero decir que se vayan a complicar, es solo que...
  • Tus amigos te habían dicho que follo con las chicas y luego adiós muy buenas.
  • Sí, eso...
  • He tenido de estas, no lo voy a negar. Pero también he estado con chicas a las que he vuelto a ver. He tenido novia. He tenido de todo...y si, es posible que no me gusten las complicaciones pero la cosa no tiene que ser complicada. Me pareces una chica muy guapa, sexy y jodidamente divertida ¿tan raro es que quiera volver a verte?
  • No, supongo que no.
  • ¿Entonces tengo tu permiso para llamarte?
  • No estamos en el siglo XIX, no necesitas mi permiso para llamarme.
  • Solo quiero asegurarme de que tu también estás de acuerdo en que nos volvamos a ver.
  • Estoy más que de acuerdo.- Me acerqué a él y le besé.- No me disgusta para nada.

Me fui a mi casa tras despedirme apropiadamente de Dante, al final llegué a casa muy tarde. Por suerte creo que mi madre no se percató de la hora que era, cuando me metí en la cama contesté un whatsapp de Alex preguntándome como había ido y tras decirle que todo bien, me dormí.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

No se si es por mi preferencia hacia pol, porque paso mucho tiempo y esperaba mas, u otra cosa, pero la verdad es qe qede con gusto a poco. Solo eso, aun asi.espero el prox capitulo con ansias, Besos c:

Gely dijo...

Vamos a darle a Dante una oportundad ;)
Gracias, espero ke tu agenda te de espacio para regalarnos mas pronto

Anónimo dijo...

bien vams avanzando

aylu dijo...

gracias x el capi!!!! quiero saber q pasara entre Dante, Siena y Pol!!!!!!

nair dijo...

me gusto mucho el capitulo! gracias, espero q el tonto de Pol se de cuenta del error q cometió :)

Anónimo dijo...

me encanto!!! gracias x el cap, Dante me cae bien, pero me enganche con Pol aunq se haya comportado como un tonto :/ espero q Siena le demuestre lo q vale

sara dijo...

gracias por el capitulo :) Dante también me cae bien, pero Pol es único, aun así se merece que Siena le de un merecido porque actuó como un reverendo idiota :)

Anónimo dijo...

capi capi capi