viernes, 31 de mayo de 2013

Alex.

No hemos llegado a los 10, pero bueno... os lo cuelgo igualmente porque estoy a punto de empezar exámenes y no se cuando voy a actualizar. Esta historia es sobre Alex aunque no empiece él la narración, espero que os guste este trozo.


No es muy buena idea hacer una mudanza en pleno Agosto y peor idea es pedirle a tus padres y a uno de tus hermanos que te ayuden. Había pasado la mayor parte del día escuchando quejas por parte de mi hermano y evitando que mi madre curioseara más de la cuenta, pero no podía quejarme porque su ayuda me había evitado llamar a una empresa de mudanzas y en ese momento no podía permitirme despilfarrar. Con 27 años y después de compartir piso desde mi época de estudiante con gente de lo más rara ―había vivido con una ninfómana, con un homosexual que cantaba ópera, un fumeta que no se inmutaba por nada, una ecologista que me echaba unas broncas horribles cuando no reciclaba correctamente, un tipo que no salía casi nunca de su cuarto y que yo siempre pensé que pertenecía a una banda terrorista y mi peor y último año con un cerdo que me acosó desde el primer día hasta que me largué,... todos eran raros y todos tenían en común que eran unos guarros― me había hipotecado y por fin iba a vivir sola.
El apartamento que había comprado no era muy grande pero estaba en un barrio agradable y la cocina y el baño estaban recién reformados, lo que me permitió dejarlo como nuevo con muy poco dinero. Era increíble lo que una buena limpieza, un poco de pintura y de papel pintado podían hacer. Yo me dedicaba a eso, era diseñadora de interiores y cuando terminé de limpiar, pintar y empapelar estaba de lo más encantada con mi nuevo piso. Mi problema vino a la hora de comprar muebles, tenía un presupuesto reducido y había tantas cosas bonitas que me hubiera gustado comprar... por desgracia tuve que conformarme con el Ikea, el Zara Home y tiendas similares, los únicos caprichos que me permití fueron un sofá vintage de cuero envejecido y la cama de hierro forjado, me costaron un ojo de la cara pese que conocía muy bien a los de la tienda (compraba allí a menudo para mis clientes ricos) y me hicieron un buen descuento.
― ¿Tenías que comprarte un ático?― Se quejó mi hermano mientras él y mi padre subían mi nuevo y caro sofá por las escaleras. Ambos habían estado más de 10 minutos intentando encajarlo en el ascensor hasta que reconocieron que no cabía y que tendrían que subirlo por las escaleras.
― No se para que vas tanto al gimnasio si después no puedes ni subir el sofá.― Le repliqué.
― También vas tu y no te veo subiendo ningún sofá. Esto pesa como un muerto.
― Si no hubieras insistido tanto en ir a comer los de la tienda en lugar de dejárselo al portero lo habrían subido ellos.
― ¡Porque dijeron que vendrían a la una! Eran más de las dos y no daban señales de vida, me estaba muriendo de hambre.
― Dejad ya de discutir.― Gruñó mi padre. El pobre ya no estaba para esos trotes.
― ¿Quieres que lo suba yo, papá?― Le pregunté.
― No estoy tan viejo.
― Pero estás mal de la espalda.― En ese momento un chico, muy mono debo decir, apareció subiendo las escaleras.
― Oh, hola.― Dijo.― Veo que hay atasco.
― Sí, lo siento. El dichoso sofá no entra en el ascensor.
― Ya... dímelo a mi que también tuve que subirlo así ¿queréis que os eche una mano?― Antes de que nadie pudiera contestarle me tendió la bolsa de viaje que llevaba colgada del hombro y se puso al lado de mi padre para ayudarle con el peso.
― Oye...― Iba a decirle que no hacia falta pero viendo con la rapidez con el que sofá empezó a subir no pude quejarme.― Gracias.― Añadí en cambio.
― ¿Para qué están los vecinos si no?― Después de unos minutos el sofá estuvo en mi rellano.― ¿Así, quién se muda?― Me preguntó mientras mi padre y hermano terminaban de entrar el sofá en el apartamento.
― Yo, me mudo yo.
― Genial.― Me dedicó una sonrisa moja bragas y en ese momento recordé que yo estaba hecha un desastre: sudada, sucia y con la ropa más fea del mundo.― Pues estoy ahí en frente si necesitas cualquier cosa.― Eso último fue una clara insinuación sexual que me hizo sonrojar.
― Esto...gracias, lo tendré en cuenta.
― ¿Vas a hacer una fiesta de inauguración?
― No lo sé, me ha costado demasiado dejar este sitio habitable para arriesgarme a que los bárbaros de mis amigos lo destruyan.
― Bueno, si al final la haces invítame. Si no también me conformo con una cerveza fría, ya sabes... por lo del sofá.
― Claro.
― Bueno hasta pronto, vecina.― Tras eso me guiñó el ojo y entró en su casa.
― ¿Quién era ese?― Me preguntó mi madre saliendo de la nada.
― Mi nuevo vecino.
― Necesitas un novio así, está como un queso.
― ¡Mamá!

Mi madre siempre estaba insistiendo en que me buscara un novio, lo que ella no sabía es que yo ya estaba viendo a alguien. El problema estaba en que no les podía presentar a mis padres a mi guapo novio francés, ni siquiera podía salir a cenar con él porque estaba casado. Nunca planeé enamorarme de un hombre casado, es más, unos años antes habría calificado a alguien en mi situación de estúpida y destroza hogares. No soy ninguna de esas dos cosas, se que lo mío con Pierre no tiene futuro, no creo que nunca deje a su mujer... y en cuánto a lo de destroza hogares yo no sabía que él tenía una esposa cuando empezamos a salir y para cuando me lo contó ya era demasiado tarde, estaba muy enamorada y para alguien como yo, que nunca se había enamorado fue imposible dejar de verle pese a que lo intenté.
Conocí a Pierre en el trabajo, es decir, yo llevaba un año en el estudio de diseño en  el que aún trabajo. Es un sitio bastante elitista en que no te dan nada sin haberlo sudado mucho antes o sin tener un apellido detrás, el caso es que después de estar un año dejándome los cuernos mi jefa me dio el trabajo de Pierre. Él era un parisino que quería abrir una enoteca y que había comprado un local antiguo muy bonito, pero que le estaba dando más problemas de lo que el pensó en un principio, por eso nos contrató. Harto de los problemas, pasé yo a ser la que debía buscar soluciones, eso significaba pelearse con los albañiles, con los de los permisos y diseñar y decorar todo el local. Todo eso en un mes y sin salirme un euro del presupuesto. Era mucho trabajo pero estaba entusiasmada por la oportunidad que por fin me estaban dando.
Al día siguiente debía reunirme con Pierre en su local, yo me vestí de manera muy profesional y fui a encontrarlo, esperaba que Pierre fuera un hombre de 50 años gordo y calvo, algo parecido a Gerard Depardieu pero me encontré con un hombre de 38 años, alto, moreno de ojos azules increíblemente guapo y con un acento que me hacía querer desnudarlo y lamer todos los rincones de su cuerpo. Decir que pese a que quería pasar el resto de mis días practicando sexo salvaje con él, fui muy profesional e intenté mantener las distancias aunque me di cuenta que yo también le gustaba, nunca he entendido muy bien el por qué, pero suelo tener éxito con los hombres. Es decir, se que tengo un buen tipo, no espectacular porque en un mundo donde no se llevan las curvas mi figura es curvilínea, pero uso una talla pequeña de ropa y estoy bastante tonificada por ir al gimnasio, pese a eso soy bajita y nunca he pensado que sea especialmente guapa, no fea pero ningún bellezón.
El caso es que Pierre empezó a coquetear conmigo y yo me encontré respondiendo a esos coqueteos, al final nos enrollamos la noche de la inauguración, en su despacho, encima del escritorio de madera que yo había elegido para él. Había un montón de gente al otro lado de la puerta pero Pierre me folló como nunca nadie había hecho antes. Después de eso seguimos viéndonos y para cuando me contó lo de su mujer ya era tarde, estuve un tiempo sin verle pero él insistió e insistió hasta que me rendí a él.
― Bueno, eso es lo último.― Dije después de que mi padre me ayudara a colocar el colchón en la cama.
― Ha quedado muy bonito, Liliana.― Solo mi madre me llamaba así, el resto de gente, por suerte, me llamaba Lili ¿cómo se le pudo ocurrir a esa mujer ponerme un nombre tan feo?
― Estará mejor cuando no haya cajas por todas partes.
― No hay tantas, es bueno que estos días hayas traído la mayoría de cosas y puesto en su lugar.
― Si.― Cuando terminé de limpiar, pintar y empapelar empecé a traer cosas. La cocina estaba ya totalmente lista, al igual que el baño. Solo me faltaba arreglar mi habitación, el vestidor, el salón y el pequeño cuarto de lavar. 
― ¿Seguro que no quieres que te ayudemos en nada más?
― No, ya habéis hecho suficiente. Gracias.
― En ese caso nos vamos que aún tenemos que llegar a casa.

Me despedí de mis padres y del idiota de mi hermano, visto que estaba sudada y asquerosa, decidí darme una ducha y seguir arreglando las cosas después. Tras la ducha me vestí solamente con unas bragas y una camiseta y me dirigí a la habitación para terminar allí las cosas. Me acordé de mi pobre gato, el Dr. Sheldon Cooper que llevaba casi todo el día metido en el transportín, lo saqué y yo alimenté, luego se dedicó a seguirme por todas partes.
Encontré rápidamente la ropa de cama gracias a haber marcado todas las cajas, puse sábanas, la colcha y coloqué los cojines. El Dr. Cooper subió a la cama y se dedicó a observar como yo empezaba a sacar mi ropa de las maletas, luego me dediqué a acomodarla en el vestidor que había improvisado. Mi habitación era bastante grande y luminosa, contaba además con un espacio separado por puertas blancas francesas, ese espacio bien hubiera podido servir para crear un pequeño despacho pero yo, con unas estanterías, un par de barras para las perchas y papel pintado lo había convertido en mi vestidor. Cuando terminé con el vestidor y la habitación, todas mis cosas estaban ya en su sitio, incluso los artículos de decoración y había pasado nuevamente el aspirador y la fregona, vi que se había hecho bastante tarde. Tenía cajas para tirar pero las aplané y las dejé al lado de la puerta para bajarlas al día siguiente, estaba apilando el resto de cajas en una esquina para no tener tanta sensación de desorden cuando llamaron al timbre, mi corazón dio un vuelco porque sabía que era Pierre y llevaba cinco días sin verle. Tras abrirle le esperé en la puerta y me colgué de su cuello cuando a penas había salido del ascensor, él me agarró del culo para poder sostenerme mejor y rodeé su cintura con mis piernas, nos estábamos besando apasionadamente cuando escuché un carraspeo detrás de mi.
― Vecina.― Me saludó divertido mi nuevo vecino. Pierre me dejó nuevamente en el suelo y entonces yo recordé que iba en bragas, con una camiseta que a penas cubría mi culo y no llevaba sujetador. Noté como me subían los colores.
― Buenas noches.― Fue lo único que pude contestar. Él hizo un gesto con la cabeza, me echó una mirada de arriba a bajo y desapareció escaleras a bajo.― Madre mía ¡que vergüenza!― Le susurré a Pierre. Él se rió de mi y me dio un beso en la frente.
― Así ese sabrá que estás pillada.― Luego me empujó dentro del apartamento y tras cerrar la puerta volvió a atacar mis labios. Noté que dejaba algo en el suelo y luego sus manos se colaron debajo de mi camiseta y otra dentro de mis bragas.― ¿Qué tal la mudanza?― Me preguntó mientras sus dedos hacían cosas que sin duda deberían ser ilegales.
― Horrible, he estado a punto de matar a mi madre ocho veces.
― ¿Las has contado?
― Ajá...― Pero por mi mente ya solo pasaban incoherencias. 
― ¿Por qué no me enseñas como ha quedado el dormitorio?

Pierre y yo fuimos hasta mi habitación sin dejar de besarnos, él me quitó la poca ropa que llevaba encima y yo le ayudé a quitarse la suya, después de unos segundos estábamos en la cama y él estaba envistiendo dentro de mi. Pierre era un amante excelente. Terminamos agotados y sudados, tras recuperar el aliento yo me subí encima de él y le besé, no de la manera sexual en la que le había besado antes, sino con calma.
― Te he echado de menos estos días.― Le dije sentada encima de sus caderas, mis dedos acariciaban su pelo mientras tenía la mirada fija en sus ojos. Él pasaba sus manos por mi espalda, llegaba casi hasta mi trasero y luego volvía a subirlas.
― Yo también a ti.
― ¿Qué tal París?― Él había estado unos días en París por negocios.
― Encantador, pero hubiera preferido quedarme, ya lo sabes.― Preferí no contestar nada a eso, había ido allí con su mujer y yo quería ignorar esa parte.― He traído la cena ¿tienes hambre?
― Mucha.
― En ese caso vayamos a cenar― Él se levantó de la cama sin soltarme y me llevó en brazos hasta la cocina, me dejó sobre la encimera. Luego volvió a salir para regresar con la bolsa de un restaurante.
― ¿Vamos a cenar desnudos?― Le pregunté divertida.
― ¿Qué hay de malo? Sabes que me gusta el nudismo.
― Estás loco.― Le dije besándolo. Él me sonrió y empezó a sacar la comida, era italiana, también sacó una botella de vino.
― ¿Tienes un sacacorchos?― Yo asentí.― ¿Dónde?― Yo le sonreí provocativamente y separé las piernas para poder abrir el cajón que había justo de bajo de donde me había sentado. Bajé mis manos paseándolas por la cara interna de mis muslos y abrí el cajón, él siguió el movimiento de mis manos con sus ojos. Gracias a nuestro estado de desnudez vi como empezaba a ponerse duro de nuevo.
― Lo tengo justo aquí.― Saqué el sacacorchos y se lo tendí.
― Vas a terminar por volverme loco.― Yo me reí ante su expresión torturada. Descorchó el vino y luego me preguntó donde guardaba las copas.
― No tengo copas.
― Ah, supongo que nos tendremos que conformar con un vaso.
― O podemos beber a morro.― Sugerí para molestarle. Pierre era genial pero a veces era demasiado finolis. Solo para incordiarlo un poco más di un sorbo de vino directamente de la botella.― Hmm, está bueno.
― A ver, déjame probarlo.― Me sorprendió que no me dedicara una mueca. Le tendí la botella y él derramó algo de vino encima de mis pechos, yo solté un gritito porque era algo que no esperaba. Se inclinó para lamer y chupar el vino que resbalaba por mi cuerpo.― Está exquisito.

Al final volvimos a hacerlo antes de cenar y para cuando nos comimos el risotto ya no quedaba vino. Ambos estábamos pegajosos y la cocina hecha un desastre pero nada de eso importaba, nos dimos una ducha y luego él se marchó. Limpié la cocina y fui a acostarme.

A la mañana siguiente me despertó el timbre la puerta, el de arriba, no el de la calle, extrañada me puse unos shorts puesto que había dormido en bragas y fui hasta la puerta, antes de abrir eché una ojeada por la mirilla, me topé con la cara de mi gato. Sorprendida abrí la puerta inmediatamente.
― ¡Buenos días, vecina! ¿Esto es tuyo?― Mi sexy vecino de enfrente llevaba en brazos a mi gato Sheldon que parecía amarle con locura puesto que estaba ronroneando felizmente.
― Sí― Respondí― ¿Cómo ha llegado a tu casa?
― Supongo que por el balcón trasero, lo dejarías abierto, yo lo tengo abierto... Tienes un gato explorador.
― Lo siento mucho, de verdad.― Me disculpé mientras cogía al gato de sus brazos.― ¡Sheldon! ¿Qué has hecho?― Reñir a un gato era algo inútil pero allí estaba yo, haciéndolo.
― ¿Tu gato se llama Sheldon?― Yo asentí― ¿Por el Sheldon de The big bang theory?
― En ese momento me hubiera gustado que mi mejor amiga y yo le hubiésemos puesto un nombre más normal al gato.
― Sí... en realidad se llama Dr. Sheldon Cooper pero responde ante Sheldon o Dr. Cooper.― Él soltó una carcajada.
― Bueno ¿me invitas a un café?
― Esto... sí, claro. Pasa.― No pude decirle que no ya que me había hecho ya dos favores.
― ¡Oye tu apartamento no parece el mismo que el mío!― Comentó después de un rápido vistazo.
― Solo he pintado y empapelado.
― Entonces creo que seriamente debo pintar.― Entramos en la cocina y se sentó en uno de los taburetes que tenía enfrente de la parte de encimera que funcionaba como barra para comer. ― Por cierto me llamo Alex.― Se presentó.
― Oh, vale. Yo soy Liliana aunque es horrible y todo el mundo me llama Lili.
― ¿Entonces cómo es que te has mudado aquí?― Me preguntó mientras yo empezaba a preparar el café.
― He estado muchos años compartiendo piso con gente rara y ahora que me va bien en el trabajo y que he ahorrado bastante he decidido decir basta a compartir con indeseables.
― Te entiendo ¿a qué te dedicas?
― Soy diseñadora de interiores. Trabajo en un estudio decorando básicamente casas para ricachones.
― Suena apasionante― dijo irónicamente.
― Eh, a mi me gusta. Me da rabia ver casas increíbles que se que jamás tendré pero a parte de eso es genial. ¿Tú qué haces?
― Soy médico, o algo así.
― ¿O algo así?― le pregunté mientras le servía el café.
― Terminé el MIR el año pasado, así que aunque teóricamente soy médico aún estoy un poco asustado. Ya sabes, mucha responsabilidad y eso... 
― Oh ¿en qué te especializaste?
― En oncología.
― ¿No es muy duro?
― No tanto como la gente se piensa― luego se río él solo― una vez mi mejor amiga me preguntó lo mismo ahora que lo pienso.
― ¿Ah si? ¿qué le respondiste?
― Que si alguien se moría por una cagada mía siempre le podía echar la culpa a la quimio.
― ¡Eres un bestia!
― Creo que su respuesta fue también algo así― y volvió a reirse― bueno Lili, gracias por el café. Ahora si me disculpas me iré a dormir.― Fue entonces cuando reparé en que él llevaba la misma ropa que la noche anterior cuando me había encontrado con Pierre.
― ¿Bebes café antes de acostarte?
― Creeme voy a dormir como un bebé.― Lo acompañé hasta la puerta.― Nos vemos pronto, Lili. Cuida bien de tu felpudito.― Eso ultimo lo decía teóricamente por mi gato pero sonó con un claro doble sentido.
― Eres un poco asqueroso, lo sabes ¿verdad?― Mi voz no sonó enfadada porque yo realmente no lo estaba. Aunque hubiera tenido que estarlo.
― Creo que tu y yo vamos a llevarnos muy bien.― Solo pude sacudir la cabeza y esperar a que entrara en su casa.

10 comentarios:

Karol dijo...

Me encanto !!!!! Tendremos mas Alex !!!! Creo que lo amo, le daría hijos !! XD , creo que esta historia será muuuuuuuuy interesante

Anónimo dijo...

Dioooos me enanta alex jajaajaja veremos k pasaaa continua con algun capi de alex plis jeje besos guapisimaa suerte con los examnes :D

Gely dijo...

Gracias An :D
Estoy ansiosa por saber de esta historia, me encanta Alex

aylu dijo...

jajajaj me encantaa!!!! la historia de Alex! espero mas capis!

sara dijo...

Gracias por el historia de Alex!!! Nuestro amado y pervertido Alex ;)
quiero mas capitulos...

Anónimo dijo...

Hahsgfahsha ohhh alex *-* qiero mas cap de el ! Jaja pero tbn saber de siena :c

Anónimo dijo...

OMG nuestro Alex! pliiiis actualiza pronto :)

nair dijo...

presiento que voy a adorar esta historia, porfi sube capitulo pronto

Anónimo dijo...

Vamos Ann sube cap , estoy muriendo de ansiedad aqui

Anónimo dijo...

Anda nena sube capi la ansiedad me corroe