viernes, 6 de septiembre de 2013

Verano. Cap. 23

Oiiiii, ya se que he tardado mil años pero bueno... el verano que no te das cuenta y pasa volando. Aquí está finalmente el capítulo y espero que os guste. Repito para quien aún no lo haya visto que a petición y consejo popular me hice una cuenta de wattpad: http://www.wattpad.com/user/Anrovi 
Como siempre espero que os guste y que dejéis vuestros comentarios. Besos, An.




El resto de festival pasó sin incidentes, me lo pasé bien pese a la sensación de culpabilidad por no decirle nada a Dante. Por otro lado, también estaba la tensión sexual entre Pol y yo... se me hacía muy difícil no tirarme encima de él y arrancarle toda la ropa y por la manera en que él me miraba, no se sentía de manera muy distinta a mi.
Los días de fiesta se terminaron y finalmente recogimos todo y emprendimos el viaje de vuelta, creo que no había estado nunca tan nerviosa. Me había resultado imposible seguir fingiendo con Dante y pese a que lo intenté, él ya sabía que las cosas no iban bien:
― ¿Te quedas en casa?― me preguntó cuando ya estábamos entrando en Barcelona.
― Es mejor que no, mis padres querrán verme y la verdad es que solo tengo ganas de una ducha en condiciones y de dormir en mi cama― le respondí. 
― Como tú quieras― fue su escueta respuesta. Poco rato después Pol, que había vuelto a conducir, detuvo el vehículo en la calle donde vivían Dante y Manu. Allí se bajaron ellos y Marc junto a Julia― ¿Entonces nos vemos mañana?
― Claro, te diré algo en cuándo vuelva a ser persona.
― Lo mismo digo― Entonces Dante me agarró de la cintura y me dio un morreo de esos que no deben darse en público― ¿Estás segura que no prefieres quedarte?― insistió.
― Siena ¿vienes o te quedas?― preguntó Pol desde el asiento del conductor en un tono nada amigable.
― Voy― contesté― Tengo que ir a casa. Mañana te llamo.

Cuando Pol arrancó nuevamente solo quedábamos él, Alex y yo en la autocaravana y Alex llevaba durmiendo desde que habíamos subido a nuestro medio de transporte. Me senté en el asiento del copiloto y esperé a que Pol dijera algo, pero no lo hizo y tampoco me miró. Se había cabreado por el beso y yo lo entendía perfectamente:
― Mañana cortaré con él― dije al fin― No te enfades, por favor.
― No estoy enfadado contigo― me contestó con voz calmada― Estoy cabreado conmigo mismo.
― ¿Por qué?― quise saber.
― Por haber sido un estúpido cuando me fui a Londres. Debería haberme quedado y seguramente nos hubiéramos evitado todo esto.
― No le des más vueltas a eso. Lo hecho, hecho está.
― Lo sé, pero es que me dan ganas de arrancarle la cabeza a Dante y sé que no es culpa suya. Si yo fuera él también intentaría hacerte cambiar de opinión.
― Lo sabe― dije. Pol asintió con la cabeza.
― Ayer tuvimos una pequeña charla, no quería decirte nada, pero bueno... no creo que vaya a ponerte las cosas fáciles mañana.
― ¿Qué te dijo?
― No mucho― dijo críptico.
― Oye, si has empezado a decírmelo termina.
― Es que no fue una charla― confesó― simplemente me dio un puñetazo.
― ¿Qué?― pregunté indignada― ¿No os podéis comportar como personas civilizadas?
― No me metas en el saco que yo no hice nada.
― ¿Te hizo daño?― le pregunté tras respirar profundamente. Busqué indicios de un golpe en su cara.
― No demasiado y deja de buscar en mi cara porque me dio en el estómago. Creo que se hizo más daño él que yo― me explicó.
― Bueno es que lo tienes más duro que una piedra― tras formular la frase me di cuenta de lo mal que había sonado.
― Siena...― pronunció mi nombre en voz baja y con frustración.
― Perdón, no ha sido mi intención― Estábamos detenidos en un semáforo y Pol me miró con tal intensidad que estuve a punto de lanzarme encima de él. Por desgracia, Alex se despertó de su criosueño en ese momento.
― ¿Dónde estamos?― preguntó con voz ronca haciendo que nos sobresaltáramos. 
― Yendo a dejar a Siena en su casa.
― ¿Ya? ¡Qué corto se me ha hecho el viaje!

Los chicos me dejaron en la puerta de casa y tras una apresurada despedida, ya que Alex me ponía nerviosa con su sonrisa burlona, subí rápidamente. Decirle a Dante que no podía ir a su casa porque mis padres querían verme y que yo solamente tenía ganas de dormir era tan excusa como verdad, al llegar estuve hablando un rato con ellos y tras una ducha en condiciones y algo de comer me metí en la cama durmiéndome casi al instante.

Al día siguiente no me desperté hasta pasado el medio día y estuve ocupada hasta la hora de comer deshaciendo mi bolsa y lavando ropa porque estaba claro que mi madre no pensaba hacerlo, no es que me importase poner a mi las lavadoras pero era otro acto de disconformidad hacia mi persona. Después de comer me duché y empecé a arreglarme, mientras iba tomando consciencia de la conversación que debía tener con Dante. Estaba terminando de pasarme un poco la plancha por las puntas cuando sonó mi móvil, era Ruth:
― ¡Hola!― la saludé con entusiasmo.
― Hola― me contestó― ¿Qué tal estás? ¿Qué tal por el FIB?
― Lo hemos pasado bien, aunque ya te contaré...
― Oye, mira no se como decirte esto con tacto así que simplemente voy a lanzarlo ¿vale?
― Mmm vale ¿te pasa algo, estás bien?― me quedé preocupada.
― Sí, estoy bien, no es nada mío― hubo una pausa― Dante se ha tirado a la puta de tu amiga Natalia― dijo del tirón. Yo me quedé un momento descolocada.
― ¿Qué?― solo pude decir.
― Ayer cuando llegasteis me llamó Manu así que cuando terminé de trabajar fui a dormir a su casa. El caso es que esta mañana Manu y yo nos hemos despertado con sonidos de sexo que venían del cuarto de Dante, creímos que estaría contigo porque bueno, eras como las once de la mañana y hemos pensado que habrías venido. Un rato más tarde, Manu y yo estábamos desayunando y ha salido la furcia de tu amiga medio en pelotas.
― Bueno― contesté― No es que no esperara que Dante se enrollara con otra, simplemente no pensé que lo hiciera con Natalia― estaba cabreada, no por lo que había hecho Dante pues supuse que quiso joderme antes de que yo le dejara, lo que me enfurecía era que lo hubiese hecho con Natalia, y en ese aspecto él había sido un cabrón, pero la auténtica hija de puta era ella.
― ¿Qué quieres decir?― me preguntó Ruth.
― Que voy a dejar a Dante y él lo sabe.
― ¿Por Pol?
― Mentiría si dijera que no es el motivo principal, pero también porque me he dado cuenta que aunque yo no estuviese enamorada de Pol, lo mío con Dante no va a ninguna parte.
― Que le vayas a dejar no es una excusa para que se acueste con tu mejor amiga.
― Natalia no es mi mejor amiga, he estado muchos años pensando que lo era pero no es más que una zorra celosa.
― ¿Qué vas a hacer?― me preguntó preocupada.
― Lo que tenía previsto a hacer, iré a casa de Dante cortaré con él y luego iré a follar con Pol hasta que ambos caigamos rendidos y al borde de la muerte― le provoqué una carcajada a Ruth.
― Suena como un buen plan.
― El mejor de todos.
― Pues llámame cuando te canses de follar y quieras ir a dar un paseo.
― Lo prometo.
― Por cierto, puede que le haya dado un par de bofetones a Natalia.
― Ruth...― en verdad me hizo bastante gracia que le hubiera dado una tunda.
― ¿Qué? Se lo merecía, y no he entrado al cuarto de Dante para cortarle la polla a rodajas porque Manu me ha sujetado.
― No lo dudo. Gracias.
― Cuando quieras.

Tras mi charla con Ruth le mandé un whatsapp a Dante para preguntarle si estaba en casa y cuando respondió que si salí para ir a hablar con él. No sabía exactamente que le iba a decir ni si en cuánto le viera me pondría furiosa, estaba bastante segura de que iba a salir toda mi mala leche pero con lo que no contaba era encontrarme con un Dante hecho polvo:
― Hubieras podido dejarme por teléfono― me dijo simplemente al verme. Estaba sin duchar e iba con unos pantalones cortos de chandal y una camiseta de estar por casa.
― Yo no quería que esto fuera así, Dante.
― Ya, ni yo... pero supongo que soy un capullo. Anda, pasa― le seguí hasta el salón, él se dejó caer en el sofá y yo me senté en la mesa de café enfrente de él.
― Tu orgullo te convierte en un capullo― le dije.
― Has hecho bien no enamorándote de mi, yo la hubiera jodido igualmente.
― Eso no es cierto. Realmente me hubiera gustado que lo nuestro funcionase... el mundo sabe que no eres perfecto, pero a parte de tus actos de despecho y de algunas dosis de malhumor, has sido bastante perfecto para mi aún cuando yo tampoco he sido lo que mereces.
― ¿Me hubieses dejado si Pol no hubiera vuelto?
― No lo sé, no te lo puedo asegurar pero creo que tarde o temprano sí. Sentimos cosas distintas y no hubiese sido justo para ti.
― Siento lo de Natalia.
― No quiero estar cabreada contigo, pero me pones las cosas muy difíciles.
― Lo sé, ha sido una gilipollez. 
― Me jode más por parte de ella, la verdad. Tú ibas a enrollarte con otra más pronto o más tarde, y entiendo que hayas preferido tirarte a otra antes de que tener esta charla, es cierto que hubieses podido escoger a cualquier otra, pero ella parece que haya estado todo este tiempo esperando la oportunidad para enrollarse con mi novio― el asintió.
― Llevaba un tiempo rondándome― admitió― desde la fiesta en cada de Pol― dijo el nombre de Pol con desprecio, supongo que había cosas que no podía evitar― me mandó un whatsapp ayer, si no no se me hubiese ocurrido invitarla a venir.
― Reconozco que no me sorprendo, siempre he preferido obviar lo que hacía.
― Al menos te he servido para algo― dijo sarcásticamente.
― Lo siento de verdad, Dante― me levanté― Espero que todo te vaya bien― me incliné y le di un beso en la mejilla.
― Realmente espero que lo tuyo con ese idiota fracase, pero por lo demás también espero que seas feliz.
― Dante...

Acordar mi ruptura con Dante no fue tan difícil como esperaba y me fui de su casa con la sensación de haberme quitado un gran peso de encima. Se que era un poco despreciable querer ver a otro inmediatamente después de una ruptura, pero en esos momentos solamente tenía ganas de ver a Pol. Le llamé para preguntarle si estaba en casa y me dijo que si. Tras decirle que iba para allá me preguntó por Dante y yo le conté que había terminado con él.
Me pasó algo curioso de camino al domicilio de Pol y es que empecé a sentirme mal, estaba afligida y pese que estaba segura de haber hecho lo correcto estaba triste y disgustada. Supuse que se me pasaría todo cuando viera a Pol pero en cambio llegué a su casa al borde del llanto y en cuánto nos encontramos se abrieron las compuertas de las lágrimas:
― ¡Lo siento mucho!― exclamé antes de que él pudiera decirme nada.
― Siena, me estás asustando ¿qué sientes?― Pol me había abrazado e intentaba consolarme.
― Estar llorando, se supone que esto no sería así.
― Cuéntame porqué estás llorando.
― No lo sé, estaba aliviada después de hablar con Dante y de camino aquí me he ido deprimiendo. Pero no es por ti― le aseguré.
― Bueno, me consuela que no sea por mi― manifestó― Pero es normal que estés así.
― ¿Tú crees?
― Aunque hayas sido tú la que ha roto con Dante es algo que también te afecta. De hecho me ha parecido raro que me llamaras tan pronto.
― Es que tenía ganas de verte― le razoné un poco más tranquila― y sigo teniendo ganas de estar contigo es sólo que me siento un poco mal.
― Oye no tienes que preocuparte por mi, te aseguro que entiendo que ahora mismo estés así. Vamos entra; llamaremos a Alex, te haré palomitas y cuando Alex terminé su interrogatorio haremos lo que tú quieras ¿vale?
― Vale― acepté. Le seguí al interior del piso y acomodada en el sofá con un bol llenó de palomitas esperé a que Pol llamara a Alex.― Pol― le llamé cuando colgó el teléfono― Sé que seguramente esto no es lo que más te apetece, y más después de estos días― con estos días me refería a toda la tensión que había entre nosotros― pero gracias.
― Estoy deacuerdo en que no, realmente no es lo más me apetece en este momento― y me dedicó una mirada que gritaba sexo― pero quiero que sepas que estaré aquí para ti, Siena. No solo para lo bueno, y aunque espero que tengamos más días buenos y de sexo desenfrenado que días malos― su confesión hizo que me ruborizara― voy a estar también aquí cuando te deprimas, te frustres, algo te vaya mal o simplemente tengas el día torcido.
― Mierda Pol― maldije incorporándome y rodeando su cuello con mis brazos para finalmente besarle. Lo último que me había dicho había provocado en mi un impulso irracional de besarlo. Él me devolvió el beso y fui muy consciente de sus manos en mi cintura― No deberías decirme estas cosas― le dije― ¿aún no te has dado cuenta de que en el fondo soy una idiota romántica?
― Bueno, el hecho de verte llorar con más de alguna película tonta me había levantado algunas sospechas― bromeó― pero lo que te digo es cierto, quiero que puedas contar conmigo. Que vuelvas a confiar en mi.
― Se que puedo contar conmigo y confío en ti.
― Eso no es del todo cierto, ahora mismo Alex es la persona en la que más confías― En eso Pol tenía razón― y es normal dado como ha ido lo nuestro, pero quiero que vuelvas a pensar en mi como en tu otra primera opción para deshaogarte o para buscar soluciones.
― No es que no confíe en ti― le expliqué― es solo que me he acostumbrado a hablar con Alex y pienso que no es muy justo hablarte a ti de lo que ha pasado con Dante. Creo que no es algo que quieras escuchar.
― Se que si la situación fuese a la inversa tu me escucharías pese a no querer oír según que cosas, así que te aseguro que no me importa. Puedes contarme lo que sea. Aunque si puedes evitar temas sexuales con otro tipo estaré agradecido.
― No es eso, así que tranquilo.
― Bien― Pol se sentó a mi lado en el sofá y pasó su brazo por encima de mis hombros― ¿entonces ahora hay algo que quieras contarme?
― No, Alex estará por llegar así que os lo contaré a los dos cuando llegue. Ahora quiero que me vuelvas a besar.
― Eso también me parece una buena idea― expresó antes de buscar mi boca con ganas.

Pero estar enrollándonos antes de que Alex viniera, aunque maravilloso, no fue la mejor idea del mundo. El ambiente se caldeó bastante en un lapso de tiempo muy corto, y cuando sonó el timbre fue una dura vuelta a la realidad. Para ese momento ambos nos encontrábamos ya tumbados en el sofá, yo estaba encima de Pol y aunque sus manos vagaban libremente, estaban la mayor parte del tiempo puestas en mi culo. Así que Pol tuvo que pedirme que abriera yo mientras él se encerraba en el baño para calmarse un poco. Me dirigí a la puerta mientras tiraba de mi ropa para asegurar que estuviera en su sitio y antes de abrir me até el pelo en una coleta para darme un aspecto más pulido, abrí convencida de que mi aspecto era normal:
― ¿Cómo has pasado de estar deprimida a estar morreándote con Pol?― ese fue el saludo de Alex.
― ¿Cómo lo sabes?― maldito Alex.
― Siena ¿te has mirado en el espejo?― él estaba de lo más divertido― si me hubieses llamado diciendo que no hacía falta que viniese lo habría entendido ¿o es que queréis qué nos montemos un trío?
― No seas idiota― Pol había salido del baño y parecía estar normal. 
― ¿Interrumpo?― le preguntó Alex.
― Tú siempre lo haces.
― Pensé que me queríais― dramatizó. 

Y mientras Pol y Alex mantenían una de esas conversaciones sin sentido fui al baño para mirarme en el espejo. No me extrañaba que Alex hubiera sabido nada más verme lo que Pol y yo habíamos estado haciendo, tenía los labios hinchados y la piel algo enrojecida por culpa de la barba de dos días de Pol, a él se sentaba de maravilla pero a mi me había dejado como un Cristo. Me mojé la zona con un poco de agua fría y solo pude desear que se fuera pronto la rojez, mientras me secaba las manos en la toalla descubrí que Pol también me había dejado un pequeño chupetón de regalo ¡maldito idiota! no había manera de que mi camiseta lograra ocultarlo, me solté nuevamente el pelo y volví al sofá donde ellos seguían haciendo el imbécil:
― Me siento como Harry Potter― dijo Alex, Pol y yo nos lo quedamos mirando esperando una explicación coherente.
― ¿Te ha llegado por fin tu carta de Hogwarts?― le pregunté al ver que no decía nada más.
― No, eso lo sigo esperando. Me refiero a que ahora que mis dos mejores amigos se han enrollado tendré que buscarme una novia, o algo.
― Estás chalado― le acusó Pol.
― Una pelirroja, Ginny Weasley siempre ha sido una de mis fantasías sexuales.
― Definitivamente estás enfermo― Alex ignoró ese último comentario y se dirigió a mi.
― ¿Cómo ha ido con Dante?
― Si dejo de lado que ayer por la noche se folló a Natalia solo por despecho, y porque ella es una puta sin corazón, bastante bien. Hemos mantenido una conversación civilizada― les dije sin rodeos.
― ¿Qué se ha follado a Natalia?― repitió Pol sin terminar de creérselo.
― Sí, me ha llamado Ruth para contármelo y Dante no lo ha negado― me levanté furiosa― y no es que no me moleste lo que ha hecho él, pero lo entiendo porque lo iba a dejar y él lo sabía y quería joderme, pero ¿cómo puede  ella ser tan sumamente zorra?
― No se porque te sorprendes― dijo Alex.
― En realidad no me sorprendo, en el fondo siempre he sabido como es, simplemente no quería verlo o quería creer que era mejor. Que podía ser una zorra tirándose a todo el mundo, pero que a mi no me haría una cosa así― me entró el llanto nuevamente.
― Me jode mucho no poder darle una paliza― se quejó Alex mientras Pol me abrazaba desde atrás.
― Ruth me ha dicho que le ha dado un par de bofetones― le contesté haciéndolos reír.
― Me hubiera gustado ver eso― aseguró Alex.
― A mi me gustaría dárselos yo― dije.
― Si quieres podemos ir a su casa― propuso Pol― aunque pienso que no vale la pena, Siena. Nunca la ha valido.
― Lo sé...― reconocí― lo se desde que os conocí.

Y era cierto, con Alex y Pol había conocido lo que era tener unos amigos incondicionales. Es cierto que con Pol la amistad había derivado hacia otra cosa, y habíamos tenido nuestros más y nuestros menos, pero en el fondo siempre había sabido que podía contar con él. Lo mismo pasaba con Alex, había sido mi paño de lágrimas y mi fuerza cuando lo había necesitado y me sentía muy agradecida por tenerlos.

Estuvimos en casa de Pol, primero consolándome y después animándome, finalmente estuvimos simplemente charlando y riendo como antes. Finalmente, después de mucho rato y de haber cenado unas pizzas que pedimos por teléfono, Alex anunció que se iba a casa:
― Bueno, creo que voy a irme― dijo.
― ¿Qué hora es?― preguntó Pol.
― Las 11.45, van a cerrar el metro.
― Entonces hablamos mañana.
― ¿Vienes o te quedas?― me preguntó Alex con una sonrisa burlona. Miré a Pol, a Alex y luego nuevamente a Pol que permanecía estoico.
― Creo que voy a quedarme― respondí al final. No tenía ganas, ni fuerzas para separarme de Pol.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Weeeeeee me hiciste caso en lo de wattpad jeje tambn vas a subir alli la de mis vampiros o continuar las otras?? Gracias gracias gracias besos :D

aylu dijo...

siiiiiii gracias x el capi!!! me encanto, Natalia puto zorra q se calienta con novios ajenos

Anónimo dijo...

gracias!! me emociona que estemos cerca del final de esta historia :D por suerte tenemos mas de Alex en la proxima :D

sara dijo...

OMG que capitulo fuerte, estamos cerquita del final creo, me muero por la historia de Alex, quiero ver como cae rendondito de amor jajaj

nair dijo...

GRACIAS
porfin Siena y Pol, ¡quiero la historia de nuestro prevertido Alex!