viernes, 18 de octubre de 2013

VERANO. FIN.


Bueno, creo que hemos llegado al final de "Verano" iba a escribir un capitulo y luego el epílogo y al final me ha salido todo junto y es que creo que ya no se podía alargar más (ni quería hacerlo), aún así no estoy del todo convencida de que el final haya quedado de la mejor manera, supongo que lo revisaré en algunos días. Aún así espero que os guste y que comentéis, en un par de días publicaré el siguiente capitulo de la historia de Alex (que no podía colgar para no hacerme espoilers) así que no me abandonéis! Besos, AN.


En cuanto Alex salió por la puerta un nuevo ambiente se hizo con el espacio, era una tontería ya que solo un par de horas antes Pol y yo nos habíamos estado enrollando, pero de repente me sentía tímida. No era capaz de mirarle a los ojos. Sin aún mírarle ni decir nada, cogí las ultimas latas de cerveza que nos habíamos bebido, la bolsa vacía de patatas que habíamos devorado y caminé hasta la cocina para tirarlo todo a la basura. Noté la mirada de Pol clavada en mi y tras cerrar la puerta del armario le devolví la mirada y le afronté:
― De repente estoy nerviosa― confesé incómoda― Y no sabía si querías que me quedara... no has dicho nada al respecto.
― Claro que quiero que te quedes― se levantó y vino hacia mi― pero no quiero que te sientas obligada. Y si no he dicho nada es porque supongo que también me he puesto algo nervioso― admitió frotándose la nuca con la mano.
― Es estúpido ¿no?
― ¿El qué?
― Que de repente estemos así, ni que nunca hubiese pasado nada entre nosotros.
― Bueno, siempre que ha pasado algo hemos estado bebidos― razonó.
― Cierto ¿saco más bebida?― bromeé.
― No― sonrió él― prefiero estar en mis plenas facultades.
― Oh bueno, vale― me rodeó la cintura estrechándome entre sus brazos y bajó su cabeza para darme un beso que yo recibí gustosa.
― ¿Sabes? No he podido volver a mirar esta encimera sin ponerme cachondo― dijo subiéndome a ella de nuevo.
― ¡Dios Pol!― exclamé― que bien ocultado tenías lo de ser un pervertido― pero no me disgustaba nada que lo fuera y para demostrárselo rodeé con mis piernas sus caderas.
― Al lado de Alex toda perversión que yo pueda tener queda ocultada.
― En eso llevas razón― ambos nos sonreímos y Pol me miró de tal forma que me desarmó, llevé mis manos hasta su nuca y lo acerqué a mi para besarlo― Se que es pronto, y probablemente te asustes y que solo son palabras, pero deberías saber que te quiero― le dije. Él me apretó más contra su cuerpo.
― ¿Pronto? Yo creo que debería haber dicho que te quiero hace mucho.

Otro beso y Pol me preguntó si quería subir, no hubiera tenido ni que preguntarlo pero supongo que estaba algo inseguro. Yo misma, después de que me ayudara a bajar de la encimera, le llevé escaleras arriba. Subía detrás de mi sin que nuestras manos se soltaran, mi corazón bombeaba deprisa, estaba nerviosa, era estúpida lo sé, pero quería que de verdad todo funcionara entre nosotros. 
No se en que momento fui a preocuparme, el sexo con Pol era la cosa más jodidamente increíble del mundo. Yo no recordaba que hubiese sido tan bueno la otra vez, lo había sido pero nada comparado a lo que había vivido con Dante. Esa noche, pero, descubrí que un Pol sobrio era capaz de muchas, muchas cosas. Me llevó al límite una y otra vez, me corrí tantas veces que perdí la cuenta. Pol era sexy, era dominante a la vez que considerado y ¡joder! era tremendamente generoso. No dormimos nada, estuvimos despiertos toda la noche, Pol me hizo el amor con delicadeza para después follarme de la manera más salvaje. No hubo descanso, al menos no para mi, creí que perdería el conocimiento porque no dejó de ocuparse de mi ni en los momentos que él necesitaba para recuperarse. Orgasmos, muchos orgasmos... no era capaz ni de pensar coherentemente. Pol colapsó contra mi espalda por enésima vez, se quedó un instante aún dentro de mi mientras recuperaba la respiración, su pecho estaba pegado a mi y sus brazos rodeaban mi cintura:
― Dios bendito, Pol― exclamé― o paramos ahora o no voy a poder sentarme en un mes― él se rió contra mi hombro, lo besó y rodó sobre si mismo para no aplastarme.
― Creo que yo tampoco podría seguir aunque quisiera― yo también me giré sobre mi misma y descansé mi torso sobre el suyo, le di un beso corto y aparté los mechones de pelo que caían sobre sus ojos.
― Gracias― le de dije.
― ¿Por qué?
― Por esta noche, ha sido increíble.
― Bueno, he hecho lo que he podido― me hizo gracia que pareciese un poco avergonzado después de todo lo que habíamos hecho.
― Yo diría que has hecho un poco más, eres increíble.
― Me estás avergonzando, Siena― pero él muy idiota estaba esbozando una sonrisa.
― Creo que te encanta que te lo diga.
― Solo un poco, pero no me lo repitas mucho o me lo creeré e iré por ahí con un ego tan grande como el de Alex.
― Entonces no te lo diré más, no podría lidiar con tanta testosterona y autoestima― ambos nos reímos.
― Ahora va a parecer que te lo digo por obligación, pero tú eres la maravillosa. He disfrutado muchísimo, Siena― me estrechó entre sus brazos y me besó.
― Vale, pero será mejor que no vuelvas a empezar porque si lo hacemos otra vez no voy a poder volver a juntar las piernas, nunca.
― Te prometí que haríamos el amor en todas las posturas conocidas y que incluso inventaríamos algunas más... aunque supongo que no tenemos que hacerlas todas la misma noche.
― ¿No las hemos hecho todas ya?― bromeé.
― Creo que quedan algunas que requieren equilibrismos que ahora mismo no me veo capacitado para realizar.
― Entonces dejémoslo para mañana, o pasado― añadí al moverme y comprobar lo mucho que me dolía todo.
― Me parece bien. Deberíamos dormir.
― Deberíamos ducharnos, estamos increíblemente pegajosos.
― Me gustas pegajosa.
― Eres un pervertido.
― Dime algo que no sepa.
― Melendi
 se llama Ramón― le dije antes de detenerme a pensar. Pol estalló en una sonora carcajada.
― Estás como una puñetera cabra.

Al final Pol y yo nos dimos una larga ducha antes de volver a la cama, esa vez para dormir. Creo que jamás me había dormido tan rápido ni había dormido tan agusto, tener el cálido cuerpo de Pol junto al mío era reconfortante.
La mañana, o mejor dicho tarde siguiente, desperté porque mi dichoso móvil no dejaba de sonar. Estaba envuelta por los brazos de Pol así que tuve que apartarlos y deslizarme por la cama hasta que di con mis shorts en el suelo, mi móvil estaba en uno de los bolsillos, vi que era Alex el que llamaba así que después de un suspiro decidí contestar:
― Hola.
― ¡Dios bendito!― exclamó él al otro lado de la línea― Os he llamado como 20 veces, creí que habíais muerto.
― No hemos muerto, estamos perfectamente gracias por tu preocupación.
― No es exactamente preocupación, es más bien aburrimiento.
― Oh ¿y qué quieres que hagamos nosotros?
― Que dejéis de follar de una vez y que vayamos a tomar algo por ahí.
― Alex...
― ¿Siena?― ¡Qué incordio de hombre! Iba a decirle a Alex que se fuera a la mierda cuando noté una lengua, la de Pol, pasar por mi nalga derecha. Por poco se me cae el móvil de la mano.
― ¿Qué estás haciendo?― le pregunté.
― Lamiéndote el culo, y ahora te lo voy a besar― y lo hizo, me besó el culo para después darle un mordisco.
― ¡Sois unos auténticos depravados!― se rió Alex, había olvidado que estaba al teléfono y maldije que tuviera tan buen oído.
― ¿Y lo dices tú?― le gruñí. Pol se tumbó a mi lado y me cogió el móvil.
― Alex ve a incordiar a otros― le dijo. Hubo silencio mientras escuchaba lo que Alex le estaba diciendo― No te incumbe― Pol rodó los ojos― No, nos hemos olvidado de ti.

Dejé de escuchar lo que Pol le estaba diciendo a Alex porque su mano, se abrió paso entre mis muslos y empezó a estimular mi clítoris. El muy sinvergüenza tenía los ojos clavaos en los míos y lucía una sonrisa mojabragas mientras me masturbaba, y le contestaba algo a Alex de vez en cuando. Perdí el norte y lo último que escuché era que Pol decía que tenía que colgar, después de hacerlo dejó caer el teléfono en algún lugar de la cama, me besó, separó mis piernas y me penetró. Gemí muy fuertemente pero no sabría decir si de placer o de dolor, probablemente de las dos cosas porque estaba bastante resentida, aunque era un tormento muy placentero.

Mas tarde Pol y yo hicimos el esfuerzo de abandonar la cama y de salir a la calle, yo debía volver a mi casa si no quería que mis padres montaran un 2 de Mayo
 y Pol decidió hacerle un poco de caso a Alex. Antes de despedirnos pero, fuimos a comer algo rápido porque estábamos a punto de desfallecer y Pol me acompañó hasta casa, la despedida en el portal fue larga ¿cuán difícil podía ser separar mis labios de los de Pol? Por lo visto mucho, finalmente él se fue después que uno de mis vecinos tuviera que carraspear para poder entrar en el edificio.
Como había previsto mis padres no estaban muy felices pero como les dije que había roto con Dante se mostraron más indulgentes, sobretodo mi madre que quiso que le contara que había pasado, mi padre en cambio solo frunció el ceño.
― ¿Por qué habéis roto Dante y tú?― quiso saber mi madre, me había seguido hasta mi cuarto después de que yo saliera de la ducha.
― Porque lo nuestro no iba a ninguna parte, es decir supongo que él a su manera si que me quería pero yo a él no.
― Bueno, es un chico guapo, pero muy mayor para ti ¿Es una ruptura definitiva?
― Visto que se ha enrollado con Natalia y que yo no le quiero sí, lo es.
― ¿Qué Natalia? ¿Tú amiga Natalia?― preguntó indignada.
― Ex amiga, y sí, la misma.
― ¿Es que esa niña no tiene vergüenza? ¡Y él! ¡Menudo imbécil.
― Sí, pero bueno, lo hizo porque sabía que lo iba a dejar. Dante es impulsivo y no tiene el mejor carácter del mundo, no le excuso pero lo entiendo.
― Vas a estar mejor sin él, y sin duda mucho mejor sin Natalia.
― Lo sé― en ese momento tuve la mala idea de quitarme el albornoz para empezar a vestirme.
― ¡Siena!― medio gritó mi madre escandalizada― ¿Se puede saber dónde has estado ésta noche?
― En casa de Pol― respondí poniéndome la ropa interior.
― ¿Y quién te ha dejado todas estas marcas?― tuve que maldecirme por estúpida cuando me miré en el espejo. Iba a matar a Pol, me había dejado chupetones por todas partes.
― Yo... esto...― no supe que contestar.
― ¿Cuál de los dos ha sido? ¿Alex o Pol? Y por favor no me digas que los dos porque me dará un infarto.― no se porque empecé a reirme― Siena...
― Si he dejado a Dante no ha sido solo porque no estuviese enamorada de él, supongo que siempre he estado enamorada de Pol.
― Y yo que creía que era un buen chico. Siempre he sabido que Alex era un bala perdida pero Pol, no me esperaba esto.― pero por una vez mi madre no parecía enfadada, es más deduje que estaba haciendo esfuerzos para no reír.
― Es un buen chico, mamá... Es solo que, habíamos estado negando lo que sentíamos por mucho tiempo.
― Bueno eso espero, porque como sea siempre así no vas a poder ir a la playa en lo que queda de verano― ahí a ella se le escapó la risa y yo aguanté mortificada.

Un mes después...
Un mes después parecía que la fortuna me sonreía por fin. Con Pol todo era maravilloso, es cierto que estábamos en esa primera etapa en que todo es bonito y que lo más abundante de una relación es el sexo, pero las dudas que habíamos podido albergar sobre si una relación amorosa entre nosotros podría funcionar se estaban desvaneciendo más y más con cada día que pasaba. Gracias a Alex conseguíamos abandonar el dormitorio (la encimera de la cocina, el suelo del comedor, la bañera e incluso la terraza) para volver al mundo real y hacer otras cosas, en ese aspecto comprobamos que cuando estábamos con más gente podíamos ser lo que siempre habíamos sido, amigos. Alex se reía mucho de nosotros y nos tomaba mucho el pelo pero estaba contento de que estuviéramos juntos y de que por fin los tres pudiéramos ir por ahí sin toda esa tensión que nos había acompañado desde que Pol había vuelto de Londres.
Además de todo eso, finalmente encontré trabajo, fue gracias a Ruth que se enteró de que el camarero que trabajaba en el bar de enfrente del suyo había sido despedido y que había un puesto vacante, ella a parte de avisarme a mi engatusó al encargado que ya estaba medio enamorado de ella y me adjudicó el trabajo. Obviamente no era el trabajo de mis sueño pero no estaba mal, era bastante entretenido ser camarera y era realmente satisfactorio contar por fin con mi propio dinero, aunque no fuese mucho.

Natalia, cuando consiguió reunir algo de valor, intentó ponerse en contacto conmigo. Accedí a quedar con ella solo para hacerle saber que podía irse directamente a la mierda, me desahogué agusto diciéndole todo lo que pensaba de ella y finalmente le dije que si me encontraba por la calle hiciera como si no me conociese, me fui de la cafeteria en la que nos habíamos reunido sin que ella hubiera pronunciado más de un par de oraciones. La verdad es que no necesitaba escuchar sus excusas. Durante un instante pensé que quizá debería haberle dado el beneficio de la duda, pero lo cierto es que no había excusa para lo que había hecho.

El tema que sin duda era más delicado y el único que me causó algo de mal estar fue Dante, por un lado Ruth me mantenía informada aunque yo no quisiera,  según Manu estaba bastante hundido y deprimido, nos contó, a mi incluida porque fuimos a tomar unas cervezas que tenía momentos en los que me dejaba por el suelo y afirmaba que era la puta más cruel que existía y al día siguiente lloraba por los rincones porque según él no volvería a encontrar una chica como yo. Me sabía mal que Dante estuviera así, pero supongo que es el proceso normal en una ruptura, Manu aseguró que se le pasaría tarde o temprano. Fue realmente incómodo cuando Dante me llamó, pasó en tres ocasiones, en las dos primeras estaba bastante borracho y como si fuera el Doctor Jekyll y mister Hyde, en la primera me insultó, en la segunda me pidió que volviera con él y en la tercera se disculpó, dijo que era patético por emborracharse y llamarme y que aunque no podía asegurarlo intentaría no volver a molestarme. 

Tres meses después...
― Entiendo que Pol tenga que estar aquí, pero desde que yo no tengo el beneficio de tener sexo contigo no se porqué me tienes aquí cargando muebles― se quejó Alex por quinta vez.
― Porque me quieres, adoras a Ruth y tú te ofreciste― le respondí.
― Ahora mismo no recuerdo haberlo hecho.
― Eso es porque estabas borracho― le respondió Pol.
― Diablos, antes era yo el que conseguía cosas de Siena cuando la emborrachaba.
― ¿Ves? he aprendido del mejor― besuqueé a Alex y él dejó de fruncir el ceño.
― Definitivamente has pasado demasiado tiempo conmigo... y con Ruth.
― ¿Qué hay de malo en qué haya pasado tiempo conmigo?― preguntó la aludida saliendo de la pequeña cocina de íbamos a compartir.
― La estás convirtiendo en una manipuladora, el otro día le sacó chupitos gratis al camarero enseñándole el canalillo ¡Eso no lo ha aprendido de mi!― los allí presentes nos reímos de los argumentos de Alex.
― Acabo de imaginarte con canalillo y ha sido una imagen de lo más desagradable― dijo Pol sacudiendo la cabeza como si quisiera eliminar la idea.
― Pol, deja de imaginarme en planos sexuales. Me haces sentir incómodo― le pidió Alex muy serio mientras Ruth y yo nos partíamos de risa.
― ¡Ven aquí, bribón!― Pol le puso morritos como incitándole a besarlo― Ven y te enseñaré lo que es bueno.
― Siempre he sospechado que se acostaban juntos, pero prefería mirar hacia otro lado― le dije a Ruth dramatizando y sacando unas cuantas risas más.

A ese ritmo no íbamos a terminar nunca de hacer la mudanza, había una furgoneta llena de muebles, cajas, maletas y demás aparcada en la calle y ese solo era el primer viaje subiendo trastos. Llevaba suficientes meses trabajando para poder irme de casa de mis padres y aunque hubo un pequeño momento en el que Pol y yo contemplamos la posibilidad de que yo me mudara a su casa decidimos que era demasiado pronto, en cambio Ruth y yo decidimos ir a vivir juntas. Encontramos un pequeño piso cerca del centro, es decir a tiro de piedra de los bares en las que ambas trabajábamos, estaba bastante bien conservado y el alquiler era asequible. Una visita al Ikea y algo de suerte recorriendo las calles el día de los trastos
 y lo amueblamos bastante decentemente, además mis padres fueron generosos y nos compraron una nevera y una lavadora, ya que el piso no tenía. Así que allí estábamos, haciendo la mudanza. 

Vivir con Ruth era genial, la convivencia era fácil y en cuestiones de hogar estábamos bastante bien avenidas, a parte de eso pasábamos largas horas charlando y haciendo el tonto, es decir, una noche, sin saber muy bien a que vino el cuento, terminamos llorando como magdalenas después de ver esa película de Richard Gere y un perro y luego hicimos galletas, al final terminamos disfrazadas de momias y solo dormimos un par de horas antes de irnos a trabajar. A parte de hacer el idiota un día si y otro también, nuestra casa parecía la boca del metro, cuando no estaba Pol esta Alex, o Manu, y si no estábamos todos allí. Pol se quedaba a dormir con bastante frecuencia y Manu también, Alex en cambio comía y cenaba en casa tan amenudo que empezó a meter dinero en el bote de la compra. No me quejaba, me gustaba tenerlos a todos allí, en especial a Pol aunque creo que los vecinos no estaban tan contentos. Si Ruth y Manu se convertían en los reyes del porno cuando estaban juntos, admito que nosotros no nos quedábamos atrás, pasé a dormir más noches en casa de Pol cuando el presidente de la escalera vino en plena noche a echarnos el sermón, hubiese sido menos bochornoso si Ruth no le hubiera abierto la puerta medio en pelotas mientras yo asomaba la cabeza envuelta en la sabana... Nos dimos cuenta de que os estábamos desmadrando un poco demasiado. Pol y yo empezamos a repartir las noches entre mi casa y la suya.

Pero había cosas que no cambiaban, una de ellas era la facilidad que Alex tenía para liarnos a todos y hacernos salir de fiesta, aún cuando yo había trabajado hasta tarde, y la facilidad que tenía para hacer que nos emborrachásemos, era uno de esos días. Llevaba en la mano mi tercera copa y solo hacía una hora que habíamos entrado en el club, estaba más que contenta y me encontré a mi misma hablando con unas chicas muy simpáticas mientras hacíamos cola para entrar en el baño, una de ellas estaba muy emocionada porque se había cruzado con un chico muy guapo y les decía a las demás que no sabía si ir a hablar con él, le animé a que fuese y luego una de ellas me prestó una barra de labios roja, cosas de esas que pasan en los baños... Cuando salí y fui a buscar a Pol y a Alex me entró la risa, la chica del baño estaba hablando con Pol. Él la miraba como quien mira a un cachorro abandonado pero negaba con la cabeza:
― ¿De qué re ríes?― preguntó Alex que había aparecido detrás de mi.
― De eso― y señalé con la cabeza a Pol y a la chica.
― Parece que empieza a estar asustado.
― Me la he encontrado en el baño, estaba muy emocionada hablando de un tío bueno con sus amigas y la he animado a ir a hablar con él, no pensaba que fuera Pol.― Entonces Alex también se rió.
― ¿Quieres que vaya allí y lo rescate?
― Déjale que sufra un poco más― envié a Alex a rescatar a Pol cuando la chica hizo intentos de besarle, él se escabulló y vino a mi encuentro.
― ¿Te parece divertido?― quiso saber― ¡Casi me violan!
― ¡No ha sido para tanto! Y tranquilo, ahora Alex la engatusará y te dejará en paz.
― No se si sentirme halagado por la confianza que depositas en mi o preocuparme. Un poco de celos estarían bien.
― Se lo loco que estás por mi― le dije pasando mis brazos por su cuello y juntando mi cuerpo por el suyo, él me rodeó con sus brazos la cintura inmediatamente, las manos fueron a mi culo.
― Lo estoy, pero creo que la falta de celos deja al descubierto una incipiente carencia de pasión.
― No creo que ese sea nuestro problema― le besé y él respondió con entusiasmo. 

Minutos después Pol me estaba follando en el baño, definitivamente la falta de pasión no sería jamás uno de nuestros problemas. Es decir, nunca me cansaba de hacerlo con Pol, yo le buscaba a él tanto como él a mi. Cada vez que lo hacíamos era diferente y genial, a veces incluso mágico. Y le quería, con locura, y cada día más. Como él me había pedido la confianza volvió, no solo en el ámbito amoroso, no tenía ninguna duda sobre su fidelidad pero además se había convertido en la primera persona a la que le contaba las cosas, si me había pasado algo bueno o malo, el pobre había pasado muchas horas escuchando lo idiota que era una de mis compañeras de trabajo... como él había pronosticado había días malos, pero los sorteábamos juntos. No creo que exista una pareja que no discuta, una que no se peleé y luego haga las paces de una y mil maneras, nosotros éramos una de esas, claro que discutía con Pol pero luego uno de los dos bajaba del burro a las pocas horas y todo seguía siendo perfecto pese a las pequeñas discusiones. Mirando atrás me arrepiento de algunas cosa que hice, y supongo que Pol hace lo mismo pero creo que lo nuestro pasó cuando tenía que pasar, ni antes ni después. Al fin y al cabo reconocer al amor de tu vida, a veces, puede costar un poco.
― ¿Es qué no podíais hacer esto en casa?― gritó Alex al otro lado de la puerta mientras picaba.
― ¡Alex vete! cinco minutos― le gruñó Pol. Yo me reí contra el hombro de Pol.
― Se suponía que habíamos quedado para salir todos juntos no para que vosotros os lo montarais en el baño― refutó. 
― Lo sentimos― contesté― cinco minutos y te juro que beberé todo lo que me des.
― Tsss― resopló― iré a vigilar que no os pille el segurata.
― Alex necesita una novia― me dijo Pol.
― Definitivamente, y la necesita pronto― respondí mientras Alex volvía a preguntar si ya estábamos.

¿FIN?

3. N/A: es otra forma de decir “montar un escándalo” y otras expresiones similares. Hace referencia al levantamiento producido el 2 de Mayo de 1808 en Madrid, fue una revuelta popular ante la situación política que había en ese momento. 

4. El día de los trastos es cuando la gente saca los muebles que quieren tirar a la calle y al final del día son recogidos por los servicios municipales. En Barcelona hay un día de la semana asignado a cada barrio y a veces se encuentran cosas en buen estado que la gente recupera de la calle y se las lleva a su casa.


4 comentarios:

Gely dijo...

A mi me parece bien el final ;)

aylu dijo...

adore el final!!!!!! y ahora a ponernos ansiosas con la historia de Alex


sara dijo...

GRACIAS! por esta bella historia! quiero la de ALEX :D

Anónimo dijo...

muchas gracias x esta linda historia, espero con ansias la de Alex, mi amor pervertido...