martes, 12 de enero de 2010

EL CASTIGO DE ERIS.


BUENO, COMO ESTABA ANSIOSA CON MI PROPIA IDEA HE ESCRITO EL PRIMER CAPITULO, AVER QUE OS PARECE. HE PENSADO QUE CON CADA CAPITULO SUBIR UNA FOTO DE UNO DE LOS PERSONAJES, A ERIS YA LA HABEIS VISTO POR LO QUE HOY LE TOCA A ARES. COMENTAD POR FAVOR!!


1.El Olimpo.


Otro día soleado en el Olimpo, el sol brilla, los pájaros cantan y los dioses se lo montan entre ellos. Ah si, me olvidaba...yo me muero de aburrimiento. ¿No podría haber tormenta algún día? Echo de menos los días en que podía bajar a la tierra a torturar humanos, provocar guerras y patear traseros...pero no, el estúpido de Zeus tenía que prohibírmelo.

Estaba en el Templo de mi hermano Ares ¿qué por qué estoy en su Templo? Fácil yo no tengo uno, consecuencias de ser mujer. Ares es mi hermano gemelo, Dios de la guerra ¿Y qué soy yo? Solo una diosa menor cuyo nombre ya nadie recuerda. Eso me cabrea, bueno en realidad todo me cabrea, pero este tema en particular me cabrea muchísimo, en los tiempos en que los dioses actuábamos como dioses yo era tan temida como Ares, provoqué tantas guerras y conflictos como Ares ¡pero solamente recuerdan su nombre porqué es un hombre!


Estaba cabreada por eso, por lo que terminé carbonizando una docena de pájaros cantarines ¿quién había decidido que el cantar de los pájaros era un sonido bonito? A mi me parecía horrible, el único sonido que provocaba emoción alguna en mi era el de dos espadas cruzadas. Para terminar de irritarme Ares entró en el templo con una estúpida sonrisa en su rostro:

  • Vaya, vaya hermanita ¿cómo tu por aquí, es que no tienes casa? Oh, espera...no, no tienes.- cabreada le lancé una descarga astral que él esquivó con maestría.

  • Eres un imbécil.

  • Oh, vamos Eris, no te enfades. Solamente disfruto cabreandote.

  • Pues lo consigues.

  • ¿Qué has hecho hoy a parte de carbonizar a unos pobres pajaritos?

  • Morir de asco.

  • Tu no puedes morir.

  • Sería mejor morir que seguir así.- mi hermano me abrazó. Él era el único que tenía permitido tocarme siempre.- hecho de menos bajar ahí y provocar algún conflicto realmente gordo.

  • Ai...-suspiró él.- mi bella y letal hermana ¿La paz no está hecha para ti, verdad?

  • Sabes que tampoco está hecha para ti si no fuera por mi estarías sufriendo el castigo por haber desencadenado la guerra de Iraq.

  • Tienes razón, gracias por sacarme de esa...papá es mucho mas blando contigo.

  • La próxima vez que quieras romper las reglas avisame y haremos algo mejor que esa chapuza a la que tu llamas guerra.

  • No te prometo nada. Y ademas ¿a qué llamas chapuza? ¿Qué me dices de Vietnam?

  • Eso fue divertido.

  • La verdad es que tu si sabes como pasarlo bien.

  • Oye, ya se que podemos hacer.

  • ¿Qué?- dijo él curioso.

  • ¿Damos una vuelta por los dominios de Hades?

  • ¿Estás loca? Aun me duelen los azotes de la ultima vez que nos pillaron allá abajo.

  • Oh vamos, puede ser divertido. Podemos torturar humanos indefensos o ¿quizá una pelea con el pobre Aquiles?

  • No insistas Eris, a demás papá quiere verte hoy en la cena.

  • Y un cuerno.- no, no pensaba ir a cenar con el gran jefe ni loca.

  • Me ha dicho que te lo ordena, que vayas o si no vendrá a buscarte él mismo.


Pegué un grito que resonó por todo el templo y me fui a mis aposentos batiendo todas las puertas a mi paso. Me encerré allí todo el día y me dediqué a afilar mis dagas favoritas.

Antes de la cena, Ares vino a mis estancias para comprobar que me estuviera arreglando, y si, lo estaba haciendo, sin ninguna gana, pero haciéndolo.

Zeus tenía la estúpida norma de que nadie podía entrar en su templo sin vestir túnica. Era un maldito viejo pasado de moda y yo odiaba el color blanco. Salí cuando estuve lista y vi que Ares no me había esperado de manera que puse rumbo a la “casa familiar”. Hubiera podido destellarme directamente allí, pero estaba intentando retrasar mi llegada.


Cuando entré en el templo de Zeus casi todas las miradas se posaron en mi durante unos segundos, no era muy común que yo me mezclara con los otros dioses, ellos sabían que los detestaba y los aborrecía y que con la mínima provocación les podía ocasionar un buen dolor de trasero, yo sabía que ellos me temían. Sólo había unos cuantos idiotas que se atrevían a desafiarme, entre ellos estaba Afrodita, que me guardaba rencor por igualarla en belleza, Eros, quien era el perrito faldero de Afrodita y disfrutaba mandándome olas de lujuria para que cometiera alguna estupidez como intentar meterme en los pantalones de Apolo (algo que conseguí) y por ultimo el mismo Apolo que no me dejaba en paz des de que nos habíamos acostado.

En cuánto Apolo me vio vino rápidamente hacía mi para decirme lo mucho que adoraba:

  • Eris, estás deslumbrante ¿me permites sentarme a tu lado hoy?

  • ¿Recuerdas que te paso la ultima vez que te sentaste a mi lado y te intentaste propasar?- el se estremeció al recordarlo y yo sonreí. La ultima vez que nos habíamos sentado juntos él puso su mano un poco demasiado arriba de mi muslo por lo que yo le arranqué las pelotas con mis propias manos. Mi padre encolerizó, pero la verdad es que no fue para tanto, lo dejaron como nuevo en unos segundos, de lo que si que estoy convencida es que le dolió.

  • Dejala Apolo, hoy está de mal humor.- dijo Ares que apareció de la nada.

  • ¿Sólo hoy?- preguntó Afrodita quien andaba cerca de nosotros.

  • Esa túnica te hace gorda.- fue lo único que le dije. Dicho eso me senté en el primer sitio que encontré en la mesa, pocos segundos después Ares se sentó a mi lado.

  • Creo que Afrodita se ha ido a llorar al baño.- dijo él riendo.

  • Bien.


La mesa fue llenándose poco a poco y el sitio a mi izquierda seguía estando libre, le tocó sentarse a mi lado al pobre Hermes ya que como siempre llegó tarde. Mi padre y mi madre entraron en la sala con majestuosidad y fueron a ocupar sus sitios en la mesa, mi madre, al pasar por detrás de mi acarició mi pelo y yo no pude evitar sonreirle, amaba a mi madre puesto que ella siempre había sido cariñosa conmigo y odiaba a mi padre por hacerla sufrir tanto.

La cena empezó tranquila con pequeñas conversaciones, mi madre hablaba animadamente con Hefesto mientras que mi padre se lo estaba pasando en grande con Dionisio, mi mal humor estaba de momento controlado gracias a que nadie me había dirigido la palabra, pero yo sabía que a la mínima iba a estallar, y ocurrió, mi padre se fijó en mi y tuvo que ridiculizarme:

  • Pero bueno Discordia, has decidido honrarnos con tu presencia.- yo odiaba mi nombre romano y él lo sabía.

  • Así lo has mandado ¿no?- le dije bastante controlada.

  • Já, pues ya te podría mandar a que te tiraras por un acantilado.- dijo Afrodita. Y pum, estallé, no pude contener mi ira y la mesa empezó a arder.

  • Eris, detén esto.- ordenó Zeus. Lo hice.- ¡Estoy harto de ti!- gritó enfadado.- vete de aquí, no quiero verte mas hoy.- empecé a caminar dispuesta a irme cuando la maldita Afrodita tuvo que hablar.

  • ¿Y a dónde va a ir si ella ni siquiera tiene un Templo?- dijo burlándose.


En un segundo le lancé una descarga astral que le dio de lleno y en dos me abalancé sobre ella golpeándola con mis puños, Afrodita tenía poderes, pero no era buena en la lucha, ella solo era buena para mirarse al espejo y asegurarse que su sombra de ojos hiciera juego con su esmalte de uñas, de manera que ella estaba debajo de mi recibiendo mis golpes, estaba tan concentrada en eso que no me di cuenta cuando unos fuertes brazos me cogían por la cintura y me separaban de ella, me disponía a soltarme con un cabezazo pero me inmovilizaron, ese solamente podía ser Ares. Escuché la voz de Zeus ordenandole a mi hermano que me sacara de allí, cuando me pude dar cuenta ya estavamos de vuelta al Templo de Ares.

Él me soltó de su agarre y yo le golpeé, le golpeé por haberme frenado cuando la zorra de Afrodita se merecía lo que le había hecho y mas, pero no, el muy estúpido de mi hermano seguía sintiendo un cariño especial por ella, como era de esperar Ares me devolvió el golpe y empezamos una pelea como ya era común en nosotros. Continuamos golpeándonos hasta que por accidente destruimos la nueva televisión de plasma que Ares había adquirido hacía solamente unos días (si, los Dioses amamos la televisión), entonces nos dimos cuenta de todo el destrozo que habíamos hecho y simplemente empezamos a reír.

Estábamos despatarrados por el suelo aun riendo cuando Hera, mi madre, se destelló en la habitación, se nos quedó mirando unos minutos con una mirada reprobadora hasta que finalmente dijo:

  • Tu padre está realmente disgustado contigo, Eris.

  • Vaya ¡que novedad!

  • Eris, esto es serio. ¡Has agredido a tu hermana!

  • Esa fulana no es mi hermana.- mi madre suspiró frustrada.

  • Tu padre está pensando seriamente en un castigo para ti. Pensaba intervenir a tu favor, pero yo también creo que necesitas suavizar tu carácter.

  • ¡Mi carácter está perfectamente!

  • Oh vamos hermana, tu sabes que estás amargada.- dijo Ares y yo le lancé una descarga astral que él esquivo fácilmente.- ¿ves cómo tengo razón?

  • Callate idiota.

  • Basta niños.- dijo Hera. Nosotros paramos por respeto a nuestra madre.- Eris, tu padre quiere verte mañana por la mañana para decirte cual va ser tu castigo.

  • Si no hay mas remedio...-Hera se destelló fuera del Templo.

  • Recoge todo esto.- dijo Ares.

  • Recogelo tu.

  • Tu has empezado esto.

  • Si, pero es tu casa.


Dicho esto me volví a mis aposentos dispuesta a darme un largo baño, en mis estancias se encontraban Fatiga y Olvido (en la mitología se dice que Eris dio a luz a Fatiga, Olvido, Hambre, Dolores, Combates, Guerras, Matanzas, Masacres, Odios, Mentiras, Discursos, Ambigüedades, Desorden, Destrucción y a Juramento, esta no es una historia fiel a la mitología pero como tampoco me quiero ir por las ramas he decidido poner a Fatiga y Olvido como dos de las sirvientas inmortales de Eris.) les mandé que me preparan el baño, de manera que cuando estuvo listo me desnudaron y yo me sumergí en la piscina ( http://hotelesydestinos.es/wp-content/uploads/2009/07/la_pleta_02.jpg ), estaba totalmente relajada cuando sentí unas manos encima de mis muslos, juro que ni lo pensé, solamente abrí los ojos y le estampe un puñetazo en la cara de mi acosador, luego me di cuenta de quien era, pero no me disculpé, yo jamás me disculpaba:

  • ¡Por Zeus, Eris, eso ha dolido!- me dijo él.

  • Eso te pasa por aparecer así.

  • Oh, perdona. El próximo día antes de venir te mandare una carta perfumada.

  • ¿Acaso te has convertido en una nenaza?

  • Yo no, pero tu eres una mujer y deberían gustarte estas cosas. A parte de tu obsesión por la ropa, los tacones de aguja y que te he visto desnuda no hay nada mas en ti que me haga pensar que eres mujer.

  • ¿Y si te susurro al oído que me gusta que me des duro mientras acaricio tu pecho no te hace pensar que soy mujer?

  • Oh Eris, si haces eso lo ultimo que hago es pensar.

  • Pues no pienses y ven aquí.- él se acercó y antes de que pudiera parpadear estaba devorando mi boca, nuestros cuerpos pegados, podía sentir su erección presionando mi cadera y sus manos masajeando mis senos.

  • ¿Esto es lo que quieres, Eris?

  • Oh, tu sabes muy bien lo que quiero.- y sin decir nada mas hizo que envolviera su cadera en con mis muslos y me penetró de forma salvaje, yo gemí.

  • Di mi nombre.- me dijo mientras me embestía.

  • Sabes que no lo voy a decir.- le dije entre jadeos.

  • Dilo.- y paró de moverse.

  • ¿Qué haces? Sigue.

  • No hasta que digas mi nombre mientras te hago mía.

  • Yo jamás seré tuya ni tampoco de ningún otro.

  • Pues entonces será mejor que me vaya.- salió de mi y también de la piscina. Se envolvió la cintura con una de las toallas negras que estaban preparadas para mi y con otra empezó a secarse.

  • ¿Qué coño haces? Vamos vuelve aquí y termina lo que has empezado.

  • No hasta que tu me correspondas.

  • ¿Qué te corresponda qué? Tu lo único que quieres es someterme mientras me follas y esto no va a pasar, jamás. Antes vuelvo a meterme en la cama con Apolo para hacer pasar este escozor.

  • Sabes que el guapito no te hará gemir como yo.

  • ¿Por qué? ¿Cómo lo sabes? ¿Acaso te has acostado con él?

  • Vete al infierno, Eris. Si cambias de opinión ya sabes donde encontrarme.- y se destelló fuera dejando solamente las toallas que le habían secado.

  • ¡Maldito Dionisio!- grité encolerizada.


Mi baño relajante no me había servido de nada, continuaba de mal humor y encima con escozor entre las piernas. No se porqué soportaba a Dionisio, bueno, si lo se, él era jodidamente bueno en la cama, un autentico fiera, él único que conseguía despertar todos mis instintos. Hacía unos 2500 años que me acostaba con él y todo iba bien hasta que él empezó con esa tontería de que dijera su nombre y de hacerme suya. De manera que discusiones como esas teníamos cada vez que nos veíamos íntimamente.

Con resignación salí de la piscina y me envolví con una toalla limpia, en mi habitación aguardaban Fatiga y Olvido para prepararme como siempre para dormir, Olvido cepillo mi cabello mientras que Fatiga me untaba el cuerpo con crema (seré una Diosa de la guerra y la destrucción pero sigo siendo mujer y estas cosas le sientan bien a una). Cuando terminaron simplemente me quité la toalla y me acosté desnuda cubriéndome con mis sabanas de algodón egipcio.


Por la mañana fui despertada por el maldito cantar de los pájaros y con el sol bañando mi piel. Maldito sol ¿podría estar nublado aunque fuera una vez al año? No claro que no...aunque lloviera en el Olimpo continuaba haciendo sol ¿No era Zeus al que le gustaban los rayos.

Ares entró en mi habitación vistiendo solamente una túnica y seguido por Olvido y Fatiga que le intentaban persuadir para que saliera de mi habitación, bueno, la verdad es que estaban mas aturdidas mirando el escultural cuerpo de mi hermano que nada, pero la intención estaba ahí. Como yo no pensaba prestarle atención a Ares me di la vuelta en la cama y me abracé a una de mis almohadas cerrando los ojos con la intención de seguir durmiendo. Ares llegó hasta mi cama y tiró de mis sábanas:

  • Eh,ten cuidado con eso ¡Es algodón egipcio!

  • Vamos, levanta, el viejo quiere verte.

  • Me importa una mierda, quiero seguir durmiendo.

  • Ares por favor, está desnuda.- dijo Fatiga.

  • Oh cielo, créeme, he visto antes mujeres desnudas.- le dijo Ares provocativamente.

  • Deja de flirtear con ellas.- le dije yo.

  • Pues levantate ya. Si no te llevo desnuda al templo de papi, seguro que a Apolo le encanta.- me estremecí.

  • No bromees con esto.

  • No estoy bromeando.- me levanté porqué tenía muy claro que mi hermano era capaz de eso y mas.

  • Trae una maldita túnica.- le dije a Olvido. Y me senté en mi tocador para que Fatiga empezara a peinarme, mientras tanto Ares se tumbaba en mi cama. Fatiga cepilló mi pelo mientras yo maquillaba mi rostro.

  • No entiendo porqué vosotras, las mujeres hacéis esto.- dijo Ares.

  • Es simple hermano. Para vernos hermosas.

  • Tu ya eres hermosa sin todo eso.

  • Lo se, pero no quiero que Afrodita se vea mejor que yo.- Ares soltó una risotada.

  • Eres perversa.

  • ¿Y te das cuenta ahora?

  • Sabes he visto desnuda a Afrodita y tu te ves infinitamente mejor.

  • ¿Vas a empezar a estas alturas con el incesto? ¿No hay demasiado incesto ya aquí?

  • Por Zeus, no, jamás me metería en tu cama.

  • Estás en mi cama ahora mismo.

  • Tu ya me entiendes.

  • Lo mismo digo, hermano.- Olvido volvió con una túnica y un conjunto de ropa interior en blanco...que aburrido.(http://www.intimissimi.com/#/Collection/ww09/18?lang=es) aunque se vería sexy en negro. Me vestí y encaré a Ares.- ¿Vamos?

  • Claro.


Nos destellamos al Templo de Zeus. Había ya varios Dioses por allí, Hermes que estaba informando de algo a mi padre, Atenea que estaba jugando a las damas con Poseidon, mi madre, Hera, que estaba al lado de mi padre, también estaba Dionisio al que le lancé una mirada envenenada, Demeter que como siempre estaba con Persefone(quien dice como siempre dice como seis meses al año las 24 horas del día) y por ultimo estaba Afrodita sentada al lado de Hefesto cuchicheando algo sobre mi, estoy segura.

Ares y yo caminamos hasta el trono de Zeus y entonces Ares se quedó ligeramente rezagado, me encaré a Zeus que mandó a Hermes retirarse y me habló:

  • Eris, Eris, Eris...ya no se que hacer contigo.

  • Puedes dejarme en paz y anular la orden de dejar a los humanos tranquilos.

  • Sabes que no voy a hacer eso.

  • ¿Por qué no?

  • Porqué la ultima vez que te dejé libertad de movimientos provocaste la segunda guerra mundial.- sonreí al recordar eso.

  • Eso fue porqué Ares provocó la primera, yo también tengo derecho a divertirme. Soy una Diosa de la destrucción ¿No esperarás que me pasé el día viendo como cantan los malditos pájaros? (vale, empezaba a estar obsesionada con los pájaros).

  • Silencio.- ordenó Zeus porqué Ares y Atenea estaban riendo.- Se acabó, ya no puedo mas de tu mal carácter, tienes a todos los demás Dioses atemorizados.

  • ¿Enserio?- pregunté orgullosa.

  • Tu hermano Ares también es un Dios de la guerra y él no anda todo el día metiéndose en líos.

  • Claro que no, porqué yo le sacó de ellos.- dije para mi misma.

  • Así, que he decidido- continuó Zeus.- enviarte a la Tierra. Eso no sonaba como un castigo.

  • ¿Podré patear traseros humanos y provocar guerras?

  • No, Eris, no me has entendido. Voy a enviarte a la Tierra y vas a vivir allí como una humana normal.

  • ¿Qué? Eso ni lo sueñes viejo.- Zeus encolerizó ante mis palabras.

  • Voy a bloquear tus poderes y solamente podrás volver cuando hayas aprendido a comportarte.

  • ¡No puedes hacer eso!

  • Si puedo hacerlo niña estúpida.

  • ¡Ares di algo!- dije exasperada.

  • Lo siento hermana.- dijo Ares.

  • ¡Mamá!

  • No Eris, lo siento. Yo pienso como tu padre.

  • ¡Eres un maldito bastardo!- le dije Zeus.


Y un segundo después él había desaparecido de mi vista y yo me encontraba en algún lugar en la tierra. ¡Maldito Zeus!




3 comentarios:

¡¡bamh!! dijo...

Hola, me a encantado el primer capitulo Iuuuf, Ares... :D

anna dijo...

no m importaria ir al infierno si Ares esta ahi .. buff q tio XD
me gusta la historia :D

Regina dijo...

an!!! ay mujer he estado un poco ocupada y tambien un pococ ausente pero aqui estoy de regreso y dejame decirte que estoy 100% segura de que amaré esta historia... comenzando con que estoy realmente obsesionada con la literatura griega... ademas que adoro tu manera de escribir!!

Dios ame los dos capis y me encuentro ansiando los proximos capitulos...

Te quierooooo locaa!!