miércoles, 2 de marzo de 2011

GUÍA PARA LA MUJER DEL SIGLO XX1.

CAPITULO 4.



Esa noche casi no le dirigí la palabra a Hugo. Me había cabreado y mucho. Cuando terminamos del bar llamé a Edu y me dijo donde estaban, habían ido a la discoteca que estaba cerca del bar por lo que llegué muy rápido. Pagué la entrada y me dispuse a buscarlos, Edu ya me había dicho a que zona estaban:

  • ¡Dani!- exclamaron al verme.
  • Hola, hola.- dije.
  • ¿Qué tal?
  • Demasiado serena para estar aquí.- contesté.
  • Vamos, te acompaño a por una copa.- me dijo Marta. Mi amiga de toda la vida.- Las dos fuimos hacía la barra.- ¿Qué te pasa? No tienes muy buena cara.
  • ¡Vaya! gracias.- le contesté sarcástica.
  • No es eso boba, tu siempre estás estupenda. Pero tienes el cejo fruncido y te saldrán arrugas.
  • Es solo que estoy de mala leche.
  • ¿Por cierto tío bueno que vive contigo?- preguntó.
  • Voy a matar a Edu, te juro que lo haré ¿por qué no puede callarse nada?
  • Solo me lo ha dicho a mi.
  • Me da igual, es un bocazas.
  • Bueno, pero ahora que ya se el tema cuéntame.- se lo iba a contar pero me vi interrumpida por el camarero. Me sirvió mi bebida y de vuelta con los demás le conté lo ocurrido.- Ai, pues no te tortures, pasó, según tu fue un gran polvo y si él le quiere poner los cuernos a su novia no es tu problema, tú no lo sabías.
  • Pero lo se ahora.
  • Vale, ahora lo que tienes que hacer es mantener estás piernas bien juntitas.
  • Si y las manos quietas.- añadí.
  • Correcto, pero solo cuando estés con él, porqué ahí hay un buenorro que no deja de mirarte.
  • ¿Dónde?


Y si, el tipo que me miraba estaba muy bueno. No era mi tipo, ya que estaba demasiado cachas, a ver, no era un culturista, pero se veía que hacía algún deporte y que cuidaba su cuerpo o simplemente se debiera a que era sueco. Su nombre era Lars o algo así, y como era de esperar de un sueco era alto, rubio y tenía los ojos azules (http://images2.fanpop.com/images/photos/7900000/Alexander-Skarsg-rd-alexander-skarsgard-7963366-384-576.jpg ). Estuve hablando con él, gracias a que el tipo hablaba español ya que vivía en Barcelona. Me dijo que tenía 33 años, que era de Estocolmo, que estaba aquí hacía 4 años y era profesor en la Universidad de Barcelona.

Total, que en algún momento de la noche empezamos a besarnos y me terminé yendo con él a su casa. Una casa preciosa, por cierto.


Estaba durmiendo muy agusto, la cama era blandita y las sábanas se sentían bien contra mi piel, pero alguien empezó a sacudirme ligeramente para que me despertara:

  • Déjame, Edu.- dije.
  • Tu móvil ha estado sonando.- dijo una voz y un acento que definitivamente no eran de Edu. Abrí los ojos de repente. Y allí, sentado al borde de la cama había un sueco medio desnudo de metro 90.
  • Lo siento.- me disculpé.- No lo he oído.
  • No importa.- dijo con una sonrisa y pronunciando fuerte la r- te dejaré sola para que puedas llamar.
  • Gracias.


Y salió de la habitación para darme intimidad. ¡Eso era una espalda señoras y señores! Rebusqué mi móvil por el bolso, que estaba en el suelo junto con el resto de mis cosas y vi que tenía tres llamadas perdidas de mi madre ¿cómo se podía ser tan pesada? Le llamé y ella me dijo que debería estar a las dos en casa, su casa, para comer. Cuando colgué miré que hora era y vi que eran las 12.30 por lo que tenía que darme prisa.

Me levanté de la cama y me medio vestí, me puse la camiseta y las bragas. Salí en busca de Lars y lo encontré nada mas salir del cuarto, estaba sentado en la barra de la cocina tomando café y tostadas:

  • Buenos días.- le dije.
  • Hola ¿estás ya despierta?
  • No del todo, pero mas despierta que hace cinco minutos.
  • ¿Quieres un café?
  • Por favor.- me puso uno.
  • ¿Leche?- asentí con la cabeza.
  • ¿Te importa que use tu baño?- le pregunté después de beber mi café.
  • Claro que no, te traeré toallas limpias.
  • Gracias.


Entré al baño y casi me da un patatús, estaba espantosa por lo que procedí al plan de emergencia, abrí mi bolso y empecé a sacar el kit de supervivencia. Chicas, si salís de fiesta en el bolso siempre tenéis que llevar: toallitas desmaquilladoras, peine, desodorante y algo de maquillaje, es decir, polvos y lápiz de ojos como poco, yo también llevo rimmel y barra de labios.

Me quité la pintura de la cara, puesto que estaba corrida y me metí en la ducha, me duché rápidamente, me envolví en dos toallas y me maquillé nuevamente. Con el pelo tenía poca cosa que hacer de manera que me lo sequé lo mejor que pude con la toalla, me pasé el cepillo, me lo volví a secar y lo volví a peinar, después me lo recogí en un moño y me vestí. Me miré en el espejo y estaba bastante decente.

Cuando salí del baño fui a despedirme de Lars:

  • Bueno, me voy ya.- le dije.
  • Si quieres puedo llevarte.
  • No hace falta, solo dime donde queda el metro.
  • Insisto.
  • En ese caso, gracias.
  • Espera aquí.


Se fue un momento a la habitación y volvió vestido completamente y con dos cascos. Bajamos a la calle y me llevó en moto hasta mi casa:

  • En fin, gracias por traerme.
  • No hay de que.- me quedé sin saber que decir, pero fue él quien habló.- Me gustaría volver a verte.
  • Estaría bien, sí.- le dije por decir algo.
  • ¿Me das tu número de teléfono?
  • Claro, apunta.- le di mi número.
  • Te llamaré.
  • Espero que lo hagas.- lo cierto que el chico era majo, y no me iba a disgustar volver a quedar con él.


Me despedí de él con un suave beso en los labios y subí a casa. Me cambié rápidamente de ropa, ropa interior limpia, medias negras, una falda de tablas roja del Zara que era de cintura alta(http://www.zara.com/webapp/wcs/stores/servlet/product/es/es/zara-S2011/61138/238524/MINI%2BFALDA%2BTABLAS), una camiseta negra de licra por dentro de la falda y mi blazer negro. Fui al baño y me sequé el pelo, como quedó bastante mal me lo planché y me hice una trenza en un costado. El maquillaje estaba bien así que fui a por el bolso y me puse unos zapatos, rojos de ante y aunque eran de tacón, el tacón era cuña por lo que eran muy cómodos.


Cogí las llaves del coche y llegué a casa de mi madre diez minutos antes de la hora acordada. Mi madre me recibió como siempre, con un beso y una mirada analítica:

  • ¿Qué?- le pregunté exasperada.
  • Nada, solo que estás muy delgada.
  • Bien, para eso voy al gimnasio.- creo que mi madre decidió ignorarme.
  • ¿Qué tal el trabajo?
  • Pues como siempre, en la tienda bien, estamos como en todos sitios, con menos gente que nunca, pero como es una franquicia, no se van a arruinar.
  • Yo solo sufro por si empiezan a despedir gente.
  • Somos menos, pero si despiden a alguien no creo que sea a mi.
  • ¿Y el bar? No me gusta que trabajes por la noche.
  • ¡Mamá ni que fuera puta!
  • No lo digo por ti, lo digo por la gente que viene, con lo guapa que eres seguro que siempre tienes pesados encima.
  • Si, y los ignoro ¿vale?- le dije furiosa. Siempre que la veía sacaba el mismo tema, estaba ya harta.- Por suerte sonó el timbre antes de que la mandara a paseo.


Eran mi hermano, su mujer y mi sobrina, como era de esperar. Paulita vino corriendo hacía mi en cuánto me vio, yo me agache para cogerla en brazos. La llené de besos y luego dejé que fuera a saludar a mi madre, yo saludé a mi hermano y a mi cuñada:

  • ¿Qué pasa, enana?- me dijo mi hermano a modo de saludo. Él me diría siempre enana aunque cumpliera los 40.
  • Tengo resaca, así que no grites.- le dije.
  • ¿Qué hiciste anoche, eh, eh, eh?- ¿he dicho ya que Axel es insoportable?
  • Deja a tu hermana en paz.- le dijo Elena, su mujer.
  • Por fin alguien que me entiende.- saludé a mi cuñada con dos besos.


Mi madre como siempre empezó a sermonearnos a todos, a mi con lo del trabajo, a hermano y a su mujer que deberían dejar de vivir de alquiler y comprar un piso. Después continúo conmigo y en que gastaba demasiado y que cómo mi sueldo no era para tirar cohetes - eso fue una indirecta, porqué aunque aceptó que no estudiara mas siempre me lo tiraba en cara.- debía dejar de comprar tanta ropa y meter el dinero en una cuenta a largo tiempo.


No es que mi madre fuera mala madre, o mala mujer, simplemente es que era muy pesada. En ocasiones me daba pena, ella estaba muy sola, vivía solo para su trabajo y siempre estaba ahí para nosotros. Había veces en que me planteaba ir a verla mas seguido, pero siempre que estaba mucho tiempo con ella terminábamos discutiendo.

La comida terminó y mi hermano anunció que ellos se marchaban, yo por el contrario decidí quedarme un rato mas con mi madre. Le ayudé a recoger y fregar los cacharros:

  • ¿Quieres hacer algo esta tarde?- le pregunté.
  • ¿Cómo qué?
  • No se mamá, podemos ir al cine, o a dar una vuelta por el Maremagnum.
  • Da igual cariño, seguro que tienes cosas que hacer.
  • Ui si, muchas, ir a casa y hablar de hombres con Edu. Venga mamá ¿hace cuando no te compras ropa? Siempre vas tan seria.
  • ¿Cómo quieres que vaya? ¿Cómo tu?
  • Eh, yo voy siempre monísima.- bromeé.
  • Si, pero tu tienes 25 años y yo 52.
  • ¡Como Sharon Stone! y ella siempre va divina.
  • Yo no me he operado como ella.
  • ¡Mamá, basta! No quieras hacerte vieja antes de cuenta. Así que vamos a salir y a renovar tu armario.
  • Bueno, pero nada demasiado extremado.
  • ¡Que no! ¿Pero sabes qué?
  • Creo que necesitas un novio.- mi madre se echó a reír.
  • ¿Y qué me dices de ti?
  • ¿Qué pasa conmigo?
  • Que eres tu la que necesita un novio.
  • Yo no quiero ningún novio. No lo necesito.
  • ¿Y yo si?
  • Sí. Porqué yo me doy alegrías y tu no. Y dudo que a ti te vayan los líos de una noche.
  • Dani, soy tu madre, no quiero saber nada de tu vida sexual.


Terminamos de dejar la cocina presentable y luego esperé a que mi madre se arreglara, luego nos fuimos de compras.


Cuando llegué a casa ya era tarde, como era costumbre en Domingo, Edu se encontraba tumbado en el sofá. Le saludé y me senté a su lado, me dijo que Hugo había salido y nos quedamos durante unos minutos en silencio viendo la tele, yo decidí ir a cambiarme de ropa. Al entrar en mi habitación vi mi ordenador y decidí encenderlo, puse música y revisé mi Facebook, tenía dos solicitudes de amistad de dos chicos que no sabía quien eran por lo que las ignoré, a parte de eso, tonterías como siempre, estaba ya quitándome la ropa cuando llamaron a mi puerta:

  • ¿Qué?- dije.
  • Dani, soy Álvaro.- ¿y este que coño hace aquí? abrí para que entrara.
  • Hola.- arqueé una ceja y me quedé mirándolo.
  • Se que estuve un poco borde.
  • ¿No? ¿Tú crees?
  • Coño Dani, lo siento. Tenía un montón de trabajo y estaba estresado.
  • ¿Y tengo yo la culpa?
  • No, ya te he dicho que no. Que lo siento.- Y me puso cara de perrito pachón.
  • ¿Te quieres quedar a cenar?
  • Mejor me dejas que te invite.
  • Suena bien.


Y Álvaro me llevó a cenar, y después de eso, sí, me acosté con él. A veces pienso que soy un poco demasiado promiscua ¿pero qué diablos? ¿A caso los tíos no hacen lo mismo?


Esa noche Álvaro durmió en mi casa y también las dos siguientes. No estaba acostumbrada a eso, normalmente solo nos veíamos una vez a la semana, a veces dos, pero jamás había dormido con él.


La mañana del martes me desperté y Álvaro estaba durmiendo a mi lado, suspiré porqué eso no me gustaba nada, no era normal que él quisiera quedarse a dormir. Fui a ducharme y arreglarme para ir a trabajar. Me vestí con unos vaqueros, la camiseta de la tienda y las UGG, no estaba muy inspirada para arreglarme lo que era un claro síndrome premenstrual. Me hice una cola alta, me maquillé y desperté a Álvaro antes de irme. ¡Dios que pesado! Tenía unas ganas locas de que se fuera a su casa.


Estuve de mala leche todo el día. A medio día fui al gimnasio y me machaqué a ver si apaciguaba un poco mi mal humor. Comí un sandwich y volví al trabajo. Después de trabajar lo de siempre, a casa para cenar algo rápido y cambiarme. Cuando llegué a casa Hugo estaba allí, al igual que Edu, estaban los dos viendo la tele:

  • Pero bueno cari ¿y esta mala cara?- me preguntó Edu.
  • ¿Te has visto tu la tuya?- le respondí descargando mi furia.
  • Uh, eso es el síndrome premenstrual. Hugo, por lo que mas quieras, no la irrites.


Edu le dijo eso a Hugo porqué el tipo llevaba dando por culo des del domingo. Se ve que la presencia de Álvaro no le sentaba bien, y estaba todo el rato en el pub hablando de que si yo también tenía novio porqué me cabreaba tanto el hecho de que él tuviera novia. Ya pasaba de explicarle que Álvaro no era mi novio.

Para ir a trabajar esa noche mantuve mis vaqueros, y para la parte de arriba elegí también una camisa vaquera, con una camiseta gris debajo y me puse un cinturón color camel, para los pies me puse unos tacones del mismo color que el cinturón (https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiriVBXhJqyO6XPUjC_XK8nAON9cfl3Kk_vPauYhPih8i90W0Q91u1WPfgkkfPizXRTMHTzsebiwchi_GzRn-RioPCt75vSk3xRl6bMDX1EIagVl5zgxzziNhAxprdixn3GyunfkscHdVU/s1600/Camisa+Vaquera.jpg imagen 1). Me arreglé un poco el pelo dejándolo suelto y me arreglé el maquillaje. Luego me fui a hacerme la cena, me hice una tortilla con champiñones. Mientras me comía la tortilla Hugo entró a la cocina:

  • ¿Te queda mucho?
  • No, ya he terminado. Deja que limpie esto, me lavo los dientes y nos vamos.
  • Vale, te espero abajo así me fumo un cigarro.- me dijo guiñándome un ojo.


Limpié los cacharros, me lavé los dientes rápidamente y después de darle un beso a Edu bajé a la calle. Hugo me siguió hasta el coche para irnos a trabajar, una vez conduciendo encendí la radio para rellenar el silencio que había presente:

  • No se porqué tenemos que estar así.- dijo.
  • Por qué tu te empeñas en ser un coñazo.
  • Si admites que tú también tenías novio cuando nos enrollamos dejaré de molestarte.
  • No voy a admitir algo que no es verdad. Yo no tengo novio, Álvaro es sólo un follamigo.
  • Pues nadie lo diría.
  • Puede que esta semana le haya visto mas de lo que quiero verle, pero tampoco le puedo decir- oye ¿te piensas ir a tu casa o qué?
  • Pues no estaría mal.- le miré mal.- era sólo una sugerencia.
  • De todas formas eres tú y sólo tú el traidor.
  • Lo acepto. Pero ahora ya no tendríamos ese problema.
  • ¿A qué te refieres?
  • He dejado a Sofía.- ¿uh?
  • ¿No habrá sido por mi...no?
  • Ha influido, porqué como ya sabrás me gustas mucho, pero ha sido básicamente porqué ella es insoportable.
  • Oh bueno ¡ahora me siento mucho mejor!- ironicé.
  • Sal conmigo.- me dijo.
  • No voy a salir contigo.
  • ¿Por qué? ¿No te gusto?
  • Estás bueno y cuando no te pones en el plan que llevas ahora mismo me caes bastante bien.
  • ¿Entonces?
  • Yo no tengo novios. No quiero una relación seria con nadie.
  • ¿Y si te enamorarás de alguien qué?
  • El amor no existe.- Hugo bufó.
  • Puedes decir misa, pero acabarás enamorándote de mi.


Y lo dijo tan seguro que me dio miedo.



Como siempre, comentad! para quién no lo haya visto hay también capitulo nuevo de El castigo de Eris.

besos, An.

1 comentario:

Natu dijo...

Ann !! El capitulo esta muy bueno !! Aunque necesito accion con urgencia xD Y estoy bastante segura que cualquiera se enamoraria de hugoo !! Es decir, VAMOS !! JAMES FRANCO ESTA BUENISIMOOOO !!! jajajajaja espera ansiosa el proximo capitulo !
Besotes chocolatosooos