viernes, 1 de abril de 2011

GUÍA PARA LA MUJER DEL SIGLO XXI

CAPITULO 5.


Esa noche, cuando estábamos a punto de cerrar el bar, Álvaro hizo de nuevo su aparición. Ahí ya no me lo pude callar, fui todo lo amable que se puede ser en una situación así pero le dije que se fuera a su casa, bueno, tuvimos una pequeña charla que me dejó descolocada:

  • Álvaro ¿qué te pasa? No quiero ser grosera, pero llevamos viéndonos demasiados días seguidos.
  • Ya...me estaba preguntando cuando me darías la charla.
  • No te estoy dando la charla, sólo te digo que esto no es normal.
  • Lo sé, y también se lo que acordamos, bueno, mas bien lo impusiste tú y a mi al principio me parecía bien, pero de hace bastante tiempo creo que no tengo suficiente con verte una vez a la semana. No se, Dani...creo que me he enamorado de ti.
  • ¿Qué?- chillé.
  • Dani, te quiero.- me dijo.
  • ¡No, no, no, no y no!- empecé a repetir como una loca.- ¡No, Álvaro, no!
  • ¿No qué?
  • ¡No puedes hacerme esto! Te sabes muy bien lo que yo pienso sobre esa estúpida idea del amor ¿qué se supone que quieres que te diga?
  • Se lo que piensas sobre el tema ¿pero no sientes nada por mi?
  • Si, amistad, te tengo cariño y sobretodo siento lujuria cuando estoy contigo. ¡Pero ya está! Sabes que no creo en todas esas cursilerías románticas, lo nuestro siempre ha sido sexo, sólo eso.
  • Vale, soy consciente que te he lanzado la bomba. Lo que voy a hacer antes de que sigas machacándome es irme a mi casa y dejarte tiempo para que pienses lo que te he dicho.


Álvaro se levantó del taburete en el que estábamos sentados hablando, se inclinó hacía mi, depositó un beso en mi frente y se fue.

Me quedé allí estática durante unos segundos, hasta que Hugo, que había tenido la amabilidad de esperar fuera, bueno en realidad lo había echado yo, entró a por mi:

  • Oye ¿nos vamos?
  • ¿Eh?
  • ¿Qué si nos podemos ir a casa ya?
  • Claro, vamos.- Terminamos de cerrar el bar y fuimos en busca del coche que estaba aparcado un poco mas arriba. Nos subimos y encendí el motor para irnos a casa.
  • ¿Así que se ha enamorado de ti?- dijo Hugo después de un momento de estar circulando.
  • ¿Qué?- por un momento me pregunté como coño sabía él eso.-¡No me puedo creer que seas tan capullo de estar haciendo el cotilla detrás de la puerta!
  • No estaba escuchando hasta que te he oído gritar no un montón de veces, estaba preocupado, pensaba que ese capullo te estaba haciendo Dios sabe qué. Entonces he venido en tu rescate y he escuchado vuestra pequeña conversación.
  • Y supongo que debería estar agradecida.
  • Tu verás.
  • ¡Pues no lo estoy! No se escuchan las conversaciones ajenas.
  • ¿Qué le vas a decir?- me preguntó ignorándome por completo. No le contesté.-¿Dani?
  • ¡Y yo que coño se! ¿Es que los hombres sois idiotas? ¿Para qué os “enamoráis”?- solté las manos del volante para hacer comillas cuando pronuncié la palabra enamoráis. Hugo puso cara de pánico.
  • ¿Quieres matarme?
  • ¡Esto te pasa por sacar el tema!


Y no lo sacó mas hasta que llegamos a casa. Subimos en el ascensor en un completo silencio, aunque no estaba mirando a Hugo podía sentir su mirada clavada en mi. Abrió la puerta de casa y una vez dentro me fui directa a mi habitación, estaba abriendo la puerta, cuando la mano de Hugo se puso encima de la mía, evitando que girara el pomo. Me giró hacía él, nuestros cuerpos se quedaron pegados y me besó. Fue un beso grandioso, uno de esos que te dejan aturdida un buen rato una vez que se termina:

  • Buenas noches.- me dijo cuando despegó sus labios de los míos.
  • Te odio.
  • No es verdad.


Me guiñó un ojo y con una sonrisa de suficiencia se metió en la habitación.



Por la mañana mi despertador sonó gloriosamente a las 11. Miércoles, mi fantástico día libre. Todo hubiera sido maravilloso si mi maldito periodo no hubiera decidido hacer acto de presencia...resignada como todos los meses solucioné el problema y me preparé para ir al gimnasio.

Estaba en mi clase de spinning y sudaba como una cerda, si, muy fino. El cabrón del monitor no daba tregua y yo solo tenía ganas de bajarme de la dichosa bicicleta e ir a ducharme, eran casi las dos de la tarde y me estaba muriendo de hambre.


Una vez limpia, sin el sudor empapando mi frente, me sentí feliz y muy sana. En ese momento mi mayor preocupación era que no sabía que comer y si iba a ir a la peluquería o no esa tarde. Llegué a casa aún de buen humor y decidí que ya que era una persona sana comería algo ligero, me preparé un bol de ensalada César y fui a comer delante del televisor. Terminé de comer y lo cierto es que me sentía bastante llena, limpié los cacharros, preparé la bolsa de basura para tirarla luego y fregué la cocina. Después de eso puse también una lavadora y luego decidí que si, iba a ir a la pelu. Llamé a mi peluquería habitual para ver si me podían dar hora y al decirme que si me dispuse a salir.


Bajé la basura y fui a tomar un café antes de ir al salón de belleza, llegué y tuve que esperar un momento, así que ojeé una revista del corazón. Cuando al fin me atendieron di la orden de que me hicieran el color y que me cortaran un poco las puntas. Estuve allí un buen rato y terminé charlando con el nuevo chico que trabajaba ahí, me mantuvo intrigada mucho rato, no tenía claro si era gay o no, todo apuntaba a que si, el hecho de que fuera peluquero, un estilo impresionante y alabara mis zapatos lo afirmaba, pero por otro lado no tenía pluma y era bastante viril, lo cierto es que era bastante sexy. Por mi mente empezó a cruzar la idea de liarlo con Edu en el caso que fuera gay. Decidí que lo mejor era que Edu viniera a cortarse el pelo a ver que tal.


Salí de la peluquería totalmente fabulosa y como aún era pronto decidí ir a dar una vuelta y comprarme algún que otro capricho. Fui al Zara y terminé comprándome unos zapatos preciosos, peep toe,(http://www.zara.com/webapp/wcs/stores/servlet/product/es/es/zara-S2011/61144/196699/BOTIN%2BCORDONES%2BPEEP%2BTOE) pero que por desgracia tenían un tacón asesino, no sabía cuando me los iba a poner, pero lo haría. También me compré un bolso azul megadivino (http://www.zara.com/webapp/wcs/stores/servlet/product/es/es/zara-S2011/61145/198871/BOWLING%2BHEBILLA) y con esa compra agoté mi presupuesto de por lo menos dos semanas. Tendría que vivir a base de ensalada. Cuando salí del Zara me fui directamente a casa ya que era realmente peligroso que yo anduviera suelta por una zona comercial cargando una tarjeta de crédito.


Al llegar a casa, dejé las compras en mi habitación y puse la ropa que había puesto antes en la lavadora en la secadora. A penas eran las ocho y decidí que a mi habitación le hacía falta una buena limpieza, me metí en ello y para cuando Edu llegó a casa, media hora después estaba reluciente:

  • ¡Hola cari!- gritó al entrar.
  • Hola amor ¿qué tal estás?
  • Bien, un poco cansado. No hay nada mas duro que cerrar un divorcio.- dijo mientras se aflojaba la corbata.- ¿Qué has hecho tú hoy?
  • Pues nada, he ido al gimnasio, a la pelu y de compras.
  • Ya veo, te han dejado el pelo genial ¿qué te has comprado?
  • Zapatos y bolso.
  • ¡Lo sabía!
  • ¿Qué puedo decir? Son mi perdición.
  • A ver como son.- se los enseñé.- ¡Me encantan! Sobre todo el bolso.



Lo que quedaba de semana pasó deprisa y el fin de semana mas ya que lo viví inmersa en una alberca de alcohol, salí viernes y sábado así que cuando llegó el domingo lo pasé prácticamente en coma. Y lunes otra vez, y martes, oh, el martes fue un día interesante. Cuando ya ni pensaba en él, Lars, el sueco buenorro de dos metros me llamó. Me invitó a cenar pero tuve que declinar la oferta ya que trabajaba, en cambio le propuse quedar para comer el día siguiente, aceptó gustoso así que ya era miércoles y yo tuve una mañana bastante ajetreada, bueno no tanto, pero a eso de las once y media empecé a ponerme guapa, empecé tan pronto porqué pensé que sería bueno depilarme, no es que mis piernas parecieran el amazonas, pero empezaba a hacer falta ya.

Después de sufrir un rato, la Silkepil era una máquina diseñada para la tortura femenina, me peiné y me maquillé, luego fui a ver que me ponía para mi cita con el sueco macizo.

Estaba en ropa interior delante del armario cuando oí la puerta principal, saqué la cabeza de mi habitación y vi que eran Hugo y su amigo David:

  • Hola Dani.- dijo Hugo guiñándome el ojo. ¡Dios era tan sexy! Y tan insistente...bueno, no es que fuera insistente pero le gustaba demasiado jugar conmigo.
  • Hola. David ¿qué tal?
  • Bien ¿y tú?
  • Genial.- le sonreí.
  • ¿Qué le pasa a tu cuerpo?- preguntó Hugo al notar mi extraña postura.
  • Nada, es que me estoy vistiendo. Os veo luego.


Cerré la puerta y seguí rebuscando en mi armario, al final me decidí por algo informal, unos vaqueros negros pitillo muy ceñidos (http://www.zara.com/webapp/wcs/stores/servlet/product/es/es/zara-S2011/61154/294513/PANTALON%2BRESINADO), con una blusa blanca (http://www.zara.com/webapp/wcs/stores/servlet/product/es/es/zara-S2011/61142/198350/CUERPO%2BBOTONES) y encima un blazer negro (http://www.zara.com/webapp/wcs/stores/servlet/product/es/es/zara-S2011/61136/196947/BLAZER%2BLANA%2BFRIA). Me puse los zapatos que me había comprada la semana anterior y que aun no había estrenado y un bolso negro del Mango muy sencillo (http://shop.mango.com/ficha.faces?id=43601277&state=she_043_CA).

Cuando al fin salí de mi habitación vi que Hugo y su amigo estaban en la cocina preparándose algo para comer:

  • ¿Comes con nosotros, Dani?- me preguntó Hugo al verme.
  • No, he quedado para comer. Pero gracias.
  • Bueno, pues nos vemos luego.
  • Vale. Adiós David, me ha gustado verte de nuevo sin sufrir una crisis nerviosa.
  • Ha sido bueno, si.- me contestó con una sonrisa.


Me despedí con la mano y me marché. Fui en metro hasta el restaurante donde había quedado con Lars, cuando llegué él ya estaba esperando:

  • Dani.- dijo a modo de saludo antes de darme dos besos.- Qué guapa.
  • Gracias, tu también.- y era cierto, estaba tremendo con su cazadora de cuero ( http://cdn.buzznet.com/media-cdn/jj1/headlines/2009/10/alexander-skarsgard-gucci-launch-party.jpg
  • ¿Entramos?
  • Claro.- Nos dieron una mesa para dos bastante íntima y después de que el camarero tomara nota de nuestras bebidas empezamos a charlar.
  • Lo cierto es que me ha costado reunir el valor para llamarte.- me confesó.
  • ¿Por qué? ¿No te mordí la otra noche, verdad?- le dije bromeando.
  • Creo que no.- sonrió.- Pero tenía serias dudas de que aceptaras mi invitación.
  • Bueno, aquí estoy.
  • Suerte para mi.- que monada de chico.- Así que ¿a qué te dedicas? perdona si te lo pregunté la otra noche, pero el alcohol mata neuronas.
  • Dímelo a mi...pues trabajo durante el día en una tienda y por las noches en un bar. Por eso tuve que decir que no a la cena.
  • Vaya ¿tienes que volver pronto al trabajo?
  • No te preocupes, hoy es mi día libre. ¿Tú eras profesor, no?
  • Sí, en la UB (universidad de Barcelona).
  • Genial y ¿qué enseñas?
  • Antropología.
  • Suena bien.- Se encogió de hombros.
  • No se, a mi me gusta.- El camarero trajo nuestras bebidas y preguntó si ya sabíamos lo que íbamos a comer. Le pedimos dos minutos mas porqué aún no habíamos mirado la carta. Pedimos y estuvimos conversando mientras picábamos unas aceitunas. Sin darme casi cuenta llegamos al final de la comida. Lars pagó antes de que pudiera darme cuenta, no es que yo hubiera discutido quien iba a pagar, me había invitado él, que pagara. Salimos del restaurante y él se me quedó mirando.- Y bien ¿qué hacemos ahora?- que traducido al lenguaje masculino era un ¿vamos a follar?
  • No se ¿que te apetece hacer a ti?- le pregunté insinuante.
  • ¿Te apetece ir a mi casa?
  • ¡Claro!


Fuimos a su casa en su moto y al llegar pude apreciar que era mucho mas grande de lo que recordaba. Los muebles y la decoración, aunque eran bonitos tenían un estilo muy masculino, todo era en tonos muy oscuros:

  • Me gusta tu casa.- le dije.
  • Gracias ¿te apetece tomar algo?
  • No, lo cierto es que no.


Parecía mentira que Lars estuviera dudando tanto. Ya nos habíamos acostado ¿a qué venía tanta ceremonia? Al final me acerqué a él, tiré de su chaqueta, pues aún la llevaba puesta y le besé. Una vez nuestros labios se juntaron su timidez desapareció, me devolvió el beso con ganas y sus brazos se enroscaron al rededor de mi cintura, comenzamos a quitarnos la ropa y cuando nos quedamos solamente en vaqueros y en mi caso ropa interior me cogió del culo, elevándome, yo automáticamente enrosqué mis piernas a su cintura y con los brazos rodeé su cuello, mis manos se deslizaron por su pelo y él sin dejar de besarme caminó hasta la habitación.


Una vez en su cuarto me dejó suavemente en la cama y se puso encima de mi, empezó a besar mi cuello mientras que con sus manos acariciaba mis costados y mi vientre, sus besos fueron descendiendo a la vez que sus manos. Empezó a desabrocharme los pantalones y una vez fuera se dedicó a seguir venerando mi cuerpo durante un buen rato. Eso se sentía genial, en serio, pero me estaba poniendo cada vez mas ansiosa y necesitaba pasar a mayores. Hice que se tumbara y yo me coloqué encima de él, le besé y fui directa a terminar de desvestirlo, él se rió y yo le miré mal:

  • ¿Qué?- le pregunté.
  • Nada, es solo que pareces ansiosa.
  • Lo estoy.-le respondí.
  • Hubieras podido decirlo antes.


Y con eso me quitó las bragas.

Yacíamos en su cama, cansados, sudados y saciados. Esa había sido una fructífera tarde de sexo. Lars se lo montaba bien, aunque para mi gusto era mejor Hugo, más rudo, más salvaje, más sexy...¿por qué coño estaba pensando yo en Hugo?

Lars me abrazó e hizo que apoyara mi cabeza en su amplio pecho, esa iba a ser la ultima vez que lo viera, era guapo, sexy y tenía un buen polvo pero estaba demasiado interesado en mi, demasiado abrazo. Ese chico y yo buscábamos cosas muy distintas. Me estuve un rato abrazada él para no herir sus sentimientos y para mi suerte se durmió. Me levanté con cuidado y empecé a vestirme, fui al baño a retocarme y después de dejarle una nota de despedida me marché.


Estaba abriendo la puerta de casa cuando Edu me dio un susto de muerte:

  • ¡Hola cari!- dijo detrás de mi, yo di un bote.
  • Edu ¡la madre que te parió! no me des estos sustos.
  • Ui, perdona.- entramos los dos juntos en casa.- ¿De dónde vienes?
  • De casa de Lars.
  • ¿El sueco macizo?
  • El mismo.
  • Te odio ¿por qué tu tienes tanto sexo y yo tan poco?
  • Tampoco tengo tanto.- le dije.
  • Pues es porqué tu quieres.- Dijo la voz de Hugo.- Si quieres yo podría solucionar eso.
  • ¡Hugo!- le grité.
  • ¿Qué? ¡Joder Dani te acuestas con todos menos conmigo!
  • Eso es porqué le gustas y la niña es así de tonta.- intervino Edu.
  • Primero ¿a ti quién te manda hablar? y segundo, Hugo no me gusta.
  • Yo se que te gusto.- dijo Hugo acercandose peligrosamente.
  • Voy a ducharme.- anuncié.
  • ¿Te acompaño?- me picó Hugo.
  • Vete a la mierda.


Me fui al baño con brío y cerré la puerta enérgicamente, aún así pude oír como Hugo y Edu chocaban los cinco ¿ese mariquita de lado de quién estaba?

Me di una larga ducha y cuando salí me di cuenta de que no tenía toallas, caminé arrastrando la alfombra de la ducha hasta llegar a la puerta, la abrí unos pocos centímetros y grité:

  • Eduuuuuu ¿puedes traerme una toalla, por favor?- volví a cerrar la puerta y me giré para doblar la ropa que había dejado encima del retrete, segundos después Edu llamó a la puerta.- Pasa.- le dije terminando de doblar mi blusa. El corriente de aire que se introdujo el baño cuando Edu entró me puso la carne de gallina. Me giré para coger la toalla y el que estaba allí de pie no era Edu, si no Hugo.- ¿Qué coño?- le arranque la toalla de sus manos y me cubrí inmediatamente.
  • Edu ha salido, y como has dicho que pasara...- dijo sonriendo con malicia.
  • ¡Eres un maldito pervertido!- un pervertido jodidamente sexy ¡Dios que guapo era!
  • Dani- dijo acercandose a mi, yo retrocedí y mi espalda hizo contacto con las baldosas de la pared, estaban frías e hicieron que mi piel se estremeciera aún mas.- ¿Por qué eres así? Me gustas y yo te gusto a ti ¿que problema hay?
  • Pues que tengo que verte todos los días.- su cuerpo estaba ya pegado al mío.-Tu no quieres hacer esto.- le dije.
  • Si quiero, quiero hacertelo aquí mismo, ahora.- ¿Por qué cuando él decía esas cosas a mi me sonaban tan sexys? A otro lo hubiera cruzado la cara.
  • Me he pasado la tarde teniendo sexo con otro tío.- Dije esperando que eso le molestara.
  • Bien por ti.- dijo.- Aunque seguro que no te lo ha hecho tan bien como yo.- No, lo cierto es que no.- pensé.
  • Hugo...


Y en ese momento vio mi vacilación y atacó mis labios.



Bueno he tardado un poco (tenía trabajos y examenes) pero aquí está el capitulo. Como siempre espero que os haya gustado y comentad!

1 comentario:

Anónimo dijo...

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