sábado, 12 de noviembre de 2011

GMSXII: RECHAZANDO EL AMOR.

CAPITULO 10.


Cuando finalmente Edu y yo salimos de su cuarto no había ni rastro de Hugo por ningún sitio, terminé de comer y luego me fui a mi habitación para dormir un rato.

Me desperté de nuevo cuando alguien decidió llamar a mi puerta, yo contesté con un gruñido y la cabeza de Hugo se asomó por la puerta:

  • ¿Estás despierta?- me preguntó.
  • Ahora si.- le contesté incorporándome en la cama.
  • Yo quería hablar contigo, y...disculparme. Me he pasado antes, lo siento.
  • Acepto tus disculpas.
  • Bien, te dejó continuar durmiendo.- hizo ademán de irse.
  • Hugo.- le llamé.
  • ¿Sí?
  • Si tu aún quieres... podemos salir un día.- el asintió con la cabeza.
  • Claro que quiero.
  • En ese caso me debes una cena.
  • Eso está hecho.


Me dedicó una sonrisa y abandonó mi habitación. Yo me dejé caer de nuevo sobre el colchón y me pregunté si estaba siendo sensata. Mi subconsciente sabía que no, que no lo estaba siendo en absoluto.


Pasaron varios días en los que seguí viendo a Lars, finalmente tuve que decirle que creía que no era una buena idea que nos continuáramos viendo, él hizo algunas preguntas en las que salió el nombre de Hugo y la pregunta de si era por él. Le expliqué la verdad, que si, que Hugo me gustaba y aunque con él estaba muy bien no íbamos a ningún lado. Lo entendió y en cierto modo quedamos como amigos, al menos me dijo que me llamaría después de hablar con su amigo por el tema del empleo.

Las cosas en casa no eran diferentes a como habían sido antes de la gran discusión, en parte porqué Hugo no pasaba mucho rato en casa. Le habían llamado para trabajar en un pequeño restaurante, se puso muy contento porqué ya hacía meses que tenían su curriculum y ya no esperaba que le llamaran, empezó a trabajar ahí y dejó incluso su otro trabajo.


Era sábado y me encontraba en la azotea tomando el sol, estaba muy agusto, casi hasta el punto de quedarme dormida. Mi somnolencia se vio interrumpida por la vecina del cuarto y su asqueroso marido que habían subido a tender la ropa:

  • Oh, hola Daniela.- me saludaron.
  • Hola.- les respondí mientras me aseguraba que mi bikini cubría todo lo que tenía que cubrir, ese señor pese a sus ochenta años era un cerdo.
  • Mi hija también subía a tomar el sol de joven ¿te acuerdas Miguel?
  • Claro.
  • La verdad es que se está muy bien y vas cogiendo color antes de ir a la playa.
  • Tienes que tener cuidado con el Sol y mas a esta hora.- eran las tres de la tarde.- ¿Ya te has puesto protector?
  • Lo cierto es que no.- en verdad si que me había puesto.- Llevo ya rato aquí así que me voy a casa.


Aproveché para escapar de la mirada libidinosa del viejo verde. Me levanté, me puse el vestido y tras recoger las cosas me despedí y bajé a casa. No podía creerme que ese viejo idiota hubiera arruinado mi tarde de bronceado, resignada metí la llave en la cerradura y entré en casa. Me estaba metiendo en la ducha cuando sonó el teléfono, maldije seriamente ¿es que el cosmos se había vuelto en mi contra? Me envolví en una toalla y salí del baño corriendo en busca del teléfono, cuando contesté escuché la voz de mi padre:

  • ¿Diga?
  • Hola Dani cariño.
  • Oh, hola papá.- eso si que no me lo esperaba.
  • Te he estado llamando al móvil pero me sale apagado.
  • ¿A qué numero has llamado?- el lo recitó.- Papá hace siglos que no tengo ese número, te di el nuevo la ultima vez que nos vimos.- Allá por el año 1000 aC, pensé.
  • Ah, es verdad. Bueno ¿qué tal estás, princesa?
  • Pues bien, como siempre, un poco preocupada porqué cerraron el bar donde trabajaba y ahora solo estoy en la tienda.
  • ¿Tienes falta de dinero?
  • No nos pagan un sueldazo pero no, de momento voy bien. Cuéntame ¿tú qué tal estás?
  • Pues muy bien, en verdad te llamaba para invitarte a cenar la semana que viene, el sábado ¿qué te parece?
  • Pues bien ¿pero a qué se debe esa invitación?
  • A qué hace mucho tiempo que no te veo y que además me gustaría presentarte a alguien.- Eso significaba que tenía una nueva novia.
  • Entonces por mi está bien, el sábado ¿no?
  • Sí, el sábado.
  • ¿En el sitio de siempre a la misma hora?- siempre quedábamos en el mismo restaurante a la misma hora.
  • Correcto. Llámame si surge cualquier problema ¿vale?
  • Claro papá.
  • Y oye, si necesitas dinero llámame también, tengo algunos ahorros.
  • Guarda tus ahorros, papá. No estoy tan mal.
  • Bueno, pero recuérdalo. Un beso, hija.
  • Otro para ti.


Odiaba las estúpidas cenas con las novias de mi padre y mi padre me sacaba de quicio, sabía que me quería y yo a él, pero su forma de querer se limitaba a preguntar si necesitaba dinero.

Suspiré y después de dejar el inalámbrico en su sitio volví al baño a ver si podía ducharme de una vez. Me di una larga ducha y envuelta en dos toallas caminé hasta mi habitación para vestirme, como aún no sabía si iba a salir esa noche me puse unos simples shorts i una camiseta, me dejé la toalla del pelo un rato y abrí el Facebook, Marta estaba conectada y le pregunté si iba a salir esa noche, me dijo que si, llamamos a las chicas pero todas estaban liadas, todas menos Cristina que accedió a salir, quedamos para cenar en mi casa. Con el nuevo plan empecé a secarme el pelo y a pensar en lo que me iba a poner, revisé varias veces mi armario y seguía sin decidirme, al final decidí que ya me vestiría cuando ellas llegaran dependiendo de si iban muy arregladas o no. Me arreglé el pelo y las uñas, me las pinté de rosa chicle, luego me maquillé y como después de la sesión de belleza era bastante tarde puse música y fui a ver que podía preparar de cena. Después de un rato en el que yo había estado preparando una de las ricas ensaladas que Hugo me había enseñado a preparar llamaron a la puerta, abrí y era Cristina:

  • Hola.- la saludé cuando salió del ascensor.
  • ¿Qué tal?- me preguntó ella después de darme dos besos.
  • Pues muy bien, aquí haciendo de maruja.
  • Ya veo, que sexy estas.- bromeó viendo mis pintas de ir por casa.
  • Una tiene que estar estupenda a todas horas.- Cerré la puerta y ambas fuimos a la cocina.
  • ¡Vaya!- dijo ella admirando el piso.- Esto ha mejorado mucho des de la ultima vez que estuve aquí.
  • Cristina, sólo habías estado aquí una vez y fue justo después de que Edu y yo nos mudáramos ¡Apenas teníamos muebles!
  • Tienes razón, aún así creo que os ha quedado muy bonito.
  • Gracias. Siéntate.- le dije señalando un taburete.-¿Quieres tomar algo? Hay cerveza.
  • Pues una cerveza, para ir entrando en calor.- Saqué una lata de cerveza de la nevera.
  • ¿No quieres vaso, verdad?
  • No hace falta. ¿Qué cenaremos?
  • Pues estoy preparando una ensalada con pollo y patata.
  • Tiene buena pinta. ¿Qué tal estos días?
  • Pues como siempre, mas o menos. Antes me ha llamado mi padre, creo que tiene una novia nueva.
  • ¿Otra?
  • Si hija, si. Es un caso perdido.
  • Ya bueno, tu pon una sonrisa y finge que estás encantada de conocerla.- Los padres de Cristina también estaban divorciados y su padre era del club de tener una novia por año.
  • Es lo que hago siempre.- En ese momento oímos la puerta y después de unos segundos Hugo hizo su aparición.- Hugo ¿qué haces aquí? ¿No trabajas?
  • Me he cortado un poco.- dijo levantando su mano.
  • ¿En serio? A ver.
  • Es un corte superficial, lo que ha sido un poco escandaloso por la sangre y eso. Ahora ya ha parado.
  • ¿Seguro que no tienes que ir a que te pongan puntos o algo?
  • Totalmente, mira.- se quitó el vendaje y vi que tenía un pequeño corte en el dorso de la mano pero que no estaba sangrando ni tampoco tenía muy mala pinta.
  • No parece grave, no.- comenté. Alguien, bueno Cristina, carraspeó detrás de nosotros.- Oh, esta es mi amiga Cristina.- le dije a Hugo.- Él es Hugo, vive aquí.
  • Encantada.- ambos se dieron dos besos y creo que escuché las bragas de Cristina haciendo contacto con el suelo, la muy puta estaba prácticamente babeando sobre él. Y Hugo no se quedaba atrás, sus ojos desnudaron a Cristina y se quedaron bastante fijos en su escote.- ¿Cómo no habías comentado que tenías nuevo compañero de piso?- me preguntó Cristina.
  • Creo que lo comenté la ultima vez que nos vimos, en la cena.
  • Dani, muy mal, si vives con un chico tan guapo se comparte la información con tus mejores amigas.
  • Déjala, no se donde tiene la cabeza, a mi tampoco me había contado que tiene amigas como tú.- El timbre me salvó de acuchillarlos a ambos. Era Marta, la esperé en la puerta y creo que la asusté un poco.
  • Dani ¿qué te pasa? Creo que te va a empezar a salir humo de la cabeza.
  • Cristina y Hugo se han conocido, se encantan.
  • Oh mierda.- las dos sabíamos lo guarra que podía ser Cristina y que siempre ibas a perder contra ella. Efectivamente cuando las dos entramos en la cocina los dos estaban hablando y riendo, la mano de ella reposaba en el antebrazo de Hugo.
  • Cristina, ha llegado Marta.- dije en un tono mas frío de lo que me hubiera gustado.
  • Hola.- se saludaron. Marta no conocía a Hugo pero si que sabía de su existencia, les presenté.


Hugo saludó a Marta también con muy entusiasmo pero dos minutos después volvía a estar babeando por Cristina. Menudo idiota ¿esperaba que saliera con él después de eso? Estaba indignadísima, terminé de preparar la cena no se muy bien como y luego creo que incluso me sentó mal, Hugo comió con nosotras y a mi me hervía la sangre. Mientras terminábamos de cenar Cristina le preguntó a Hugo si quería salir con nosotras y el muy gilipollas aceptó. Fui a vestirme y lo hice muy indecentemente, si el podía ligar con Cristina delante de mis narices yo podía hacerlo con todos ¿no? Me enfundé en un corto vestido negro de lentejuelas ( http://www.zara.com/webapp/wcs/stores/servlet/product/es/es/zara-W2011/118162/581504/VESTIDO%2BLENTEJUELAS ) y me puse unas sandalias de tacón también negras. El vestido era ceñido y tenía un generoso escote, gracias al mágico wonderbra mis tetas se veían increíbles, me atusé el pelo, elegí un pequeño bolso de mano y salí toda digna. Hugo que se estaba tomando una cerveza casi se atraganta cuando vio mi escote.

  • Vaya, que guapa.- me dijo Cristina.
  • Gracias ¿nos vamos? Tengo ganas de fiesta.
  • En marcha.- dijo Marta.


Salimos los cuatro de casa, caminamos hasta el metro y nuestra primera parada fue un bar de copas en el centro, estaba llenísimo así que tras pedir en la barra tuvimos que conformarnos con quedarnos de pie, Cristina y Hugo seguían tonteando y Marta y yo nos dedicamos a hacer un poco el idiota porqué a lo que hacíamos no se le podía llamar bailar. Llamamos la atención de un par de chicos que nos invitaron a una copa, pero nada mas:

  • Hugo no deja de mirarte.- me susurró Marta.
  • No hace falta que me mientas para darme ánimos, está muy ocupado removiendo la cola con Cris.
  • No te miento, puede que este allí hablando con ella pero sus ojos se van hacia ti todo el rato.
  • Me da igual lo que haga, fue él el que insistió que quería algo “serio” conmigo. Le dije que cenaría con él y todo el rollo y aún estoy esperando. Se acabó el tiempo. No necesito a otro imbécil en mi vida.
  • Dani...
  • Déjalo Marta, quiero beber y pasarlo bien hoy.


Marta dejó el tema, nos quedamos un rato mas ahí. Después salimos para irnos a otro local, hicimos la cola y entramos gratis ya que teníamos flyers. Estaba bastante lleno, nos acercamos a la barra para pedir copas nuevas, Cristina le dejó el dinero a Hugo y mientras pedíamos fue al baño:

  • ¿Qué vais a tomar?- nos preguntó él.
  • Aún sabemos pedir, gracias.- le contesté con toda mi mala leche acumulada.
  • ¿Y a ti qué te pasa ahora?
  • ¿A mi? Nada.
  • Dani...


Le ignoré y me apoyé en la barra, junté mis brazos de manera que aún enseñaba mas escote, el camarero vino automáticamente a preguntarme que quería. Pedí para todos y conseguí unos chupitos extra. Cristina volvió muy contenta y se colgó del brazo de Hugo, pude ver como él le rodeaba la cintura y ella feliz empezaba a bailarle restregándose. Me moría de ganas de sacarle los ojos a ambos, por suerte Marta tiró de mi y nos pusimos a bailar. Un grupo de chicos que estaban un poco ya afectados por el alcohol nos vitorearon, Marta que estaba des de luego mas contenta que les hizo una pequeña reverencia. Mas tarde fuimos al baño, al volver no encontrábamos a esos dos, me enfadé mas que con Hugo o con Cristina conmigo misma por ser tan idiota de dejarme embaucar por otro tío que al final resultó ser como todos los demás. Me pedí otra copa y terminé tonteando con un tipo que encontré por allí. Marta estaba también hablando con un chico muy mono y parecía estar pasándolo bien. En cambio yo estaba pasando bastante asco, el tipo era un baboso que no paraba de sobarme y arrimarme el paquete, intenté poner un poco de distancia pero volvía y volvía, era muy pesado. Hugo y Cristina volvieron a aparecer y creo que vieron mi cara de sufrimiento. Me cabreó aún mas que Hugo viniera a mi rescate:

  • Déjame en paz.- le dije a Hugo.- ¿No lo estás pasando tan bien con Cristina?
  • ¿Estás celosa?- me preguntó alzando una ceja.
  • Es lo que te gustaría ¿verdad?
  • Oye ¿quieres otra copa?- me preguntó el pesado.
  • ¡Qué no quiero nada, lárgate ya!- le dije. El tipo se fue muy indignado.
  • ¿Cómo acabas siempre con tipos tan raros?- me preguntó Hugo burlón.
  • No lo se, explícamelo tu ¿qué veis en mi?- le pregunté incluyéndole en el saco de tipos raros.
  • Que eres preciosa y te gusta hacernos sufrir.
  • Mira Hugo, en serio, déjame. Cristina está esperándote.- me giré para irme con Marta. El plan de Hugo era distinto porqué me cogió del brazo y tiró de mi, choqué contra su pecho y cuando iba a insultarle su boca atacó la mía.- ¿Qué coño haces?
  • Besarte.
  • ¡Pues no quiero que me beses, pedazo de imbécil!
  • Si quieres.- y el muy idiota volvió a besarme, el problema es que yo le devolvía el beso.
  • Pero Cristina...
  • Tonta Dani, yo ya conocía a Cristina. Nos conocemos des de niños, solo que esta noche hemos jugado un poco contigo.- me quedé de piedra. En ese momento Cristina se acercó riendo.
  • Así que Dani...al final te has enamorado ¿eh?
  • ¿Quién dice que estoy enamorada?
  • ¡Oh vamos! Esto ha sido muy divertido.- dijo ella.
  • Os voy a matar, a los dos.- les amenacé.
  • Lo siento.- se disculpó Cristina.- Pero es que este idiota llevaba meses dándome la brasa con la chica que le gustaba y hoy cuando lo he visto entrar por la puerta no he podido resistirme.
  • Sabía que eras retorcida, pero no sabía que lo eras tanto.
  • ¡Oh cállate!- y la muy hija de puta se fue tan contenta dando saltitos a hablar con Marta.
  • ¿Por qué me haces esto?- le pregunté a Hugo rendida.
  • No ha sido idea mía, solo le he seguido el juego a Cristina.
  • No es justo, ya te dije que saldría contigo.
  • Hablando de cosas que no son justas ¿de dónde has sacado este vestido tan indecente?- me dijo juguetón al ver que no estaba enfadada.
  • Del Zara ¿quieres que te consiga uno?- sus manos estaban en mi cintura y las mías en sus hombros.
  • No creo que me quedara igual de bien.- dijo mirando mis tetas.
  • Eres un guarro.
  • Lo soy.- admitió.


Volvió a besarme y esta vez no tuve reparos en devolverle el beso con la misma intensidad. Cinco minutos después decidimos marcharnos antes de que nos echaran por escándalo público.


Si lo sé...he tardado mil años. En mi defensa solo puedo decir que la inspiración va y viene. A esta historia no le queda mucho, puede que un capitulo o dos. Mi idea es hacer una segunda parte... ya os contaré. porfavor, comentad.

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