domingo, 26 de agosto de 2012

Sex, drugs & rock'n roll

Hola holita, como siempre lo siento por tardar una eternidad y además ahora lo siento porqué el capitulo está incompleto...pero me voy unos días de vacaciones y no quiero haceros esperar más. En fin espero que os guste y dejad vuestros comentarios!!!



Pasé una semana bastante mala y de un humor de perros, estaba nervioso y no tenía motivo alguno. Tuve una especie de mono pero no de drogas, fue más dirigido al sexo, vamos que iba cachondo perdido. El miércoles no pude aguantar más y llamé a uno de mis rollos recurrentes, quedamos y follamos como animales hasta que mi cuerpo no pudo más:
  • ¡Joder, Dick!- dijo ella tras el último orgasmo.- Cualquiera diría que llevas un mes sin follar.
  • Follé el sábado.- le contesté.- Pero no se que me pasa, creo que tengo las hormonas alteradas. Si fuera una tía pensaría que estoy premenstrual.- Ella se echó a reír.
  • Bueno no voy a ser yo quien se queje de la alteración de tus hormonas.

Tras un poco más de charla banal me vestí y me fui de su casa, para cuando llegué a la mía esa sensación de inquietud ya había reaparecido. El jueves estuve realmente insoportable, ni siquiera me pasé por La guarida, no tenía ganas de ver a nadie. En casa teníamos una de esas cintas de correr, era de Héctor que estaba un poco obsesionado con el tema del deporte, con la intención de liberar un poco de tensión me puse unos pantalones cortos, mis deportivas y me subí a la cinta, corrí y corrí hasta que llamaron a la puerta, con un gruñido puse el stop y fui a abrir la puerta, una vez más allí estaba Mia:
  • Hola.- me saludó.
  • Hola.- contesté mientras me apartaba de delante de la puerta para que ella pudiera entrar.
  • Me pasé ayer por aquí, pero no me contestó nadie, así que supongo que no estabas.
  • Había quedado.- No me disgustaba para nada la presencia de Mía pero una vez mas volvía a desconcertarme.
  • Ya...¿qué estabas haciendo?- me preguntó.
  • Corriendo.- ella se quedó callada.- ¿Qué haces aquí, Mía?
  • Bueno...la ultima vez me dijiste que te gustaría ver mi colección de ropa interior y tengo algo nuevo que tal vez te guste.
  • Estoy bastante seguro de que va a gustarme.

¡Oh joder! Mía iba a matarme y lo haría pronto, jamás un tanga y un sujetador negro le había sentado tan bien a alguien, por si ese escueto conjunto casi transparente fuera poco se había puesto un liguero. En serio, jamás había conocido a una chica que usara esas cosas. Estábamos ya en la cama bastante desnudos y animados cuando empecé a luchar con el delicioso liguero, ¡esa mierda era imposible de quitar!
  • ¡Mierda!- exclamé.- ¿Esto es un liguero o un cinturón de castidad?- Ella se echó a reír ante mi comentario.
  • Deja que yo me lo quite.- me dijo. Yo me aparté un poco para que pudiera quitárselo, después de unos segundos ella no tuvo mucha mas suerte que yo.- Lo siento.- se disculpó.- Lo cierto es que es la primera vez que uso uno de estos.
  • Da igual.- le dije.- ven aquí. Tiré de ella hasta que estuvo encima de mi, volví a besarla y mientras devoraba su boca empecé a buscar un condón.
  • Estoy tomando la píldora.- me dijo ella antes de mordisquear el lóbulo de mi oreja.

No hizo falta que me dijera nada más, eché sus bragas a un lado y entré en ella haciéndonos gemir a los dos, ella seguía encima y tuve que enseñarle como moverse, enseguida cogió el ritmo y de pronto se encontraba moviéndose de una forma deliciosa, yo después de unos rato tenía bastante claro que no iba a durar mucho más, me incorporé para besarla y le pregunté:
  • ¿Eres flexible?- ella se detuvo un instante ante mi pregunta.
  • Creo que si.- me contestó dudosa.
  • Bien, vamos a verlo.

La cogí de la cintura para hacernos rodar y de nuevo era yo el que estaba encima, le di un par de embestidas antes de pasar sus piernas por encima de mis hombros, entonces volví a penetrarla provocando que gimiera de una manera bastante escandalosa:
  • ¡Joder!- gimió.
  • Si, es lo que estamos haciendo.
  • Pues no se te ocurra parar.

No se me había pasado por la cabeza, seguí embistiendo hasta que ambos nos corrimos, me quedé realmente satisfecho y es que follar sin condón siempre era una gozada. Ambos nos quedamos sobre la cama recuperando la respiración, la miré y ¡mierda! estaba de lo mas sexy; con el pelo revuelto, la boca entreabierta y desnuda salvo por las medias, el liguero y ese pecaminoso tanga. Me coloqué de nuevo encima de ella que separó las piernas para mi, lamí uno de sus pezones y fui subiendo por su busto hasta que alcancé su boca y la besé. Fue uno de esos besos largos que das con calma, ella me estaba devolviendo el beso y se sentía de maravilla.
  • ¿De dónde sacas estas cosas?- le pregunté pasando mi mano por las ligas que sujetaban aún sus medias. Ella se echó a reír.
  • Si te lo cuento no te lo vas a creer.
  • Vamos, seguro que no lo has comprado en un sexshop, no te veo entrando en uno.
  • ¡Eh!- ella me dio un puñetazo juguetón en el hombro.- He estado en un sexshop.
  • ¿Si? ¿Y compraste algo?- le pregunté introduciendo mi mano de nuevo debajo de sus bragas.
  • No, lo cierto es que no.
  • Lo sabía.- volví a besar sus tetas mientras jugaba con su coño.
  • ¿Y tu?- me preguntó ella.
  • ¿Yo qué? 
  • ¿Vas mucho al sexshop?
  • Te sorprenderías. Pero no me cambies de tema, te he preguntado por tu ropa interior.
  • Mi madre tiene una tienda.- Yo me reí ante eso.
  • ¿Y tu madre te da estas cosas tan indecentes? ¿Sabe con que propósito las llevas?
  • Bueno, lo de hoy si que es un poco indecente, pero normalmente mi ropa interior es bastante angelical.
  • No estoy deacuerdo.- la besé.- Creo que jamás me quitaré de la mente la imagen de ti con esas pecaminosas bragas rosa.
  • ¡Eran unas braguitas rosas, no tenían nada de pecaminoso!
  • Entonces eras tu con ellas puestas.
  • Creo que fue tu mente sucia.
  • No, definitivamente fuiste tu con las bragas.- la volví a besar mientras introducía un dedo en ella. Ella levantó un poco sus caderas y deslizó su mano hasta mi polla. Bajé un poco más por su cuerpo y mordí la cara interna de uno de sus muslos.
  • ¡Ouch!- se quejó ella, yo sonreí satisfecho.
  • Ahora vamos a ver como se quita esta cosa.
  • ¿No te gustaba?- preguntó ella juguetona.
  • Sí, pero me gustas más desnuda.

Finalmente fuimos capaz de quitarle el liguero, por lo que sus bragas estuvieron en el suelo en un abrir y cerrar de ojos. Mi cabeza se perdió entre sus piernas y la tuve gimiendo y suspirando casi al instante. Hice que se viniera antes de volver a penetrarla, decidí o surgió, no lo se muy bien seguir comprobando la flexibilidad de Mía; la follé des de atrás, pasando su pierna por encima de mi cintura. Definitivamente era una de mis posturas favoritas, mientras nos movíamos tenía libre acceso a sus pechos y a su clítoris.
  • Dick.- gimió ella.
  • ¿Si?
  • ¿Me follarías contra la pared?
  • ¿Contra la pared?
  • Ajá, siempre ha sido una de mis fantasías sexuales.
  • Entonces deberemos cumplirla.

Salimos de la cama para ir hasta la pared, una vez allí subí primero una de sus piernas a mi cintura y volví a entrar en ella. Se agarró de mi cuello y yo levanté su otra pierna, ella se sujetaba únicamente en mi y su espalda estaba contra la pared:
  • ¿Esto es lo que querías?- le pregunté embistiendo.
  • Definitivamente, sí.

No hablamos mucho mas y cuando nos corrimos casi nos vamos ambos al suelo, por suerte resistí nuestro peso el tiempo necesario para encontrar la silla y sentarme, ella quedó encima de mi respirando sobre mi hombro:
  • Madre mía, no esperaba que pasara esto cuando vine aquí.- Yo me reí.
  • ¿No? ¿Y para que te has puesto un liguero?- le pregunté.
  • Bueno.- ella se ruborizó ¿cómo podía ruborizarse después de todo lo que habíamos hecho?
  • ¿Por qué vienes aquí? Es decir, me gusta que vengas, es mas ya te he dicho lo mucho que me gusta follar contigo, pero me desconciertas.
  • A mi también me gusta follar contigo, y he decidido que la vida es demasiado corta para no hacer las cosas que nos gustan. Quiero hacerlo y pasarlo bien, contigo me lo paso de maravilla. 
  • Hmm, gracias.- ella sonrió y yo acaricié su culo.
  • Y se que no vas a pedirme mas que esto porqué tu tampoco quieres una relación.
  • Cierto.
  • Así que si a ti no te molesta seguiré viniendo a follar contigo.
  • No me molesta, pero me gustaría poder llamarte cuando yo tenga ganas de follar contigo.
  • Me parece justo.- Me besó y salió de encima de mi.- Ahora tengo que irme.
  • Puedo llevarte si quieres.- ella me miró arqueando una ceja.- No me mires así.- le dije.- Ser folloamigos también implica ser amigos, no solo follar.
  • Ok, entonces vístete y llévame a casa.

Antes de llevar a Mía a su casa paramos para cenar algo en el McDonald’s, ambos estábamos hambrientos y habíamos decidido comportarnos también como personas, además era lo menos que podía hacer después del terrible bochorno que le hicieron pasar los cabrones de mis compañeros de piso. Al salir de la habitación nos los habíamos encontrado sentados en el sofá y porsupuesto habían escuchado al menos, nuestro último polvo. Llovieron los comentarios de todo tipo, los mandé a la mierda y saqué a Mía de allí.
Mientras nos comíamos una Big Mac intenté que Mía me hablara un poco más de ella pero era bastante críptica cuando quería, de manera que terminé yo contestando a sus preguntas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

SUBE MAS CAPITULOS POR FAAA =D ME ENCANTAN TUS HISTORIAS *-*