lunes, 1 de octubre de 2012

Algo nuevo...

Se que no tengo perdón ninguno...y se que después de tantos días sin subir nada lo que esperabais era Resistencia o por lo menos Sex, drugs & rock'n roll, lo que pasa es que con respecto a esas historias, sobretodo en Resistencia estoy un poco atascada o más bien con falta de inspiración, escribo muy lentamente, puede que se deba a que he empezado una historia nueva y la inspiración se me vaya toda en ella, el caso es que prometo ponerme con resistencia esta semana a tope y poder subir algo decente a finales de semana. Mientras tanto os voy a colgar la historia nueva, que de momento no tiene titulo, a ver que os parece y así no me odiaréis tanto (supongo). Bueno, os la dejo aquí abajo y aunque yo sea mala persona y no actualice espero que vosotras si que me dejéis algún que otro comentario a ver si me inspiran!!!
Por cierto, me estoy leyendo Canción de hielo y fuego y con lo enganchada que estoy también me quita muchas horas para escribir, una también tiene ansia viva a la hora de leer. Pero os prometo que a finales de semana vais a tener un capitulo.
Besos, An.



Estábamos a mediados de Julio, eran cerca de las cuatro de la tarde y hacía un calor insoportable. Me había duchado diez minutos antes y ya estaba sudando otra vez, la gran ventana de mi cuarto estaba abierta pero pese a eso corría muy poco el aire. Terminé de aplicarme la máscara de pestañas y retiré la toalla de mi cabeza, antes de desecharla me froté el pelo enérgicamente con ella para retirar un poco mas de humedad. Tiré la toalla en el cesto de la ropa sucia y me apresuré a desenredar mi pelo. En un intento de sentirme mas guapa cogí el secador para secarlo y que cogiera un poco de forma. El tiempo había pasado muy rápido y cuando miré el reloj vi que iba a llegar tarde. Me calcé mis cuñas, cogí mi bolso y salí a la calle corriendo, tuve que parar porqué el sol me estaba cegando, busqué las gafas, me las puse y continué mi trayecto hacia la parada de metro donde había quedado.
Cuando llegué pasaban algunos minutos de las cuatro pero mi cita aun no había llegado. Llamarlo mi cita no era lo mas correcto, él era el único chico que me había gustado en serio, el sabía que a mi me gustaba y en mas de una ocasión había jugado con eso, no es que yo hubiera llegado a sufrir, porqué esa no era la palabra correcta pero si me paraba a pensarlo no estaba de lo mas contenta con él. Des de principios de verano nos estábamos viendo de otra manera, habíamos quedado con frecuencia y últimamente nos habíamos enrollado, creo que ambos estábamos seguros que en esa cita iban a pasar algo mas que besos.
Como él no había llegado me senté en uno de los bancos que había delante de la salida del metro, saqué mi móvil y me puse a esperar. A mi lado había un chico que parecía estar sufriendo:
  • ¿Estás bien?- le pregunté preocupada.
  • ¿Qué?
  • No tienes muy buena cara ¿te encuentras bien?
  • Si, solo estoy achicharrado. Hace un cuarto de hora que estoy esperando a un amigo, odio a la gente que llega tarde.
  • Bueno, pues ya somos dos.
  • Me llamo Alex.- se presentó.
  • Siena.
  • ¿Cómo la ciudad?
  • Ajá.- En ese momento salió él del metro. Le sonreí y él a mi.- Bueno parece que he tenido mas suerte que tu. Encantada de conocerte, Alex.
  • Igualmente.

Si hubiera sabido que mi tarde sería tan nefasta me hubiera quedado en casa delante del ventilador. El muy idiota me dijo que había vuelto con su novia y me lo contó como si yo tuviera que alegrarme por él y yo como soy estúpida puse una sonrisa y le dije que estaba bien. Después de que él se fuera me tumbe en mi cama y estuve mucho rato pensando en lo triste que era mi existencia. Pasó un buen rato en el que yo no hice nada absolutamente, finalmente decidí que no importaba, que estaba destinada a estar siempre sola y a morir rodeada de gatos. Me levanté de la cama y salí a dar un paseo. 
Iba andando por la calle hacía ya un buen rato, parecía una loca vagando sin un destino fijo, encima me estaba asando, des de luego ese día no iba a pasar a ser uno de mis favoritos, decidí entrar a comprar un granizado en una pequeña cafeteria, lo pedí para llevar y seguí andando como una tonta, finalmente decidí llamar a mi amiga para ver si estaba disponible, empecé a buscar mi móvil dentro de mi enorme bolso y no lo encontré por ningún lado ¡mierda no podía haber perdido el móvil! era nuevo, un iPhone ¡Dios mi madre iba a matarme! Decidí volver a casa a ver si lo había dejado allí, tardé la vida en llegar porqué me había pasado media tarde andando como una posesa. Pasé por una plaza cercana a mi casa, estaba llena de bares con terraza y me frustré mas cuando vi a gente emparejada feliz y contenta. Mi mal humor iba en aumento y en casa tampoco estaba mi teléfono. Cogí el fijo para llamarme a mi misma, igual se había escurrido por algún sitio y no lo veía, o puede que él se lo hubiera llevado por error o en caso de pérdida alguna buena persona contestara para decirme que me lo había encontrado y me lo iba a devolver, llamé y en casa no se escuchaba, después de tres tonos alguien contestó:
  • ¿Hola?- era un hombre.
  • Hola, hmm...creo que has encontrado mi móvil.
  • Si ¿eres Siena, verdad?
  • Perdona ¿cómo sabes quién soy?- le pregunté extrañada. El tipo al otro lado del teléfono se rió.
  • Bueno he estado fisgoneando en tu teléfono, no deberías dejar la contraseña del Facebook puesta.
  • ¿Has entrado en mi Facebook?
  • Ha sido culpa de mi amigo, es un sinvergüenza.- el tipo estaba encantado de la vida.
  • Oye...
  • Además, nos hemos conocido esta tarde. Soy Alex ¿te acuerdas de mi?- Pues claro el chico de la parada del metro.
  • Si, me acuerdo.
  • Te has dejado el teléfono sobre el banco, cuando me he dado cuenta ya no estabas. He buscado un numero para llamar y decir que lo había encontrado y devolvértelo. He probado con mamá y papá pero no deben quererte mucho porqué no han contestado.
  • Están de viaje.
  • Oh, menos mal, estaba preocupado por ti y que no tuvieras suficiente afecto.- el tipo era incapaz de callarse.
  • ¿Siempre hablas tanto? Me estás mareando.
  • Normalmente no tanto, pero es que me he tomado un par de cervezas.
  • Estupendo.
  • Oye mira, estoy tomando algo con mi amigo, estamos en el barrio ¿quieres venir a por tu teléfono?
  • Eso sería estupendo, gracias.
  • Bien.

El chico me dijo donde estaban él y su amigo, estaban en un bar que quedaba bastante cerca de mi casa así que volví a tomar mi bolso y salí. Justo en el momento en que la puerta se cerró me di cuenta que me había dejado las llaves dentro. Quería darme golpes contra la pared ¿qué mas me iba a salir mal hoy? Resignada lo único que podía hacer era ir a buscar el dichoso móvil y llamar a mi hermana para que viniera a abrirme. Puse rumbo al bar donde residía mi salvación, al llegar busqué entre la gente de la terraza. Alex me había dicho que él y su amigo estaban sentados fuera, no mantenía un recuerdo muy nítido de su cara pero pude encontrarlo. Su mesa estaba llena de botellines de cerveza, había por lo menos seis y había también platos con palillos en señal de que al menos se habían tomado unas tapas y no se habían bebido todo eso con el estómago vacío.
  • Hola ¿Alex?- pregunté con cautela.
  • ¡Eh, hola!- me saludó él contento. Su amigo me miraba atentamente.- Siéntate con nosotros.
  • No mordemos.- añadió mi amigo al ver mi cara de duda.
  • Bueno, está bien.- me senté en una silla delante de Alex y al al lado de su amigo.
  • Primero deja que te devuelva tu teléfono.- sacó el móvil del bolsillo de sus vaqueros y me lo dio.
  • Muchas gracias, no todo el mundo devuelve un móvil.
  • Te has salvado.- dijo Alex.- Ambos tenemos iPhone que si no...
  • Ya bueno, menuda suerte.- dije en tono ácido.
  • Este es mi amigo Pol.
  • ¿El que ha sugerido que sería bueno hurgar en mi Facebook?- pregunté, el tal  Pol alzó las manos en señal de inocencia.
  • No he sido yo, lo juro. El solito se ha puesto a fisgonear.
  • Por cierto -dijo Alex- Te has quedado sin batería.
  • ¿Qué?- chillé.
  • Que no tienes batería.- En ese instante supe que era la persona con menos suerte del mundo.
  • ¡No puede ser!
  • No es tan grave...¿no?
  • ¿Qué no es grave? ¡Mira chaval, me va tocar quedarme en la calle hasta no se cuando por tu culpa, porque te has puesto a hurgar en mi teléfono y ahora estoy sin batería y me he dejado las llaves en casa, y no puedo llamar a mi hermana y mi vida es una mierda!- Y ahí empezó mi ataque de histeria, empecé a llorar como una posesa y ambos me miraron con cara de pánico.
  • ¿Qué le pasa?- le preguntó uno al otro.
  • No lo se, las tías están locas.- les miré rabiosa con los ojos llenos de lágrimas.
  • ¡No estoy loca!- chillé.- He tenido un día de mierda ¿vale? Todo me sale siempre mal.
  • Hmm bueno mujer, no te preocupes ¿quieres una cerveza?- el chico, Alex, no tenía mucho tacto.
  • Eres idiota ¿lo sabes?- le dijo su amigo. El amigo, Pol, me pasó la mano por la espalda para darme ánimos.- Puedes llamar a tu hermana des de uno de nuestros teléfonos.- me dijo.
  • ¡No me se el dichoso número!- contesté.
  • En ese caso intercambiaremos las tarjetas, pero no llores.
  • No lloro por eso.- repliqué llorando aún más.
  • Esto...la gente nos está mirando.- dijo Alex.
  • ¿No tenéis nada mejor que hacer?- les gruñó el amigo.- Problema resuelto, ya no miran. Cuéntanos ¿qué te pasa?
  • Que mi vida es una mierda, que nadie me quiere, que los tíos sois un asco y que voy a terminar sola rodeada de gatos.- dije en modo llanto.
  • Resumiendo.- ese era Alex otra vez.- Que tu novio te ha dejado.
  • Me ha dejado y ni siquiera era mi novio.
  • ¿Te ha echado un polvo y adiós muy buenas?
  • ¿Cómo puedes tener tan poco tacto?- le preguntó Pol.
  • No se, yo lo hago todo el tiempo y no se ponen a llorar.
  • Ni siquiera se ha acostado conmigo ¡siempre me hace lo mismo! se pone a tontear y luego vuelve con su novia.- les interrumpí.
  • ¿No se ha dignado a echarte un kiki? ¡Este tío está loco!- Alex de nuevo.
  • ¡No!- me sorbí los mocos.- ¡No quiere hacerlo conmigo porqué no estoy buena!- y ahí lloré más fuerte.
  • ¿Te ha dicho eso?- me preguntó Pol, creo que estaba preocupado por si era una víctima de maltratos psicológicos.
  • No, pero da igual.
  • Oye, estás muy buena, te aseguro que no es por eso.- Alex de nuevo.- ¿Quieres acostarte conmigo?- El tipo recibió una colleja por parte de su amigo.
  • Alex, no estás ayudando.
  • Mira, paso del tema.- bufó.- Voy a pedir mas cerveza. Alex se levantó y nos dejó a Pol y a mi solos.
  • Siena.- me llamó.
  • ¿Qué?
  • Mírame.- lo hice y el cabrón tenía unos ojos condenadamente azules.
  • Claramente el tío es un capullo y no se merece que llores por él, así que límpiate las lágrimas, respira hondo y tómate una cerveza con nosotros. Luego puedes llamar a tu hermana y tranquila, no dejaré que Alex te acose.- Me lo quedé mirando un poco desconcertada.- ¿Qué?- me preguntó.
  • Eres raro.- le dije, él se echó a reír.
  • Puede, pero no soy yo el que se ha echado a llorar en medio de una terraza.

Tuve que quedarme callada ante eso. Alex volvió con tres cervezas, asumí que una era para mi y así, de una forma tan rara, después de mi ataque histérico de  “nadie me quiere” empecé a beber con dos chicos que no conocía de nada pero que una vez superado mi ataque y después de algunas cervezas me cayeron realmente bien. De esa noche recuerdo que terminé saliendo de fiesta con ellos y que me lo pasé genial, creo que en algún momento de la noche el exceso de alcohol pudo conmigo y a la mañana siguiente desperté en un sofá y en una casa desconocida. 
Debo reconocer que al encontrarme en esa situación me asusté bastante, pero llevaba toda mi ropa excepto mis zapatos y estaba en un sofá y no en una cama con un tipo desnudo al lado. Me levanté del sofá y volví a sentarme de inmediato porqué todo me daba vueltas, respiré profundamente y entonces eché un vistazo a lo que tenía a mi al rededor. Era una casa estupenda, bueno, en realidad era una especie de loft, el sofá en el que me encontraba sentada estaba en un más que amplio salón con chimenea, otro sofá, una mesa de café, una mesa de comedor para cuatro comensales, un piano de pared, un par de guitarras, un bajo, un saxo e incluso un violín. Al final del salón una cocina abierta con una isla que servía de división de los dos espacios y unas estanterías metálicas que llegaban casi hasta el techo, una nevera Smeg roja y otros electrodomésticos que parecían igual de caros. El loft era de techos altos pero justo encima de la cocina había como un altillo, vi las escaleras que subían, a primera vista pasaban inadvertidas ya que el piano las tapaba un poco. En la pared que había enfrente de mi había dos puertas y la pared en la que estaba mi sofá, a penas un metro después dejaba de ser pared para convertirse en una cristalera muy chic que daba paso a una terraza. Definitivamente no sabía donde estaba pero si me había acostado con el dueño de la casa no me importaba, claramente le salía la pasta por las orejas. 
Cuando estaba a punto de levantarme, buscar el resto de mis cosas e irme, Pol apareció bajando las escaleras, iba ataviado con unos pantalones cortos y una camiseta de un grupo raro, iba descalzo y como Pedro por su casa, así que supuse que era él quién vivía ahí:
  • ¡Eh!- me dijo al ver que estaba despierta.- ¿Cómo te encuentras reina de la noche?
  • ¿Uh? Bien...creo, bueno, tengo resaca.
  • Si, yo también. Es normal.- me dedicó una sonrisa mientras terminaba de bajar las escaleras.
  • Yo...eso ¿esta es tu casa?
  • Si.
  • ¿Y por qué estoy en ella?- El muy idiota se echó a reír.
  • Ayer por la noche, bueno mas bien ésta mañana.- rectificó.- No había manera de que me dijeras dónde vivías y como tampoco tenías ni llaves ni móvil para llamar.
  • Oh, lo siento, supongo que bebí un poco demasiado.
  • Nah, no te preocupes, todos lo hicimos.- él debió notar que yo estaba preocupada por algo y vino a sentarse a mi lado en el sofá.- ¿Te pasa algo?
  • No bueno, si...no se ¿no hicimos nada, verdad?- el sonrió y negó con la cabeza.
  • Nada, aunque hubiéramos querido ni tu ni yo estábamos en condiciones.- se volvió a reír.- Incluso estaba dispuesto a dejarte dormir en mi cama y dormir yo aquí pero cuando llegamos te echaste en el sofá y no hubo manera de moverte.- se levantó y me dio unos golpecitos en la cabeza como si me tratara de un perro.- Además.- dijo.- mientras iba a la cocina.- No soy de esos.
  • ¡Oh bueno! Así me quedo mucho más tranquila.- volví a escuchar su risa.
  • ¿Quieres quedarte a comer?- me preguntó.- No cocino mucho pero puedo preparar pasta.
  • No quiero molestarte mas.- le confesé yendo yo también a la cocina.
  • No molestas, además no me gusta comer solo. Siéntate, te prepararé la especialidad del chef.

Él estaba tan alegre y era tan simpático que supongo que terminó por contagiarme sus buenas vibraciones y me quedé a comer con él. Comimos en su impresionante terraza y luego nos quedamos charlando un rato al sol:
  • ¿Cuántos años tienes, Siena?- me preguntó.
  • 21.- Le respondí.- ¿Y tú?
  • Algunos más.- intentó hacerse el misterioso.
  • Vamos, dispara. Seguro que no eres tan viejo.- Siempre había sido una persona bastante cerrada pero me resultaba sorprendentemente fácil hablar y bromear con él.
  • Tengo 25. Recién cumplidos.- Matizó.
  • ¿Y trabajas?- asintió con la cabeza antes de contestar.
  • Sí, estoy en ello. De momento trabajo en una tienda pero estoy buscando algo de lo mío.
  • ¿Y qué es lo tuyo?
  • Publicidad, he estudiado publicidad y relaciones públicas.
  • Bueno, suerte con ello.
  • ¿Y tu? ¿Estás en la universidad?
  • Si, estudio historia. Espero terminar el año que viene.
  • Suerte con eso también.
  • Gracias.- En ese momento sonó el teléfono fijo de su casa, él se levantó de la tumbona en la que estábamos y fue a contestar. Salió de nuevo con el inalámbrico pegado a la oreja.
  • ¿Es que tu no tienes resaca nunca o qué?- escuché que preguntaba, se quedó callado durante unos segundos y luego se empezó a partir de risa.- Pero bueno tío ¿cómo te pasan siempre estás cosas?- silencio de nuevo y mas risas.- ¿A la playa dices? Bueno, claro ¡por qué no!- mas silencio.- Si estoy en casa- pausa.- No, con Siena.- silencio- ¡Ha dormido en el sofá no seas guarro!- risas.- Le preguntaré.- Silencio.- Vale, adiós.
  • ¿Era Alex?- me atreví a preguntar.
  • El mismo.- dijo Pol con una sonrisa.- Vamos a ir a la playa ¿quieres venir?
  • Eh...bueno ¡no se! Tendría que pasar por casa primero.
  • Puedo llevarte y luego pasamos a por Alex.- Realmente me apetecía pasar el día con ellos.
  • Vale, me parece bien.
  • ¡Genial! En marcha, entonces.- se levantó de nuevo y me alargó la mano para ayudarme. Entramos y él dejó los platos en el fregadero y todo bastante ordenado en un par de segundos.- Puse tu móvil a cargar, puedes llamar a tu hermana para decirle que vas mientras me cambio.
  • ¡Oh, claro! Muchas gracias.
  • No hay de que.
Hice lo que él me había dicho, llamar a mi hermana. La muy perra ni siquiera se había preocupado por mi, simplemente dijo que me diera prisa que quería salir. Pol no tardó en volver a bajar y tras dedicarme una sonrisa me preguntó si estaba lista, yo le dije que si y nos fuimos. Bajamos a la calle y me condujo hasta otro edificio donde me explicó que tenía una plaza de parking, esperé en la calle mientras entraba al parking a por el coche y me sorprendí cuando lo vi salir en un BMW clásico, de esos cuadrados y que tanto molaban, me subí en cuánto él me abrió la puerta des de el interior:
  • Esto...Pol ¿puedo preguntarte algo?
  • Claro.- me contestó echándose a reír.
  • ¿Por qué te ríes?
  • Porqué creo que se lo que me vas a preguntar.
  • ¿Ah si? ¿El qué?
  • Mejor pregunta primero y luego te confirmaré si yo estaba en lo cierto.
  • ¿Eres narcotraficante?- él se carcajeó aún más fuerte.
  • No, no lo soy.- se las arregló para contestar.
  • Bien, eso me deja mas tranquila.
  • ¿Eso es todo lo que vas a preguntar?
  • Sí.
  • Vaya...
  • ¿Por qué dices vaya?
  • La gente cuando viene a mi casa me suele preguntar si soy rico.
  • No importa si eres rico o no.- era cierto.- Solo espero que no obtengas tu dinero de una forma...turbia.- confesé.
  • No, no consigo dinero de manera turbia. La casa.- empezó a decir.- Este coche...son la herencia de mis abuelos.
  • Vaya, eso no lo esperaba.
  • Claro, es mas normal pensar que soy narcotraficante.
  • ¿Qué pasa? Veo muchas películas ¿vale?
  • Siena.
  • ¿Sí?
  • ¿Dónde vives?- fue mi turno de reír, le di mi dirección y él me llevó.
  • ¿Cómo es que tus abuelos te dejaron la herencia a ti?- pregunté sin pensar.
  • Bueno.- hizo una mueca.- No había nadie mas a quien se la pudieran dejar.
  • Oh...-¿Qué había querido decir con eso?
  • Mis padres murieron.- contestó antes de que yo preguntara.
  • Lo siento mucho.- dije.
  • No pasa nada, no los recuerdo, yo era muy pequeño. Cuando mis padres murieron, mis abuelos, que eran los padres de mi madre, si hicieron cargo de mi. Mi abuelo murió cuando yo estaba en el instituto y mi abuela hace cuatro años, de manera que lo que tenían pasó a mi directamente porqué a parte de mi madre no tenían mas hijos.- Yo no sabia muy bien que decir, por suerte el siguió hablando por los codos.- Al principio estaba un poco deprimido- confesó.- Pero bueno, luego pasó el tiempo y como todo lo acepté. La casa de mis abuelos se me caía encima - continuó.- suena feo decirlo pero olía a viejo...- tuve que reirme ante eso.- Al final decidí vender una casa que tenían en el pueblo, hacía años que mis abuelos no iban al pueblo y yo lo odio así que deshacerme de la casa era una buena idea, la vendí y con lo que me dieron hice reformas.
  • Tu casa es genial.- le dije sinceramente.
  • Gracias. Y bueno, eso es todo.
  • ¿Te parece poco?- Continuamos hablando de otras cosas mas superficiales hasta llegar a mi casa.- No vas a poder aparcar.
  • No importa, esperaré allí.- señaló un aparcamiento para minusválidos.- Y si viene alguien daré un par de vueltas.
  • Me daré prisa.

Me bajé del coche y fui a toda velocidad hasta mi casa, llamé al timbre y mi hermana me abrió. Una vez allí me aseé un poco, me puse mi bikini, unos shorts y una camiseta cutre para ir a la playa, las chanclas, un bolso con mi toalla, protector, etc y después de asegurarme que esta vez si llevaba mis llaves volví a bajar. Pol seguía en el mismo sitio y cuando subí de nuevo al coche arrancó:
  • Eso ha sido rápido.- dijo.
  • Si, supongo que para ir a la playa no importa que esté hecha un desastre.
  • No estás hecha un desastre.
  • Es bueno saberlo.
  • Alex vive aquí cerca ¿te importa hacerle una perdida?- me preguntó pasándome su móvil.
  • Claro que no.- rebusqué entre sus contactos y tenía varios Alex.- Hmmm ¿qué Alex es?
  • Está en favoritos.
  • Vale.
Lo encontré allí fácilmente e hice la perdida. En cuánto llegamos a casa de Alex ya estaba esperando en la calle, se subió rápidamente al coche y Pol puso rumbo a la playa. Pasamos una tarde de lo más agradable y entretenida, Alex era todo un espectáculo, realmente muy divertido y parlanchín. Pol no se quedaba atrás pero era un poco más prudente a la hora de decir según que cosas. Por ejemplo, en cuánto me quedé en bikini recibí por parte de Alex una serie de graciosas e ingeniosas proposiciones sexuales, me hubiera cabreado con él de no ser porqué las hizo con mucha gracia. Pol me aseguró que estaba en la naturaleza de Alex insinuarse a toda chica que se le pusiera enfrente:
  • Entonces no debes poder salir de casa, debe ser agotador insinuarte a todo el mundo.- bromeé.
  • No es a todo el mundo.- contestó Alex abriendo una lata de cerveza.- Es a las chicas, empiezo por las buenorras y según voy bebiendo voy generalizando.
  • ¿Eso es por qué el alcohol te nubla el sentido de la vista?
  • Obviamente.
  • ¿Cuánto has bebido hoy?- pregunté riendo.
  • Es la primera cerveza del día.
  • Así me siento halagada. ¿Y tu qué?- le pregunté a Pol.
  • ¿Yo qué de qué?
  • ¿También vas en barco de arrastre?*- Ambos se rieron ante la expresión.
  • No, yo no pesco.- contestó Pol.
  • Su merluza está en Londres.- añadió Alex.
  • Como se entere que le has comparado con una merluza te dará una paliza.- Pol.
  • Era por seguir con la jerga pesquera y si tu no se lo cuentas en una de vuestras pornosesiones de Skype no se enterará.
  • ¡Qué guarro eres! No son pornosesiones.
  • ¡Vamos! En serio lleva ahí un montón de tiempo y la ultima vez que la viste fue en Navidad ¿me quieres hacer creer que no hacéis guarradas cuando habláis por Skype?
  • En serio Alex, estás enfermo.
  • No estoy enfermo, sólo me preocupo por tu vida sexual. Matarse a pajas a tu edad no es nada bueno y te lo digo yo que soy médico.
  • ¡No eres médico!
  • Bueno aún no, pero dame un par de años.
  • ¿Estudias medicina?- pregunté yo en un intento de cambiar de tema, no me interesaba saber si Pol se mataba a pajas o si su novia lo ponía cachondo por internet.
  • Si, empezaré quinto en septiembre.
  • ¿Son siete años, verdad?- pregunté.
  • Si, pero los dos últimos son como interno. Estoy deseando empezar.
  • ¿En qué quieres especializarte? Y por favor no digas ginecología.- él rió.
  • No, no he pensado en ginecología. La verdad es que estoy dudando entre oncología y cirugía general.
  • Bueno...oncología tiene que ser duro...
  • No te creas, si metes la pata y te cargas a alguien siempre le puedes echar la culpa a la quimio.
  • ¡Qué bestia eres!- le dijo Pol mientras le daba una colleja.
  • ¡Ouch, no me pegues!
  • Te voy a dar de hostias si no dejas de decir tonterías.
  • ¿De dónde te viene toda esa violencia?- continuó Alex, como he dicho era completamente incapaz de callarse.
  • Viene provocada por ti.

La tarde pasó, rápida y amena. Al empezar a caer el Sol, Pol nos llevó de regreso a nuestras casas, primero a mi y después supongo que a Alex. Me despedí de los chicos entre risas y subí a mi casa donde me di una larga ducha, seguidamente puse una lavadora y llamé a mi hermana para preguntarle si iba a venir a cenar; me dijo que no iba a venir por lo tanto me preparé la cena sólo para mi. Cuando terminé de cenar limpié lo poco que había ensuciado y me fui a  la cama; estaba realmente agotada y me dormí antes de que hubieran pasado cinco minutos.

*Ir en barco de arrastre: Siena se refiere a que si tira la caña a todo el mundo (tirar la caña, los tejos, flirtear con todas). Con caña se pesca de uno en uno, los barcos de arrastre tiran la red y se llevan todo lo que se les pone por delante. No se si se entiende muy bien, espero que si.


2 comentarios:

karol dijo...

ann joder la historia nueva esta buenisima , no se como lo haces encerio pero enganche demaciado rapido, creo que ya amo a pol y alex y eso que aun no hay descripcion fisica completa 1313 , bueno ann saludines me paso el finde a ver si hay resistenciaa , mucho amor para ti :)

Anónimo dijo...

hey an, me gustan mucho todas tus historias, bueno, algunas + q otras,la nueva se ve bien... q paso con el castigo de eris??????????