domingo, 7 de octubre de 2012

Resistencia


Desperté mucho mas tarde cuando noté que algo se movía detrás de mi. Abrí los ojos y pude ver que era totalmente de día, por la luz pude adivinar que ya era por la tarde. Giré sobre mi misma y me topé con la cara de Sly:
  • Hola.- le dije.
  • Hola.- contestó él acercando su rostro al mío. Frotó su nariz contra la mía para finalmente darme un beso que me dejó un poco aturdida.- ¿Cómo estás?
  • Bien.- respondí. Él me abrazó y yo me dejé hacer.- Creo que hemos dormido mucho.- dije.
  • Sí, parece que si. ¿Quieres levantarte e ir a ver si los demás han llegado?
  • Sí, vamos.

Bajamos las mismas escaleras que habíamos subido horas antes y guiándonos por las voces que se oían entramos en una de las salas, era relativamente pequeña y en ella había varios sillones entorno a una mesa baja y en la pared oeste una chimenea. Nuestros familiares y varias personas que yo no conocía ocupaban el lugar, Sly sin preocuparse de saludar a nadie preguntó si había noticias:
  • ¿Ha llegado alguien?
  • Steve y los suyos han llegado poco después de que llegarais vosotros.- Le contestó un hombre que yo no conocía. Con esa noticia sentí que mi corazón se hacía un poquito mas ligero.
  • ¿Alguien más?- quiso saber Sly.
  • Owen y Cristina han llegado con sus hijas.- Me alegré de que Shana estuviera sana y salva, por el resto de su familia también pero sobretodo por ella.- Lena y Suzanne con sus pequeños también.- El hombre fue recitando nombres y casi todos habíamos llegado y estábamos a salvo.- Estamos esperando noticias de Wyoming, no tardaran en llegar, supongo.
  • Eso espero.- contestó Sly.- Gracias, Jeremy.

Después del informe de llegadas Sly debió de recordar sus modales por lo que saludó adecuadamente a las personas que había allí y me las presentó. Acto seguido nos sentamos junto a nuestra familia y “los de Montana” nos sirvieron comida caliente, no me había dado cuenta de lo hambrienta que estaba hasta que tomé el primer bocado. Mientras comíamos noté algunas miradas clavadas en mi pero decidí ignorarlas, Sly que terminó de comer antes que yo estaba hablando, junto con Jackson y Amy, con nuestros anfitriones. Mi madre se dejó caer a mi lado y empezó a peinar mi pelo con sus dedos, la  miré extrañada porqué ella no había hecho eso des de que yo era pequeña:
  • Se que no vas a querer hablarlo conmigo, pero puedes hacerlo si quieres. Soy tu madre y estoy aquí.- No se porqué esa muestra de buena voluntad por su parte me enfureció.
  • ¿A estas alturas crees que hay algo que necesite preguntarte?- me reí sombríamente. Ella se quedó sin saber que decir durante un momento.
  • ¿Qué te ha pasado, Joy? No eras así conmigo en el campo.
  • Ya...pero es que la ultima vez que te vi en el campo se me estaban llevando para convertirme en una esclava sexual y no te vi mover un dedo por mi.
  • ¡No podía hacer nada!- exclamó ella haciendo que los que estaban en la sala se volvieran para prestarnos atención.
  • Otras madres lloraron, maldijeron a los guardias ¡Protestaron! Tu ni siquiera me abrazaste antes de que nos obligaran a salir.- me levanté y me dirigí a la puerta.- Lo siento.- me disculpé con las personas que había allí antes de salir de la habitación.

En el fondo sabía que mi comportamiento no era el más correcto, pero ese sentimiento de odio hacia mi madre no hacía más que incrementar y lo más curioso es que no me había enfadado con ella hasta que la tuve delante, todo el tiempo en que estuvimos separadas estuve preocupada por ella y no dejé que quererla ni un solo segundo ¿qué me estaba pasando?
Volví a la habitación que había compartido con Sly apenas una hora antes, cerré la puerta y respiré profundamente. Di un par de vueltas por la habitación apreciándola mejor, me tumbe en la cama y cerré los ojos intentando dispersar la mente, no funcionó, finalmente me levanté y salí al balcón con vistas al lago que tenía la habitación. El frío me golpeó duramente ya que yo no me había molestado en ponerme más ropa de abrigo, pero no me importó. Me apoyé en la barandilla y me quedé allí un buen rato contemplando las vistas, me estaba quedando realmente helada cuando Sly llegó, salió a fuera y pasó sus brazos por mi cintura, abrazándome des de atrás:
  • ¿Qué ha pasado allí abajo?- me preguntó.
  • Nada.- suspiré yo.- Solo he sido yo descargando un poco de ira hacia mi madre.
  • Ya y ¿cómo estás ahora?
  • Creo que se me ha congelado el cerebro, por lo que supongo que estoy bien, si no puedo pensar no puedo estar cabreada.- Sly dejó ir una risa un tanto sarcástica.
  • Anda, entremos antes de que te congeles de verdad.- Sly me arrastró de vuelta a la habitación y esperó a que yo me desahogara, supongo que esperaba que le dijera algo sobre mi madre pero no fue eso lo que salió de mi boca.
  • No quiero quedarme embarazada.- solté. Él me miró sorprendido por mi declaración.
  • No vas a quedarte embarazada.- me contestó.
  • ¿Y cómo me lo garantizas? La única forma que tienes es no tocándome.
  • Tenemos vioxen*.- me dijo.
  • ¿Qué es eso?
  • Un anticonceptivo.- me explicó.- Lo tomo ¿nunca te has dado cuenta que no tengo ningún hijo con Sharon?
  • ¡Oh!- dije.- No, supongo que no había reparado en ello.
  • ¿Eso era lo que ha provocado que casi muerdas a tu madre?
  • No, eso se me ha pasado por la cabeza allí fuera.- me referí al balcón.- Mi madre solamente me irrita.
  • Deberías sentarte a hablar con ella e intentar arreglar vuestras diferencias.
  • Ahora mismo no quiero hablar con mi madre.- le dije antes de besarle y empezar a quitarle la ropa.
  • Joy.- suspiró él.
  • ¿Hmm?- yo estaba muy ocupada besándole el cuello.
  • ¿Intentas distraerme?
  • Un poco, pero también a mi misma.
  • Esto no está bien.
  • Claro que lo está.- le desabroché los pantalones y metí mi mano dentro.
  • Esto no es la solución.
  • Puede, pero me gusta. Contigo me gusta.- le bajé los vaqueros y la ropa interior al mismo tiempo que me arrodillaba delante de él. No me importaba aplicar mi entrenamiento con él, la noche anterior había disfrutado gracias él y quería que él disfrutara también conmigo.
  • Vas a matarme...- fue su última protesta.

Días después habíamos recibido noticias de la gente que se desplazó a Wyoming, habían llegado todos sin complicaciones; y los que faltaban por llegar a Montana lo hicieron también sin complicaciones los días anteriores. Empezaba a habituarme a la gente que nos acogía y también al sitio tan enorme en la que residían, era todo muy diferente a lo que había sido nuestra casa y nuestro sistema de organización. Éramos más gente y también había más personas más cercanas a mi edad o de la misma, los conocí a todos y me mandaron realizar algunas tareas con muchos de ellos. El hecho de que Sly y yo estuviéramos juntos había sorprendido bastante a todo el mundo, había escandalizado a unos pocos, a otros les había resultado completamente igual y otros pocos aunque no estuvieran escandalizados les producía por lo menos, curiosidad. Era bastante comprensible por dos cosas, la primera era que la ultima vez que Sly había estado en Montana mantenía algo parecido a una relación con Sharon y la otra es que yo seguía teniendo 17 años y me sacaba 13 años, hubiera sido más normal que Sly se hubiera involucrado con mi madre, que como todo el mundo sabía, tenía solamente 31 años.
Sly y yo no habíamos intentado en ningún momento seguir fingiendo que no pasaba nada entre nosotros como hacíamos en casa, tampoco nos dedicamos a demostrar nuestro amor en público. Pero dormíamos juntos todas las noches y también nos juntábamos en cualquier ocasión, yo seguía esperando que Sharon me agrediera de un momento a otro.

Me di cuenta pasados unos días más que Sly solía despertarse muy temprano para ir a entrenar, salía a correr con la salida del Sol y después se encontraba con Henry para pelear con unos guantes muy raros; empecé a acompañarlo a correr cuando me di cuenta de que quizás un día no muy lejano debería escapar de alguien corriendo por el bosque, para eso era necesario estar en forma. También Sly insistió en enseñarme a pelear, no le costó mucho porqué yo había estado acostumbrada a zurrarme con algunos de los chicos del campo, aunque hacía ya bastante tiempo que no peleaba con nadie y esas peleas no eran muy serias. Sly y Henry me dieron algunas indicaciones y en cuánto conseguí atestarles un par de golpes a cada uno se sintieron, cómo dijo Sly, orgullosos de mi.

Febrero, Lago Swiftcurrent, Parque Nacional de los Glaciares, Montana. Antiguos Estados Unidos.

  • ¿Eso de allí es un ciervo?- le pregunté a Sly mientras nos dedicábamos a quitar las puntas de hielo que se formaban en los salientes del tejado, estábamos subidos allí arriba atados con una cuerda entre nosotros y también a una de las chimeneas.
  • ¿Dónde?
  • Ahí, junto al embarcadero.
  • Sí, lo es.
  • Pero está muy cerca ¿que hace aquí?
  • No sé, pero será una buena cena.
  • ¡Sly!- exclamé.- Pobrecillo.
  • ¿Ahora te da pena el ciervo?
  • Un poco.
  • ¿Entonces tienes remordimientos cada vez que comes carne?
  • No, pero cuando está en el plato ya no tiene cara, en cambio, lo veo allí...tan vivo, tan bonito.- Sly se rió descaradamente de mi.
  • Cariño, eres tan ilógica.- me dijo antes de abrazarme y darme un beso.- Pero me apetece ciervo para cenar.

Sly se sacó un walkie de uno de los múltiples bolsillos de su chaqueta e informó de la presencia del ciervo, me estremecí cuando después de un rato se escuchó un disparo y Sly volvió a reirse de mi. No bajamos de ese tejado hasta que nos avisaron para ir a comer. Tras dejar los abrigos y guantes en la entrada fuimos al comedor grande dispuestos a comer, Sly aún estaba burlándose de mi cuando yo me quedé de piedra. Esa cara, la había visto antes pero me costó un momento recordar dónde, finalmente recordé el día que fui elegida para pasar a ser una esclava sexual. Esa cara permanecía a uno de los ricos que habían contemplado el proceso de selección.

1 comentario:

Marta dijo...

dios no lo dejes ai q pasa como es q hay un rico alli, estoy tan intrigada espero q subas mas caps pronto