lunes, 8 de abril de 2013

Sín título. Cap 17.


Qué mala soy, como me gusta. Espero que os guste y que comentéis. Besos, An-


En ese momento, en el que Alex me miraba receloso y Pol tenía una estúpida sonrisa en su preciosa cara, pensé en las cosas que podía hacer. No eran muchas y casi todas terminaban en mi estampando la puerta en las narices de esos dos. Una de las opciones más interesantes era ir rápido hasta la cocina y volver con un cuchillo bien afilado y clavárselo, primero a Pol por estar sonriendo como en un anuncio de dentífrico, y luego a Alex por llevarlo a mi casa.
No ocurrió nada de eso... No les golpeé con la puerta en las narices ni tampoco los acuchilló, en cambio Dante se asomó por detrás de mi:
―¿Qué hace este aquí?― Preguntó.
―Me estoy preguntando lo mismo.― Refunfuñó Pol.
―Pol ha venido a pasar unos días aquí.―Explicó Alex viendo lo tensa que era la situación. Yo reaccioné después de ese momento de demencia.
―¿No se te ha ocurrido avisarme de que ibas a traerlo?― Le pregunté.
―¡Sorpresa!― exclamó sin muchos ánimos.
―¿Cómo que sorpresa? Me has dicho que ella estaba conforme en que viniera.―Le acusó Pol.
―No exactamente.― Pol cerró momentáneamente los ojos y se masajeó las sienes con los dedos.
―Lo siento- se disculpó conmigo― Creí que sabías que iba a venir. Mejor me marcho.
―Eso, vete.― Eso lo dijo Dante a media voz detrás de mi, ni Alex ni Pol lo escucharon pero yo si.
―No te vayas, Pol.― Cogí aire. ― Es bueno verte. Pasad.

Supe al instante que Dante se había cabreado pero no podía simplemente echarlos de allí. Fue bastante incomodo encontrarnos los cuatro en mi habitación sin a penas nada que decir, tras unos segundos vi como Dante recogía su chaqueta y se la ponía:
―Yo me marcho.― Vale, definitivamente Dante tenía un cabreo monumental.
―¿Qué? ¿Por qué?― Le pregunté.
―No pinto nada aquí. Iré a tomar algo con mis amigos, si terminas pronto ya sabes donde estoy.― Fulminó a Pol con la mirada pero le dijo adiós a Alex. No tuve más remedio que seguirle hasta la puerta.
―Dante por favor, no te enfades.― le pedí casi susurrando.
―¿No? ¿Y qué crees que debo hacer? Hoy me cuentas que tuviste un lío con este idiota y aparece horas después ¡Qué casualidad!
―No sabía que había venido ¿crees que yo estoy feliz con esto? Quédate, por favor.
―Dile a él que se marche y me quedaré.
―No le puedo decir que se vaya...
―Él se estaba yendo solo y le has dicho que se quedara. Dile que has cambiado de opinión.
―Somos amigos, Dante.
―No sois solo amigos.
―No seas así.
―Si se va me quedaré.- me quedé callada buscando las palabras adecuadas para hacerle entender que no quería que él se fuera pero que no podía echar a Pol.―Adiós.― Y se fue dando un portazo.

Después de unos segundos volví a mi habitación en donde Alex estaba prácticamente tumbado en mi cama y Pol seguía de pie, se le veía inquieto.
―¿Por qué se ha cabreado tanto Dante?― preguntó el muy idiota.
―¿Tu qué crees?― le gruñí.
―Oye, no te cabrees conmigo ¿cómo iba a saber yo que estaba él aquí?
―Preguntando. Y levántate de mi cama.― Por una vez en la vida me hizo caso y se levantó.― Y tú― me dirigí a Pol.―No creas que no tienes parte de culpa.- Él abrió y cerró la boca como queriendo decir algo.
―Alex dijo que estaba bien que viniera.―dijo al fin.
―¡Oh, menuda excusa!― Exclamé.―Y como Alex lo ha dicho pues bien, pensaste voy a plantarme en casa de Siena después de estar meses sin decirle nada. Pues entérate, amigo― le dije.― Eso no está bien, creo que no te hubiera costado nada enviarme un email o un privado por el Facebook o yo que se ¡un telegrama!
―¿Un telegrama?― se rió él.
―Yo creo que hubiera sido mejor una señal de humo.― bromeó Alex.
―¿Qué quieras que te diga? Soy más de paloma mensajera.― Ese fue Pol y ambos idiotas se rieron. Pol dejó de reír en cuánto me lancé a su cuello para abrazarle.
―Te he echado mucho de menos pedazo de gilipollas.- Le dije.
―Yo también.― me contestó devolviéndome el abrazo.

Tras un momento me separé de Pol y me limpié con el dorso de la mano las dos estúpidas lágrimas que se me habían escapado. Volver a ver a Pol no fue como yo esperaba, creí que me afectaría más o que me enfurecería pero no sentí nada de rencor. Y aunque había una parte de mi que seguía sintiendo cosas por él estaba muy enterrada, de manera que en ese momento solo era el maravilloso chico que había conocido el verano anterior y que se había convertido en uno de mis mejores amigos.
― ¿Vas a volver?― le pregunté.
― Aun no lo se.
― Tío, tienes que volver― le dijo Alex― termina el contrato o mejor aún, despídete y vuelve. Si no encuentras trabajo te prometo que te mantendré yo, les diré a mis padres que te adopten.― Pol y yo miramos a Alex, estábamos acostumbrados a que dijera tonterías pero lo preocupante es que parecía decirlo en serio. Nos echamos a reír a coro.
― No le hagas sufrir más, Pol― le dije mientras me acercaba a Alex y lo abrazaba para consolarle. Alex que volvía a estar sentado en mi cama me abrazó también como si le fuera la vida en ello.
― Eso, no me hagas sufrir.― Y el muy gilipollas empezó a restregar su cara contra mis pechos, que como estaba sentado y yo de pie abrazándolo le quedaba a la altura perfecta. Me aparté de él de un respingo y luego le ataqué. Él tío se moría de la risa mientras yo le pegaba sin conseguir hacerle daño.
― ¡Eres...! ¡Eres...!―no había ningún insulto que definiera lo caradura que era Alex― ¡Un cerdo gilipollas, asqueroso!― Cuando me cansé de pegarle le me dirigí a Pol que se estaba riendo de nosotros― ¡Si no piensas volver al menos llévatelo, yo no lo aguanto más!
― Gracias pero no quiero su custodia― bromeó.
― Pues te aguantas, iba contigo cuando nos conocimos. Pudiste educarlo mejor, si no lo quieres busca a su madre y devuélveselo.
― ¿Cuando he pasado a ser un niño sin hogar?― Se metió Alex.

El rato que pasamos haciendo el gilipollas fue realmente demasiado largo para tres personas adultas. Solo cuando Alex mencionó a Dante me sentí culpable y decidí que era hora de ir a disculparme con él, no sentía que hubiera hecho nada malo pero podía entender como se sentía él. Mientras Alex y Pol seguían charloteando terminé de arreglarme y llamé a Dante, como esperaba no contestó así que les dije que iría a buscarlo en el pub que supuse que estaría con sus amigos. Ellos me acompañaron hasta la puerta pero estuvieron deacuerdo que no sería muy buena idea que entraran conmigo. Me despedí de ellos hasta el día siguiente ya que prometimos comer juntos. 
Cuando iba a entrar en el local me topé con Manu y otro de los amigos de Dante, Gonzalo, que salían a fumar.
― ¡Siena!― exclamó Manu sorprendido de verme.― ¿Qué haces aquí?
― El idiota de tu amigo no me contesta así que aquí estoy― le expliqué.
― Sí, creo que está un poco cabreado― bufó― en serio, no se que le ves. Es como una chica... ¡menudos cambios de humor!
― Dímelo a mi. ¿Cómo de cabreado está del 1 al 10?
― Yo diría que un un 8 o puede que 9― dijo Gonzo.
― Entonces deseadme suerte.
― Con este vestido no la necesitas― Gonzo me guiñó el ojo y si no fuera porque sabía que me lo decía para darme ánimos me hubiera sonrojado.
― Bueno, gracias. Nos vemos dentro si no me arranca la cabeza.
Ellos se despidieron de mi con la mano y yo me metí en el pub. El sitio estaba lleno ¿cuán difícil podía ser encontrar a Dante? Por lo visto mucho, tuve que abrirme paso entre la gente y deshacerme de dos chicos que intentaron ligar conmigo.
― ¡Eres la mujer de mi vida! ¡Casémonos!― me decía uno. Ambos amigos estaban como una cuba, por suerte no eran babosos.
― No le hagas caso, cásate conmigo que soy mejor partido. 
― Lo siento― les contesté entre divertida e irritada― pero no puedo casarme con ninguno de los dos.
― ¿Por qué no?― Preguntó el más alto de los dos llevándose las manos al corazón como si estuviera gravemente herido.
― Ya estoy casada. Con un jeque árabe, es muy celoso y si mi guardaespaldas― señalé a un tipo muy raro que estaba solo a medio metro de nosotros― le dice que he hablado con vosotros os matará.
― Yo no quiero morir― se dijeron el uno al otro.
― Adiós amor mío― me dijo el más alto― te recordaremos siempre.

Seguí mi camino despidiéndome de ellos con la mano mientras me lanzaban besos al aire y buscaban una nueva víctima. Aún me estaba riendo cuando vi a Dante, en ese momento se me borró la sonrisa y me entró un enrome instinto asesino. Dante se estaba comiendo la boca con una morena tetona. No se que fue lo que me impulsó a ir hasta la “feliz pareja” y empujar a Dante con todas mis fuerzas, como él estaba tan ocupado repasándole las anginas y palpando su culo no me había visto. Se volvió enseguida hacia mi cabreado para ver quien era el que lo había empujado, le cambió la cara en cuánto vio que había sido yo y que lo había visto dándose el lote con esa guarra.
― Siena, yo...― él habló pero estoy segura que no sabía que decir.
― Tú eres un completo hijo de puta.― le espeté. Luego di media vuelta y empecé a abrirme paso nuevamente entre la gente para salir de allí, los que habían visto el espectáculo se apartaron rápidamente para dejarme pasar. Supe que Dante venía detrás de mi pero no tenía ninguna intención de hablar con él. Llegué a la calle, Manu y Gonzalo aún estaban en la puerta hablando con unas chicas cuando me vieron salir.
― Ei ¿has encontrado a Dante?― preguntó Manu.
― Sí― respondí secamente.― Decidle que si tiene algo de decencia que me deje en paz.
― ¿Qué es lo que ha pasado?― Manu parecía sinceramente preocupado.
― Pregúntaselo a él. Lo tienes ahí― Dante también había salido.
― Dante ¿qué le has hecho a Siena?― Mientras Manu retenía en cierto modo a Dante me empecé a ir.
― Déjame, joder― escuché que le contestaba. Yo intentaba parar un taxi mientras caminaba para alejarme de él. Dante me alcanzó y yo maldecí internamente ¿dónde había un puto taxi cuando lo necesitabas?― Siena, por favor. Hablemos.
― No quiero hablar contigo― le respondí renegando de los taxis y caminando mas deprisa hacia la parada del metro.
― Lo de ahí dentro, lo lamento.― él caminaba junto a mi y yo hacía mi mayor esfuerzo para no mirarle y sacarle los ojos― ni siquiera se por qué coño lo he hecho. Estaba cabreado por lo del gilipollas ese y he bebido mucho. Ella se me ha puesto delante y simplemente no estaba pensando.― Su explicación me cabreó incluso más.
― ¿Eso es una excusa para ti?― le grité― ¿Sabes cómo me has hecho sentir hace unas horas? Me has hecho sentir como una mierda, como si estuviera cometiendo un crimen por decirle a un buen amigo que no se fuera. Te había contado lo que pasó justamente para que tuvieras un poco de confianza en mi y pese a eso, y a que Alex lo ha traído por sorpresa te has portado como un cerdo conmigo.― Dante me escuchaba atentamente y pude ver muestras de arrepentimiento en su rostro― No tenías ningún derecho en tratarme así. Si por si eso fuera poco, como soy estúpida, una parte de mi entendía porque te has puesto así y he venido a buscarte para disculparme, al menos encontrarte con esa me ha abierto los ojos.
― ¡Mierda Siena! Se que soy un gilipollas y siento haber hecho que te sintieras tan mal. Lo que he hecho ahí dentro no tiene excusa pero no te vayas así, por favor. No ha pasado más de lo que has visto, es la primera vez desde que estoy contigo. Será la única, lo prometo.
― Me da igual que hayan sido una o trescientas, lo que me jode es que después de un cabreo monumental, mientras yo estaba pensando que hacer para arreglarlo, a ti te ha faltado tiempo para ir a menear la cola con otra.― Él se acercó a mi y me agarró por los brazos.
― Se que ahora estás muy cabreada y tienes todo el derecho del mundo pero prométeme que no vas a dejarlo así, tómate los días que necesites para pensar pero no me dejes. No por esto, Siena.
― ¿Qué se supone que haga sino, Dante?― Yo había pasado de la fase cabreo monumental a la fase voy a empezar a llorar como una magdalena.
― No lo se, pero te quiero y quiero estar contigo.― Me quedé estupefacta por las palabras de Dante, el tipo me había soltado un “te quiero”.
― No puedes decirme esto ahora.― Y ahí salieron las primeras lágrimas. El problema fue que también salieron del bar de enfrente Alex y Pol. Sabía que habían ido a beber no muy lejos del pub pero no esperaba encontrarlos y mucho menos que se metieran en ese lío.
― ¡Chicos!― exclamó Alex al vernos, por su tono supe que ya se había tomado un par de copas. ― ¿Ya se os ha pasado el mal rollo?― revoloteó hasta nosotros y entonces vio que yo estaba llorando ―¿Qué coño...? ¿Por qué estás llorando?
― No es nada― le respondí limpiándome las lágrimas bruscamente.
― Y una mierda no es nada.― contestó apartándome de Dante.
― ¿Te ha hecho daño?― Pol se había unido al interrogatorio. Yo negué con la cabeza.
― No pasa nada, de verdad.― Pol no satisfecho con mi respuesta encaró a Dante.
― ¿Qué le has hecho?
― ¿Qué te importa a ti, imbécil?
― Me importa, gilipollas.― ¡Genial! En ese momento solo me faltaba que esos dos se pelearan entre ellos.
― Seguro que te importaba mucho en Londres estando con tu novia.― Esas palabras le sentaron a Pol como una patada.
― Eso no tiene nada que ver.― Pude ver claramente que esos dos iban a liarse a golpes.
― No te metas― le dije a Pol, él frunció el ceño pero se apartó después de mirar mal a Dante una ultima vez.― Y tu― le dije a Dante― ¿crees que eres mejor que él?
― No― admitió― supongo que no...― Yo suspiré frustrada, esa situación me superaba. Si ya me era difícil lidiar con un Dante infiel me era totalmente imposible lidiar además con dos idiotas que se habían declarado la guerra.
― Vamos Siena― me dijo Alex ¿desde cuándo era el más sensato?― Te acompañaré a casa. Yo cogí la mano que me ofrecía y Pol hizo ademán de venir con nosotros― Amigo, es mejor que te vayas a tu casa.― le dijo Alex.
― Yo no he hecho nada― protestó.
― Me da igual, tu casa está a cinco minutos y no vas a acompañarnos para volver luego.― Pol le hizo a Alex la mirada del tigre pero no dijo nada más. Se despidió de nosotros y se fue sin dignarse a mirar a Dante.
― Oye― ese fue Dante intentando hablar conmigo de nuevo.
― Si quiere hablar contigo te llamara.

Dicho eso Alex paró un taxi ¿dónde estaba ese taxi cuando lo buscaba yo? y nos subimos. Le dio su dirección al taxista y nos pusimos en marcha, él me abrazó contra su pecho y me preguntó nuevamente lo que había pasado, se lo conté mucho más serena de lo que pensé que sería posible. A penas me cayeron un par de lágrimas.
― ¿Por qué soy tan desgraciada?― me lamenté rato después, estábamos en casa de Alex y él me había servido un vaso con ginebra. Estaba asqueroso pero yo me lo había tragado como si fuera agua.
― Eso son cosas que pasan. No creo que lo que ha hecho Dante sea tan grave, es decir es una putada pero ¿tú no te has enrollado con nadie por rebote? 
― Ya sabes que no.
― ¿Ah no?― me preguntó arqueando la ceja.― Creía que habías terminado con Dante de la misma manera, pero bueno...― Odiaba a Alex, de verdad que si. Odiaba cuando era tan lógico y odiaba que tuviese razón. Puede que lo mío no hubiese sido exactamente el mismo caso pero realmente, aunque me gustaba por que estaba como un queso, me había enrollado con él para sacarme a Pol de la cabeza. Creo que en parte por eso me había costado tanto aceptar que lo nuestro había pasado a ser algo serio, no porque tuviese miedo de que él se cansara de mi sino porque yo al principio lo vi como un chivo expiatorio. Nunca lo había visto como un novio.
― Te detesto.― le dije a Alex tras mi epifanía.
― ¿Y qué me dices de lo que pasó con Pol cuando cortó con Meri? ¿No se enrolló contigo, en parte, por rebote?
― Qué sí― admití― tienes razón. Déjalo ya.
― No pretendo torturarte, pero como me dice a menudo Pol soy como Pepito Grillo, quiero que veas las cosas con claridad.
― Así que Sr. Pepito Grillo según tú que debo hacer ¿estar con Dante como si no hubiera pasado nada?
― No, yo no digo eso. Ni voy a decirte que es lo que tienes que hacer. Dante la ha cagado mucho hoy pero le gustas, también estoy bastante seguro de que él a ti no te gusta tanto como le gustas tú a él. Pero yo que se Siena... si estoy solo es por algo y es porque estar con alguien es jodidamente complicado.

Me acurruqué más cerca de Alex, estábamos en el sofá y el tomó mis piernas para ponerlas encima de su regazo, estaba prácticamente encima de él. Descansé mi cabeza sobre su hombro y mi respiración rompía en su cuello.
― A veces creo que hubiera sido mucho más sencillo y mucho más sentado haberme enamorado de ti.
― No estoy muy seguro de que eso hubiese funcionado.― Me contestó.
― Seguramente no, me hubieras mandado a paseo a los dos segundos pero al menos tendría las cosas mucho más claras.
― Yo nunca te mandaría a paseo Siena.― Me dijo haciendo que levantara mi cabeza. 

Nos quedamos mirando a los ojos durante un momento ¡mierda! estábamos demasiado cerca. Alex o yo, no se realmente cuál de los dos fue seguramente fuimos ambos, nos acercamos más y él bajó su boca sobre la mía. Nos besamos. Cerré los ojos y pensé que Alex besaba muy, muy bien. Alex besaba increíblemente.

11 comentarios:

Ana dijo...

Madre del amor hermoso xd no me lo puedo creer me encantó el cap pero sigo sin poder creermelo mas mas porfa

Gely dijo...

OMG!!! como haces ese giro! fue inesperado pero me encantó.
PD Espero k estes bien despues de la operación y ke no fuera nada grave

aylu dijo...

siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii mi sueño se hiso realidad, Alex el compañero fiel de siena, el q siempre estuvo aiii para ella, al fin!!! q deje a los otros gilipollas ii se quede con Alex :D

Unknown dijo...

pues de hecho la historia empezo con alex! pero amiga, no demores mucho, porquee haces que muera!

Anónimo dijo...

OMG, OMG,OMG,OMG,OMG,OMG,OMG,OMG,OMG,
DE INFFARTOOOOOOOOOOOOOOOO

Anónimo dijo...

NOOOOOOO PODI ! AAAAAAAAH QEDE EN ESTADO DE SHOCK D: MUERO...POR OTRO CAPÍTULO ! XD

karol dijo...

Jo-der, gracias a esto la fantasía que tenía sobre siena ,Alex y Pol revivió , maldición Ann, creo que disfrutas hacernos sufrír , capitulo mejor imposible, espero el próximo pronto

Anónimo dijo...

Creo que lo has liado mucho con lo de alex jajaja pero aun asi esta muy bien el cap :)

Anónimo dijo...

Madre de dios. No nos hagas sufrir otra vez anda, que es una tortura muy cruel. Espero que te hayas recuperado de la operacion y estes bien!
Esperamos con muchisimas ansias el siguiente cap!

Anónimo dijo...

mi hermoso y pervertido Alex :D
oh mi dios como acabara esto, sube capi! :O

Anónimo dijo...

capi capi capi capi