domingo, 15 de septiembre de 2013

Sex, durgs & rock'n roll. Cap. 10.

Bueno, ya se que hace mucho, mucho tiempo que no subía nada de Sex, drugs & rock'n roll pero hace poco subí la historia a wattpad y parece que a la gente le ha gustado. No se, supongo que eso me ha devuelto las ganas o la inspiración de seguir con ella, que la había abandonado por "Verano" y otras cosas que me apetecían más escribir a pesar que siempre he tenido claro como empieza y termina ésta historia. En fin, espero que os guste y que comentéis. Pasad por mi wattpad ( http://www.wattpad.com/user/Anrovi )! Besos, An.






Un mes pasó volando, un mes en el que había follado con Mía al menos dos veces por semana. Ella había terminado por soltarse y admito que desde que se había librado de la vergüenza, el sexo entre nosotros era espectacular. Nunca pensé que educar a alguien sexualmente pudiese ser tan satisfactorio para mi, Mía sabía lo que me gustaba, cuáles eran mis posturas favoritas y desde que ella misma me había pedido que le indicara como quería que me chupara la polla, me hacía unas mamadas increíbles.

Odiaba los días antes de las vacaciones, la Navidad se había echado encima y estaba desquiciado corrigiendo exámenes y poniendo notas. Era jueves por la tarde y después de terminar en el instituto había ido hasta la guarida, tras descongelarme me pedí una cerveza y me senté en una de las mesas con los últimos exámenes y trabajos que me quedaban para corregir, al día siguiente tenía que poner todas las notas sí o sí. Después de un rato Piti llegó con su habitual y exaltado estado de ánimo, se dejó caer a mi lado:
― ¿Qué coño estás haciendo?― me preguntó.
― Leyendo las cartas de mis admiradoras ¿a ti qué coño te parece que hago?― le gruñí.
― No lo sé, podrías estar haciendo una lista de todas las tías que te has tirado.
― Me halaga que pienses que podría llenar tantas hojas― le sonreí― pero estoy corrigiendo exámenes.
― Un lugar muy apropiado para hacerlo.
― ¿Verdad que sí? Anda, para ti este montón― le di a Piti un puñado de exámenes que me quedaban para corregir.
― ¿Pretendes que yo ponga la nota?― preguntó.
― Es nivel de instituto, hasta tú puedes hacerlo― Piti había empezado la carrera de historia del arte conmigo e hicimos dos años juntos hasta que él se cambió a antropología.
― Venga vale, me hace hasta ilusión.

Cuando el resto de nuestros amigos llegaron, nos encontraron a Piti y a mi discutiendo sobre si uno de mis alumnos debía aprobar o no. Piti era de la opinión de que merecía el cinco y yo le estaba diciendo que ese examen era una bazofia, finalmente Juan Hernández fue aprobado por petición popular... esperaba que mis profesores se hubiesen tomado la tarea de corregir exámenes más seriamente que yo.

Al día siguiente era viernes, por lo tanto había llegado el bendito fin de semana y para hacerlo más bonito, después del lunes sólo quedarían dos días antes de las vacaciones. Como he dicho, era viernes por la tarde y yo estaba en mi casa, con Mía:
― Oye, si vas a ponerte a cocinar deberías hacerlo desnuda― le dije antes de besuquearle el cuello e intentar persuadirla para que dejara de hacer lo que estaba haciendo, es decir la masa de unos sufflés de chocolate.
― Las manos quietas― ordenó golpeándome con una cuchara de madera.
― Ouch, no me pegues― me quejé.
― Pues déjame trabajar, esto casi está.
― Cuando has dicho que traías la merienda pensé que ya estaba hecha― refunfuñé lastimosamente.
― Anda, deja de incordiar y ponte a lavar todo esto.
― Muy bonito, tú cocinas y yo friego...― mientras lavaba los cacharros que Mía había ensuciado para preparar la masa ella rellenó los moldes.
― Toma, prueba esto― bañó el dedo en la masa que había sobrado y después prácticamente me lo metió en la boca.
― ¡Me cago en la leche!― exclamé después de chupar su dedo― esto está buenísimo.
― ¿De verdad?― yo asentí y me hice con el bol para comerme la mezcla que había sobrado a cucharadas. Mía rodó los ojos y puso los moldes en el horno.
― ¿Cuánto tiene que estar esto en el horno?― quise saber.
― Unos 25 minutos― respondió mientras lavaba los últimos utensilios.
― Bien― le dije dejando el cuenco en el fregadero― tiempo suficiente para hacer que te corras.
― ¡Dios santo, Dick!― exclamó mientras yo la arrinconaba contra la encimera. 

La besé y ella se mostró receptiva mientras mis manos iban al botón de sus vaqueros, la desabroché y metí la mano dentro de sus bragas buscando su clítoris, ella gimió cuando lo encontré y me besó con más fuerza. Mientras la masturbaba, ella desabotonó mi camisa y mordió uno de mis pezones poniéndome bastante cachondo. Me aparté un instante para terminar de quitarme la camisa y quitarle los pantalones y las bragas a ella, acto seguido la besé nuevamente y deslicé mi boca hacia abajo hasta reunirme con su coño. Mía se estremeció de arriba a bajo y una de sus manos fue hasta mi pelo mientras mi lengua salía a jugar el gran partido. Pasé su pierna derecha por encima de mi hombro para tener mejor acceso y ella se sujetó a la encimera al mismo tiempo que dejaba escapar un sonoro jadeo. Llevaba un rato concentrado en mi tarea y por la respiración y los gemidos de Mía sabía que estaba a punto de correrse, por eso me sorprendió que de repente me hiciera parar:
― Dick, para― me ordenó.
― ¿Por qué? ¿Qué pasa?― levanté la cabeza y vi que a Mía le estaba sangrando la nariz― ¡Mierda!― exclamé.
― No te preocupes, no es nada.
― Pon la cabeza hacia atrás― le dije mientras le echaba mano al rollo de papel de cocina. Pasamos un minuto o dos intentando que se detuviera la hemorragia.
― Creo que ya está, ha parado.
― ¿Segura?
― Sí― en ese momento escuchamos como la puerta de entrada se cerraba, alguien había llegado. Mía me miró con pánico y acto seguido buscó sus bragas. No se porque, a mi, mientras ella se ponía las bragas a toda prisa me entró la risa.
― ¿Qué es lo que huele tan bien?― vociferó Piti justo antes de entrar en la cocina. Mía no tuvo tiempo de ponerse nuevamente los vaqueros pero por suerte llevaba una camiseta bastante larga― ¡Joder! ¿qué ha pasado aquí?― Era normal que Piti preguntara porque la escena era de lo más extraña, Mía sin pantalones y con la cara ensangrentada, yo sin camiseta y varios pañuelos llenos de sangre en la encimera― ¿Le has pegado maldito hijo de perra?
― ¡Jesús, Piti! ¿Por quién me tomas?― le pregunté indignado.
― Bueno pues explícame que es lo que ha pasado.
― Nada― respondió Mía― ¿no te ha sangrado nunca la nariz?
― No desde esa vez que me pasé con la coca ¿te acuerdas, Dick?― por suerte Piti había dejado de pensar en mi como un maltratador.
― Por desgracia, sí. Me acuerdo.
― Vale, te ha salido sangre de la nariz ¿pero y lo demás? ¿Qué es lo que estabais haciendo?
― Mía ha hecho unos sufflés y mientras esperábamos a que se cocieran le he comido el coño ¿tienes más preguntas?― le gruñí. Mía se tapó la cara tras mi explicación y Piti se rió.
― Vale, tío. No me hacía falta tanta información.
― Pues entonces deja de preguntar y sal de aquí, joder― le empujé fuera de la cocina y cerré la puerta.
― Dick, me muero de vergüenza― sollozó Mía.
― Bah, no te preocupes. Es solo Piti― se puso los vaqueros y se acercó al fregadero para limpiarse la cara. Recogí los pañuelos y los tiré a la basura― ¿Segura que estás bien? ¿No te habrás pasado con la coca, verdad?― bromeé.
― No te lo quería decir pero he esnifado medio kilo antes de subir― ironizó― Creo que esto ya está― dijo agachada enfrente del horno. Lo apagó y tras coger un trapo para no quemarse los sacó del horno.
― Tienen buena pinta.

Diez minutos después estábamos sentados en el sofá comiendo soufflés con Piti. Cuando terminamos y después de un poco de charla banal, Mía anunció que se iba. Intenté persuadirla para que se quedara un poco más e intentar echar un polvo pero no tuve suerte, ya que según me dijo había quedado y aún tenía que pasar por casa. Tras despedirnos animadamente en la puerta se marchó y yo volví al sofá un tanto frustrado. Piti y yo estuvimos haciendo zapping un rato hasta que enchufamos la Play:
― Me tienes preocupado― me dijo al cabo de un rato.
― ¿Por qué? Estoy ganando.
― Hace un mes que solo te acuestas con Mía. Y a ver, no es que a mi me importe, y además Mía está muy buena ¿pero qué te pasa? 
― ¿Cómo que qué me pasa?― le pregunté indignado.
― Tú te acuestas con muchas tías, con dos o tres de diferentes cada semana ¿te has enamorado?― y puso voz señora contando un cotilleo en la peluquería.
― Claro que no, pero me gusta Mía y me gusta follar con ella. 
― ¿Entonces estáis saliendo?
― Tampoco. Sólo follamos y si no me he follado a nadie mas en el último mes, y por cierto es enfermizo que lleves la cuenta, es porque estoy teniendo mucho sexo con ella. Pero eso no impide que si salimos hoy y me encuentro con una maciza no pueda tirármela.
― ¿Y ella sabe esto?
― Pues claro, ya sabes que yo no miento. Además, Mía dejó muy claro que no quería nada serio.
― Qué raros sois. 

Y esa noche los chicos y yo salimos, pasamos primero por la guarida donde nos encontramos con Alex y con Oriol. Allí también nos tomamos unas cervezas y nos fumamos un par de porros, pedimos unas copas y Piti, Oriol y yo nos colocamos en el baño. Cuando Jim el camarero nos echó pusimos rumbo a nuestro segundo local favorito, estaba lleno y para ese entonces yo estaba bastante animado y con ganas de sexo por culpa de mi no polvo con Mía. 
Pedimos unas copas en la barra y estuve un rato con los chicos mientras buscaba a mi nueva presa, aunque había bastantes chicas y la mayoría mucho más que decentes iban en grupo y aunque otras veces no me había supuesto ningún problema suponía un esfuerzo extra que en ese momento aún no estaba dispuesto a hacer. Un rato después mi visión periférica localizó a una rubia de piernas largas, fada correctamente corta y culo de infarto sola en la barra. Decidí acercarme a ver si de cara la chica valía tanto la pena como de espalda:
― ¿Qué haces aquí sola?― le pregunté aún sin verle la cara... si, no estaba muy inspirado esa noche. 
― No estoy sola― contestó sin girarse― estoy aquí charlando con mi amigo invisible― su respuesta me hizo reír.
― Bueno me alegra que estés tan bien acompañada pero ¿por qué no le dices a tu amigo invisible que se pida una copa y charlas un rato conmigo? Puede que no lo creas pero tengo una gran y extensa...― hice una pausa antes de continuar― lista de temas de conversación― concluí.
― ¿En serio?― ella se dio la vuelta y casi me da un patatús.
― ¡Joder, Cami! ¿qué haces aquí?― sí, le acababa de entrar a Camila, la hermana de Olivia, la mejor amiga de mi hermana y mi casi segunda hermana pequeña.
― ¡Dick!― exclamó ella feliz de verme― ¿estabas intentando ligar conmigo?
― Puede que un poco― admití incómodo por primera vez en mucho tiempo― pero no sabía que eras tú.
― ¡Me siento halagada!― manifestó antes de tirarse a mis brazos y darme un par de besos en las mejillas. Le devolví el abrazo y le sonreí.
― Estás muy buenorra hoy― le dije sonriendo y olvidando el momento incómodo de unos segundos antes. Era cierto que Cami, además de estar buena por detrás tenía una de esas caras que no se olvidan, era realmente guapa.
― ¿En serio? Gracias. Tú tampoco estás nada mal, porque te conozco de toda la vida sino me hubiera ido contigo.
― Oh nena, no sabes lo que te pierdes― Le pasé el brazo por encima de los hombros y le di un beso en la sien― Te invitaría a una copa pero estoy seguro que tú llevas encima más dinero que yo.
― Pues deja que yo te invite, hoy Carlos va a patrocinar la fiesta― Me reí ante eso.
― Me parece perfecto, pero dime ¿con quién has venido?
― Con tu hermana.
― ¿Con mi hermana? ¿Y dónde está? Dime que no se está enrollando con ningún macarra porque le tendré que partir las piernas.
― Solo ha ido al baño, no te preocupes tan pronto― Y mientras hablábamos, mi hermanita hizo acto de presencia.
― ¡Dick!― no parecía especialmente feliz de verme― ¿qué haces aquí?
― Suelo venir aquí todos los fines de semana ¿y tú? ¿qué haces aquí con este escote tan descomunal?― no es que me importara mucho lo que llevase puesto mi hermana, y el escote no era realmente muy grande, pero me apetecía incordiarla un poco.
― ¡No llevo un escote descomunal!― me gruñó al mismo tiempo que tiraba del escote hacia arriba, lo que no calculó es que si tiraba del vestido hacia arriba le subía la falda. Me reí de ella.
― Hemos venido porque el nuevo amor de tu hermana trabaja aquí de camarero― me informó Camila haciendo que Helena se indignara.
― Con qué nuevo amor ¿eh? Dime quien es para que pueda tener una charla con él.
― No es mi nuevo amor― protestó.
― Sólo pierdes las bragas cada vez que lo ves― me encantaba Camila, de verdad. Era la única de la familia, y al decir familia hablo no solo de la mía sino también de la suya, que se dejaba en casa ese posado pijo.
― ¡Ai!― exclamé fingiendo que me limpiaba una lagrima imaginaria― Mi hermana y mi casi hermana pequeña saliendo por la noche a zorrear. Estoy muy orgulloso de vosotras.
― Ei, Dick― me saludó el camarero― ¿lo mismo de siempre?
― Claro― le respondí― ¿vosotras que queréis, mis amores?
― Ron con cola― respondieron al unísono. El camarero asintió y se giró para coger las botellas.
― Estás más bien acompañado de lo habitual― me dijo el camarero, creo que se llamaba Alex o Axel, o algo así― pero dos son demasiado incluso para ti.
― Oye― exclamé fingiendo estar ofendido― no digas guarradas delante de mis  hermanitas― rodeé a Helena y Camila con los brazos y les tapé una oreja con las manos mientras las acercaba a mi y hacía que apoyaran la cabeza en mi pecho.
― ¿Tus hermanas? ¿En serio?― preguntó incrédulo.
― Solo ésta― señalé a Helena― pero ella casi como si lo fuera― se nos quedó mirando fijamente a Helena y a mi.
― Es cierto, tenéis un aire. Aunque tú eres mucho más guapa― le dijo a Helena haciendo que ella sonriera como una tonta.
― Y yo que pensaba que siempre te había gustado.
― No me tientes― y me picó el ojo en broma antes de terminar las copas― a ellas las invito, tú ocho euros.
― ¡Maldito pagafantas!― le gruñí sacando mi cartera.
― Eh, que te he dicho que invitaba Carlos― me recordó Camila. 
― Oh, cierto― Cami le tendió un billete de diez al chico, que sacudió la cabeza pero se fue hasta la caja para cobrar.
― Este es el que le gusta a Helena― me contó Cami.

Dispuesto a echarle una mano a mi hermana con su vida amorosa invité a Alex/Axel a que se uniera a nosotros cuando terminara de trabajar, para ir a tomar la última a otro sitio o ir directos a desayunar, él aceptó y las chicas mientras tanto se vinieron conmigo y mis amigos salidos que celebraron su llegada. Oriol y Alex a Helena la conocían de cuando yo vivía con mis padres e íbamos juntos al instituto así que se alegraron de verla. A los demás, tuve que amenazarles y recordarles que era mi hermana pequeña ya que se pusieron a babear nuevamente, lo mismo pasó con Camila que de haber podido se la hubieran llevado en plan trogloditas de ahí. 
Pasaron las horas y debo admitir que salir con mi hermana pequeña no era tan malo, ella y Camila estaban un poco locas y nos lo estábamos pasando bien. Insistieron en buscarme un ligue para esa noche:
― ¿Qué te parece esa?― me preguntaron señalando a una que parecía recién salida de Jersey Shore.
― Me parece que no quiero pillar ninguna enfermedad de transmisión sexual― ellas se rieron ante mi respuesta.
― ¿Y esa de allí? La rubia― insistieron.
― Ah... creo que ya me le he tirado. No era muy buena en la cama― mi hermana rodó los ojos y Camila se rió.
― Oh, esa de allí es perfecta. La morena con las mechas californianas, es realmente guapa. Y lleva un vestido monísimo.
― ¿Las mechas qué?― pregunté sin saber de lo que hablaban.
― ¡Esa!― Camila la señaló y me reí al ver que la chica era ni más ni menos que Mía.
― Oh mierda, ya está pillada. Otra vez será. 

Y si, como mi hermana muy bien había indicado Mía ya estaba pillado. Un tío alto y moreno se le acercó y empezaron a besarse como si no hubiera mañana. Se me borró la risa de inmediato mientras veía como se besaban. De repente sentí unos celos irracionales, tanto Mía como yo podíamos hacer lo que nos diera la gana con quien nos apeteciera, pero nunca había imaginado que me iba a joder tanto ver a Mía con otro tío.

5 comentarios:

Gely dijo...

Muchas gracias por el nuevo capi!!! espero ke tu inspiracion con esta historia te dure porke me encata :D

aylu dijo...

GRACIAS X EL CAPI!!! alguien esta celoso jajaj quiero mas!!!!!!!

Anónimo dijo...

aaaaaaaa tanto tiempo! se ve q Dick cayo fuerte por Mia :)
porfi sube mas capis me encanta!

Anónimo dijo...

gracias por el capitulo, espero que pronto subas mas :)

sara dijo...

sisisisi actualizastes GRACIAS!
a esperar mas