martes, 5 de noviembre de 2013

Sex,drugs & rock'n roll. Cap. 12


Ula! Os dejo un nuevo capitulo de Sex,drugs & rock'n roll. Como siempre espero que os guste y que me dejéis comentarios y opiniones que últimamente han escaseado bastante y eso me deprime! Besos, An.


                            Dick está guapo se ponga lo que se ponga


“Navidad, Navidad, dulce Navidad la alegría en este día hay que celebrar...” iba a reventarle los sesos a Piti como no dejara de cantar el dichoso villancico. Yo también había estado entusiasmado por tener al fin unos días de vacaciones y de que fuera Navidad y todo el rollo, pero Piti me estaba taladrando la cabeza y además me había despertado de la siesta. Me importaba una mierda que sus padres le esperaran en casa por las fiestas, salí de mi cuarto rezumando mala leche y entré en el suyo donde el infeliz estaba recogiendo sus mierdas y metiéndolas en la maleta. Le di una colleja que se escuchó, seguramente, desde la calle:
― ¡Cabrón hijo de puta!― me gruñó él fortándose la nuca.
― Te he avisado seis veces, esto es lo que pasa cuando te pones a cantar como un poseso.
― Estás chiflado― y el muy inconsciente me devolvió la colleja, empezamos a pelearnos allí mismo. No había golpes serios porque en realidad ninguno de los dos queríamos hacer daño al otro, pero sin duda yo estaba ganando. Tenía a Piti contra el suelo con los brazos doblados hacia atrás y yo se los sujetaba con la rodilla.
― ¿Vas a dejar de cantar o tengo que sacudirte un poco más?
― ¿Estáis interpretando la versión gay de 50 sombras de Grey?― preguntó Oscar que había aparecido por allí al oír todo el jaleo.
― Eso te gustaría demasiado― se las apañó para contestar Piti.
― No es que me disguste ¿pero por qué estás zurrando a Piti?― quiso saber.
― Porque llevo una hora escuchándole cantar, y me ha despertado de la siesta.
― Eso y porque está de un humor de perros desde que Mia no ha vuelto a decirle nada― Piti no hubiese tenido que decir eso, al menos no estando a mi merced. Le clavé la rodilla en la espalda― ¡Aaau! ¡Joder Dick! Esto ha dolido de verdad.
― Y más que te va a doler.
― De acuerdo― Oscar hizo que soltara a Piti de un empujón― no hace falta que le mates.
― Pues que se calle de una puta vez― me levanté del suelo y salí del cuarto de Piti con el mismo cabreo con el que había entrado.
― ¡Llámala! o vete por ahí y follate a otra, pero deja de ser un gilipollas― me gritó Piti.
― ¡Qué te den!

El problema era que Piti tenía razón, estaba insoportable y todo porque Mia había decidido pasar de mi. La había llamado un par de veces desde el sábado y nada, ni siquiera se dignó a contestarme. Lo único que hizo fue mandarme un mensaje el lunes diciéndome que estaba ocupada y que ya me llamaría ¡Sí, claro... una mierda! Ella no quería saber nada más de mi y yo me estaba comportando como un arrastrado... ¡Era patético!

El 24 por la tarde me dirigí a casa de mis padres para celebrar la Noche Buena y todas esas cosas que se hacen en familia, seguía sin estar del mejor de los humores pero iba a estar Olivia así que no sería tan terrible. Cuando me bajé del taxi (había ido en taxi porque hacía un frío de la hostia y llevaba un cargamento de regalos de navidad conmigo) lo primero que vi fue el enorme árbol de Navidad que mi madre había puesto en el jardín, en realidad toda la casa estaba excesivamente navideña pero no se me ocurriría criticarlo ante mi madre, era su fiesta favorita. Saludé a mis padres y a mi hermana, y estuve un rato por la cocina incordiando y probando el menú de antemano, al final mi madre se cansó y me mandó a mi cuarto a que me cambiara de ropa. Mi hermana me siguió para asegurarse que me vestía adecuadamente. Helena se metió en mi vestidor y prácticamente me arrojó un traje a la cara:
― ¡Cuidado!― exclamé― casi me sacas un ojo.
― Bien, es lo que pretendía.
― Genial ¿qué te he hecho ahora?
― ¿A mi? Nada― y la muy pirada salió de mi cuarto como si nada. Respirando profundamente para no salir detrás de ella y arrancarle las extensiones, me quité la ropa que llevaba puesta y empecé a vestirme nuevamente. Me estaba terminando de abrochar la camisa cuando apreció Olivia.
― ¡Hey, Oli!― la saludé. Ella me dedicó una sonrisa.
― ¡Mírate! ¡Qué guapo estás!
― Yo siempre lo estoy― nos dimos un pequeño abrazo y Olivia arregló el cuello de mi camisa― ¿Va a venir Lucas?
― Sí, dentro de un rato.
― Tú llegas pronto.
― Sí, en casa me aburría y así charlamos― yo la miré expectante y a ella se le puso cara de felicidad.
― Me estás dando miedo.
― ¿Estás saliendo con Mia?― me preguntó con los ojos brillantes. A mi se me cambió la cara.
― No― le gruñí volviéndome hacía el espejo para anudarme la corbata.
― ¿No? Yo creía que si ¿por qué no? Es muy simpática y ¡guapa!
― Es ella la que por lo visto no quiere salir conmigo, así que ¿podemos dejar el tema?
― Podemos, pero preferiría que me contarás que es lo que pasa con esta chica.
― ¡Nada joder!
― ¡No te cabrees conmigo!
― Pues deja de preguntarme sobre Mia.
― ¡Está bien! Lo que tu quieras, pero puedes hablar conmigo, Dick.
― Lo sé, joder lo siento. Estoy de un humor pésimo estos días.
― ¿Por ella?― yo asentí con la cabeza.
― Le dije, o le insinué, que me gustaba para algo más serio y no he sabido nada de ella desde entonces.
― Bueno, esas cosas pasan. Puede que esté pensando sobre el tema...
― Sí, o puede que solamente sea bueno para follar― le contesté con frustración.
― ¡No digas eso! Tú eres bueno para muchas cosas.
― ¿Sí? ¿En qué te basas?
― En que hace 23 años que te aguanto y nunca hemos follado.
― Eso ha sido porque no has querido― bromeé.
― ¡Eres idiota!― dimos el tema por cerrado― ¿cuándo vienen tus abuelos?
― Llegan mañana por la mañana. 

Terminé de adecentarme y volvimos con la civilización, saludé a Camila que supuse que habría llegado con Olivia y luego simplemente empezamos una de esas conversaciones sin sentido. Cuando los padres de Oli llegaron, cargados de botellas de vino y de champán, nos trasladamos todos a la mesa y empezó la cena. Lo que más me gustaba de la Navidad era que había comida por todas partes y que toda ella era deliciosa:
― Dick, cariño, deja de comer― me pidió mi madre.
― Mamá por favor... sabes que estoy haciendo forro para el resto del año― los demás rieron, mi madre solamente me miró disgustada.
― Yo no lo entiendo ¿dónde se supone que te metes toda esa comida?― preguntó Carlos. Yo me encogí de hombros, era cierto que aunque hacía algo de ejercido un par de veces por semana, por la forma en que comía debería estar como un cerdo.

La cena transcurrió tranquila y normal, fue bastante entretenida, sobretodo la parte en la que mi madre e Isabel, la madre de Olivia y Camila, se pasaron un poco con el vino... Tras la comilona aún estuvimos un rato por allí haciendo el idiota, abrimos un par de regalos y finalmente los que teníamos menos de 40 años... y Lucas, salimos de fiesta. Mi padre me había dejado el coche y no sabía lo peligroso que eso podía ser, pero bueno, por una vez fui bastante responsable y solo me tomé dos copas. Estábamos en un ambiente al que yo no estaba acostumbrado, al menos era un club que yo no había pisado en años, tanto pijo me estaba irritando. Me costó un poco pero terminé por pasármelo bien, me encontré con algunas personas que no veía desde que iba al instituto y me enrollé con una tía, amiga de Olivia, que estaba jodidamente buena ¿qué más podía pedir? no follamos, simplemente hubo besos y algo de magreo pero sirvió para dejar de pensar en Mia durante un rato:
― ¡No tienes vergüenza ninguna!― me dijo Oli cuando ya estábamos volviendo a casa.
― ¿Por que?― quise saber. Lucas se había despedido de nosotros al salir de la discoteca y había cogido un taxi para volver a casa.
― ¿Es que eres incapaz de salir de fiesta y no enrollarte con nadie?― yo me reí.
― Oye, ha sido ella. Yo simplemente me dejo querer.
― Claro... pero que sepas que si Marta empieza a darme la brasa contigo le daré tu número y te apañas.
― Entendido― respondí.

Dejé a Oli y Cami en la puerta de su casa y seguí hasta mi casa con mi hermana de morros. A saber qué coño le pasaba... fuera lo que fuese no iba a preguntárselo, ella misma explotaría en algún momento y me lo diría, chillaría mejor dicho.
Ya no me acordaba de lo cómoda que era la cama de casa de mis padres, en cuanto me quité el estúpido traje me metí en la cama y dormí como un tronco hasta que mi querida madre me despertó a las nueve de la mañana, es decir, escasas horas después, para pedirme (más bien ordenarme) que fuera a buscar a mis abuelos al aeropuerto. Refunfuñando me levanté y me metí en la ducha aún sin abrir los ojos, cuando salí me vestí con unos vaqueros de mi armario pijo y una camisa, con eso supuse que nadie se quejaría. Pasé por la cocina para pillar algo de comer y eso era un auténtico caos... la noche anterior ya se habían hecho bastantes preparativos pero lo de al mañana de Navidad siempre era algo descomunal, venía a comer toda la familia y cuando digo toda, es toda... abuelos, tíos, primos, sobrinos, etc... Cuando pedí comida mi madre simplemente me gruñó que había café y bollos en el comedor así que sin hacer más ruido fui allí donde me encontré a mi padre tan asustado como yo:
― Si tú estás despierto y sin hacer nada ¿por qué tengo que ir yo al aeropuerto?― pregunté.
― Porque tú eres su nieto y tu abuela sigue sin poder verme.
― Ajá... ¿y tú hija?
― ¿Bromeas, verdad?
― Sí, lo hago― mi hermana iba a necesitar toda la mañana para arreglarse, así que era mejor no pedirle nada.
― Bueno pues, me voy― anuncié tras mi rápido desayuno.

Volví a coger el coche de mi padre y fui hasta El Prat
, aparqué donde pude y busqué la puerta por la que se suponía que iban a llegar mis abuelos, según el panel de llegadas no iban a tardar mucho. Mientras esperaba jugueteé un rato con mi móvil, hablé con Olivia que me maldijo por haberla despertado y, para mi sorpresa, recibí un nuevo mensaje de Mia. Solamente me deseaba feliz navidad pero fue un poco reconfortante, supuse que al fin y al cabo no pasaba tanto de mi. 
Cuando mis abuelos por fin aparecieron tuvimos un momento de esos en los que si yo hubiera sido una persona normal, hubiese pasado vergüenza. Mi abuela, que no me llegaba ni al pecho, me abrazó y besuqueó como si aún tuviera cinco años y mi abuelo hizo lo mismo. Lo cierto es que me alegró mucho verlos, estaban como siempre, supongo que algo mayores cada vez, pero no había nada fuera de lo normal. Mi abuela era una mujer menuda y elegante, para los años que tenía continuaba siendo guapa y mi madre, y mi hermana eran pastadas a ella (en sus versiones más jóvenes, claro está). Mi abuelo, en cambio, era un hombre alto y se conservaba bastante bien para su edad, tenía el pelo blanco pero por suerte no se había quedado calvo. Digo por suerte porque si yo tenía algún parecido físico con algún miembro de mi familia era con mi abuelo, yo era un poco más alto y tenía algunas cosas de mi madre, como los ojos verdes, pero por todo lo demás éramos idénticos. 
Los ayudé con el equipaje y estuvimos charloteando en el coche de camino a casa, básicamente me preguntaron como me iba todo, yo se lo resumí en un par de frases y ellos me contaron como había sido su crucero por el Báltico. Al llegar a casa todo fueron gritos de alegría, abrazos, besos y felicidad.

Y con esto no os quiero aburrir más, las comidas y cenas de Navidad fueron todo festividad y opulencia. Tras estar un par de días en casa de mis padres volví a mi humilde morada para desintoxicarme y prepararme para la noche vieja. 
Mis queridos y amados compañeros de piso volvieron también a casa para celebrar allí el año nuevo, a cenar se nos unieron Oriol, Alex y también las novias de Héctor y Oscar. Comimos, bebimos, fumamos y nos colocamos un poco antes de salir, había una macrofiesta en las afueras así que allí nos fuimos. Iba con la idea de encontrarme allí con Mia, porque antes del silencio navideño y de nuestro cutre intercambio de Whatsapp, ella me había comentado que también había comprado una entrada e iba a ir con sus amigas.
Lo reconozco, cuando llegamos estuve más pendiente de localizarla que de otra cosa, me sentía algo gilipollas pero es que no podía evitarlo. Muchas chicas se acercaron a tontear conmigo, está mal que yo lo diga pero fue así, y mis amigos fliparon cuando no les hice ni puto caso. Piti declaró que acababa de morir como mito sexual y yo ni siquiera perdí el tiempo en darle una colleja, me había parecido ver a la amiga de Mia, la rubia que se había enrollado con Alex:
― Ei― la saludé.
― ¡Holaa!― contestó ella evidentemente en un avanzado estado de embriaguez.
― Eres amiga de Mia ¿verdad?― le pregunté.
― ¡Sí! ¿cómo lo sabes?― se me quedó mirando― Mierda ¿eres Dick, verdad?
― El mismo― contesté pacientemente.
― Estás mucho más bueno de lo que recordaba.
― Eso es porque no te fijaste bien la primera vez que nos vimos― ella se rió.
― Seguramente.
― ¿Ha venido Mia?
― Sí, debe estar por aquí... en alguna parte― se volvió hacia sus amigas y les preguntó donde estaba. Ninguna lo sabía, hacía rato que no la veían. Puse mala cara pero les di las gracias por la información y volví con mis amigos. 

Después de un rato, nos dimos una vuelta por el lugar, el sitio estaba a reventar y avanzar entre la gente costaba algo de trabajo, aunque era más sencillo cuando Piti iba delante tocando culos a diestro y siniestro, eso abría bastante el paso. Nos quedamos un rato al lado de la barra y allí, cuando ya había desistido un poco con mi búsqueda, encontré a Mia. Al principio no me di cuenta, simplemente vi a un tío, bastante asqueroso debo añadir, besuqueando y sobando a una chica que estaba sentada encima de un altavoz. Me fijé mejor porque la chica parecía no saber que estaba haciendo, es decir, llevaba un colocón de la hostia, y entonces vi que era Mia. La sangre me hirvió, no es que no hubiese ido a ver que pasaba si hubiese sido otra chica, pero con Mia simplemente exploté, aparté al tío de ella y le di un puñetazo. Jamás me había peleado en serio con nadie pero la rabia que sentía en ese momento hizo que lo mandara rápidamente al suelo. Sin preocuparme de que el desgraciado pudiese levantarse y devolverme el golpe pasé a ocuparme de Mia. Ella estaba totalmente ida, ni siquiera se dio cuenta de lo que estaba pasando. Tenía el vestido subido y las medias rotas, hubiera matado al tipo allí mismo de no ser porque mis amigos me sujetaron. Aún así, Héctor que era como un armario lo levantó del suelo y lo sacudió:
― ¿Qué coño le has dado?― le gruñí. La gente que había a nuestro al rededor estaba también visiblemente cabreada con el imbécil.
― Nada joder, ya estaba así cuando la he encontrado― respondió queriéndose excusar.
― Y lo mejor que te ha pasado por la cabeza ha sido meterle mano, asqueroso hijo de puta― me deshice de mi agarre pero en lugar de volver a zurrarlo cogí a Mia en brazos y la saqué de allí. 

Se desmayó en mis brazos así que yo estaba jodidamente asustado, una vez fuera tuve la esperanza que el frío y escapar del agobio iban a despertarla pero no fue así. Los chicos habían salido conmigo y también estaban preocupados, no teníamos ni idea de lo que Mia se había tomado para terminar así. No perdimos más tiempo y la llevamos a los servicios de emergencia que siempre hay cuando se celebran eventos de esa magnitud. Encontramos la ambulancia y en seguida nos atendieron. Me fui con Mia al hospital, de camino les conté como la había encontrado y que no sabía lo que había tomado. Cuando llegamos a urgencias me tranquilicé un poco, a Mia le pusieron algún tipo de suero y enseguida se despertó. Seguía estando ida pero una enfermera me dijo que no era algo que no viesen a menudo, una mezcla chunga de drogas y alcohol y terminabas en el hospital. 
Piti y los demás llegaron al hospital cuando la cosa ya se había calmado, Mia estaba despierta y tras revisarla aseguraron que nadie se había aprovechado de ella. Pese a lo jodido de haberla encontrado así me alegraba haberlo hecho, estaba bastante seguro que ese tío no se hubiera detenido allí.

7 comentarios:

Gely dijo...

Gracias An como siempre un capi estupendo!

Anónimo dijo...

Ariadna
Hola, me encanta tu historia! Gracias y espero el próximo cap :D

aylu dijo...

Gracias x el capi! Quiero mas!! aquí esperando ;)

sara dijo...

GRACIAS por el capitulo! amo tu forma de escribir, quiero mas de la historia de Alex!!

Anónimo dijo...

gracias por el capitulo! perdón por no haber comentado antes,adoro todas tus historias, tienes mucho talento

Anónimo dijo...

An donde estas!!!??? quiero capis, no nos abandones :(

aylu dijo...

quedo lindo el blog :D