miércoles, 23 de abril de 2014

SEX, DRUGS & ROCK'N ROLL― CAP.15


He tardado, lo sé... no tengo excusa, ni voy a ponerla, simplemente la inspiración y las ganas de escribir van y vienen. Pero bueno, lo importante es que aquí va un capítulo largo y extenso, un poco porno y espero que os guste. Lo cierto es que la parte "porno" la iba a dejar más light, aunque creo que tampoco es demasiado y como el narrador es Dick no sobra. Como siempre, espero que os guste, que comentéis y que dejéis vuestra opinión. Besos, An.

Feliz día del libro, feliç Sant Jordi!


¡Dichosa Mia! La muy petarda tenía que volver para joderme un poco más la cabeza. Ni siquiera me paré realmente a pensarlo, y es que está demostrado que los tíos somos gilipollas y que no utilizamos la cabeza correcta cuando se trata de tías. Mia no había tenido casi tiempo de salir por la puerta principal cuando yo salí detrás de ella:
― No se porque intento hacerme el duro― le dije― no quiero que te marches.
― ¿Lo dices en serio?― me preguntó ella. Yo asentí con la cabeza.
― ¿Qué puedo decir? Soy un calzonazos― Ella sonrío y me besó.
― Me alegra que lo seas.
― Eso no significa que me convenzas para pasar los sábados en el Ikea.
― ¿Quién necesita ir al Ikea cuando podemos pasarnos los sábados en la cama?
― Tienes toda la razón, y aunque hoy no sea sábado propongo que también vayamos a la cama.

A mis amigos no les hizo ninguna gracia que Mia y yo volviéramos a vernos. Piti estuvo bastante pesado despotricando por casa cada vez que ella se quedaba. Héctor y Oscar, siempre más comedidos, evitaban hacer comentarios cuando Mia estaba en casa y tampoco me habían dicho que era gilipollas por volver con ella como había hecho Piti, pero sabía que tampoco estaban deacuerdo con mi decisión.
Olivia se preocupó por mi. Cuando se enteró de que había reanudado mi extraña relación con Mia, esta vez de una manera más formal, me dijo que estaba contenta. Se alegraba de que enderezara un poco mi vida pero también me preguntó si estaba seguro y que si creía que podía fiarme de Mia. Obviamente yo también tenía algunas reservas, es decir, habíamos vuelto por decirlo de alguna manera, y habíamos pasado unos días estupendos de mucho sexo pero tampoco podía obviar lo críptica que había sido y seguía siendo Mia. Pero como entendía que hay problemas que son solo de uno mismo decidí que valía la pena intentarlo.

Volviendo a Olivia, lo estaba pasando bastante mal. Había roto con Lucas y tan pronto me llamaba de lo más deprimida como quedaba con él para darse un revolcón. Aún no había descifrado el motivo de su ruptura, Oli había mencionado en la fiesta de cumpleaños de mi hermana que pensaba que Lucas le era infiel, pero cuando le pregunté si habían roto por eso me dijo que no. Yo tampoco creía que Lucas le hubiera puesto los cuernos, porque a ver... seamos sinceros, no se le ponen los cuernos a una tía como Olivia, y menos si eres un cuarentón.  Me inclinaba más a pensar que la diferencia de edad entre ellos había empezado a ser un problema, la diferencia de edad y, tristemente, la posición económica. Pensaba, y así se lo dije a Oli, que él se había visto agobiado por su ritmo de vida:
― ¿Qué quieres decir con esto?― me preguntó.
― Pues que tú eres tú y estás acostumbrada a lo mejor. A casas grandes con muchas habitaciones y a tener un baño solo para ti. Lucas me dijo, cuando me comentó que habíais pensado en ir a vivir juntos, que su piso era muy pequeño y que su sueldo no daba para mucho más.
― Sí ¿y?
― Pues que pongo la mano en el fuego que no te hubieras ido a vivir con él a menos que hubieseis encontrado un piso más grande. Y como tú, querida mía, ni trabajas ni parece que vayas a hacerlo pronto ¿cómo hubieras pagado el estupendo piso con acabados de lujo que a ti te hubiera gustado? ¿Con el dinero de tus padres?
― Vale― admitió ella― dicho así suena realmente mal.
― Y no es solo eso. Salir contigo a cualquier sitio significa dejarse un dineral; los restaurantes que te gustan son los más caros de la ciudad, incluso ir a tomar un café contigo cuesta el doble porque no entras en el primer bar que encuentras. Y no se, hablemos de que os hubiera apetecido hacer un viaje ¿crees que Lucas se puede permitir ir a los hoteles en los que tu te sueles hospedar?
― ¡Oh, Joder!― se lamentó ella― soy una snob de mierda ¿no?
― Te quiero Oli, pero lo eres. Y no es culpa tuya, no nos hemos tenido que preocupar por el dinero nunca. Incluso yo, ahora, se que si tengo problemas de pasta se van a solucionar con una llamada a mis padres. Pero tienes que ser realista y darte cuenta de que no todo el mundo vive, ni puede vivir como tú. 
― ¿Crees que soy una mala persona?
― Claro que no. Simplemente deberías salir un poco de la burbuja ¿por qué no te buscas un trabajo? Puedes mirar de encontrar algo a media jornada e ir despegándote un poco de tus padres. Sienta bien ganar tu propio dinero, aprendes a darle más valor.
― No se porque todo el mundo te considera un irresponsable― me contestó.
― Porque le he dado motivos a todo el mundo para que lo crea. Mi madre aún me llama asustada cuando pasa más de dos días sin tener noticias mías.
― Tus padres son unos santos. Menos mal que tu padre es juez si no estarías en la cárcel.
― Oye, qué tampoco he hecho nunca nada para terminar en la cárcel.
― Robaste una moto.
― Eso fue a los 15 y no fue exactamente un robo. Yo no tengo la culpa que el idiota de Víctor Serra perdiera las llaves en los vestidores y las encontrara yo. Solo la tomé prestada para una broma.
― ¿Durante todo el fin de semana?
― Es que tenía que ir a sitios.
― Eres imposible...― Oli rodó los ojos exasperada― ¿Cómo te va a ti con Mia?
― Bien― respondí― Me ha dicho que quiere probar el sexo anal así que es muy posible que le pida matrimonio― dije solo para fastidiar más a Olivia.
― Dick, eres asqueroso― yo me reí ante su cara de sufrimiento.
― ¡Anda mujer, no te exasperes! Solo estoy bromeando.

En realidad no, Mia y yo habíamos probado ya el sexo anal un par de veces. Y aunque reconozco que en cuánto ella se mostró receptiva ante la idea se la hubiera clavado inmediatamente, pero abordamos el asunto con paciencia y Mia dijo que le había gustado. Era una práctica que yo no había experimentado  antes ya que no es algo que le pidas a un rollo de una noche y en ese momento me di cuenta que lo de tener una novia tenía bastantes ventajas. Algo que me encantaba de Mia era que estaba dispuesta a experimentar cualquier cosa, y no hablo solo del sexo. Estaba siempre contenta, de buen humor, dispuesta a pasar un buen rato y a disfrutar de la compañía de quienes la rodeábamos. Otra, seguramente, habría mandado a la mierda a Piti al segundo desplante pero ella ni siquiera le ponía mala cara.
Un jueves por la tarde me esperó a la salida del trabajo y de allí nos fuimos a dar una vuelta, fuimos a tomar algo ya que yo seguía con mi plan de engordarla ya que continuaba estando demasiado delgada para mi gusto. Estábamos tomando unas tapas en un bar comentando lo brutal que había sido el último capítulo de nuestra serie favorita, Sons of anarchy, para después divagar un poco y acabar discutiendo las ventajas de desplazarse en moto por la ciudad.
― ¿Qué haces el domingo?― le pregunté de repente cambiando radicalmente de tema.
― Emm, nada supongo ¿por?
― ¿Quieres venir a mi comida de cumpleaños?
― ¿Es una fiesta, no?― preguntó divertida― No es nada sexual― yo me reí.
― Bueno, aunque me encanta que me coman la polla... desgraciadamente no es nada sexual.
― Entonces supongo que si, que puedo ir.
― Genial, mi madre se pondrá contenta de que finalmente le presente a una novia.
― ¿Es que has tenido otra antes?― quiso saber.
― No desde que iba al instituto, y solo la tuve porque en ese entonces era complicado follar si no se tenía una novia.
― Eres todo un romántico.
― Lo sé.
― ¿Así que vas a presentarme a tus padres?― me preguntó después de darme un beso corto.
― Eso parece ¡joder, me estás echando a perder― nos besamos nuevamente y estuvimos un rato besuqueándonos y haciendo el tonto.
― ¿Crees que te estás haciendo mayor?― preguntó― Ya sabes, cumples 26, te echas novia... suena como si estuvieras madurando.
― Cumplo 26 no 40― reiteré.
― El sábado te daré tu regalo― me informó― te lo llevaré a casa.
― ¿Me has comprado un regalo?
― No exactamente.
― ¿Es algo sexual?― pregunté repitiendo su broma. Ella se ruborizó un poco y desvió su mirada― Vas a matarme― le dije cuando me di cuenta de que había acertado.

La maldita Mia consiguió que me pasara el tiempo que quedaba hasta que llegara el sábado pensando en mi “regalo” de cumpleaños. El sábado era el día de mi cumpleaños y la noche del viernes salí a celebrarlo con mis amigos; fuimos a cenar, a la guarida donde empezamos a beber y seguimos bebiendo hasta el borde del coma etílico. Confieso que después de haber vuelto con Mia había dejado de lado las drogas, al menos las duras, la marihuana seguía formando parte de mi día a día pero un par de porros al día no hacían daño a nadie. Y realmente no fue una decisión que tomara conscientemente, es decir, en ningún momento me dije a mi mismo voy a dejar de meterme coca, cristal o lo que fuera, creo que lo que pasó fue que no quería ver a Mia de nuevo envuelta en drogas por lo que dejar de colocarme yo parecía una buena manera de evitarlo. 
Aún así, sin drogas de por medio para mi, esa noche nos lo pasamos realmente bien. Ayudé a Piti a conseguir una tía porque hasta a mi me daba pena que llevara tanto tiempo sin follar, y realmente no es que Piti fuera un tío del todo feo, el pobre no era un adonis pero tampoco un cardo, su mayor problema era que se volvía gilipollas cuando intentaba ligarse a una titi, de verdad, casi hasta me avergonzaba de él. Creo que además ellas podían oler lo desesperado que estaba por echar un polvo. Finalmente consiguió triunfar con una chica bastante mona, en realidad era más guapa que cualquier otra chica con la que Piti hubiese estado. Sin duda hubiese tenido que ponerme en un altar. El muy idiota fue el que me despertó al día siguiente, entró corriendo en mi cuarto y se tiró encima de mi sacándome de mi plácido sueño de una manera nada agradable:
― ¿Te he dicho ya lo mucho que te quiero?― gritó antes de besuquear mis mejillas.
― No, pero que lo estés haciendo ahora, sentado casi encima de mi polla me puede provocar algunos traumas irreparables― le gruñí quitándomelo de encima.
― Creo que estoy enamorado― declaró.
― Piti, yo también te quiero pero lo nuestro es imposible― me burlé. Oscar y Hector que se habían percatado del alboroto se acercaron a ver que coño estaba pasando.
― ¿Habéis salido por fin los dos del armario?― preguntó Oscar al vernos a los dos en mi cama.
― Siempre me pareció extraño que Piti llorara con Brokeback mountain― añadió el otro imbécil.
― Piti se estaba declarando― les expliqué yo aguantándome la risa ante la cara de mala leche que se le estaba poniendo al aludido.
― Já, já, já― gritó― ¡pero que puta poca gracia tenéis, imbéciles!
― Y tú que boca de marinero― respondí― definitivamente no es algo que quiera rodeando mi polla― escapé de su alcance antes de que pudiera hostiarme.

Pobre Piti... nos reímos de él todo lo que quisimos y más. Cuando finalmente se nos acabaron las bromas malas sobre su sexualidad y a él se le pasó el cabreo nos explicó con pelos y señales su noche de pasión con Lara, la chica a la que yo, y reitero, yo, había ayudado a ligarse. El chaval no solo había follado, al fin, si no que también había congeniado con la chica y habían quedado en volver a verse. Pese a la guasa y a las bromas me alegré por él. 
El sábado pasó entre llamadas, mensajes y notificaciones al Facebook de gente felicitándome, todo eso estaba muy bien y yo estaba casi conmovido por esa avalancha de demostraciones de amor hacia mi ¡Mentira! Estaba hasta los cojones de que me felicitara gente con la que hacía años que no hablaba... pero bueno, es lo que tienen las redes sociales. Estaba ansioso y nervioso porque lo único que había recibido de Mia fue la foto de un conjunto sexy de ropa interior junto con un texto que decía “Nos vemos en tu casa a eso de las 10, cena bien que vas a necesitar fuerzas. Felicidades” menuda calientapollas... había creado un monstruo.
A mitad tarde no aguanté más y me fui a dar una vuelta, los otros estaban medio en coma en el sofá y no parecía que tuvieran la intención de moverse de ahí así que me fui solo a la guarida. Me tomé una cerveza, hablé con los sujetos que había por allí y cuando me cansé de los idiotas me fui simplemente a dar una vuelta por el barrio, me compré algo de cena y volví al piso. Mis compañeros seguían exactamente en el mismo sitio y en la misma posición, eran las nueve y cuarto por lo que cené y me di una ducha. Me volví a vestir y ordené mi cuarto ¡joder! estaba nervioso, parecía un jodido adolescente a punto de perder su virginidad. Me flagelé mentalmente por ser tan idiota y estar tan entusiasmado por algo de sexo. Perdido en mis divagaciones me sobresalté cuando sonó el timbre, salí como una bala hacia el telefonillo pero Oscar ya había abierto y me informó que era Mia, asentí con la cabeza y la esperé en la puerta. Casi me caigo de culo cuando la vi aparecer con una tía rubia bastante impresionante, mi mente en ese momento se volvió un poco lenta y no estaba procesando nada:
― Hola― me saludó ella con una sonrisa un poco nerviosa.
― Hola― sólo fui capaz de contestar.
― Muchas felicidades― me dijo antes de darme un beso y un abrazo corto.
― Gracias― le respondí, mis ojos pasaron nuevamente de ella a la chica rubia porque no entendía que estaba haciendo allí.
― Ella es Effi― nos presentó― Effi, él es Dick― la tal Effi me plantó un beso en los morros y yo me agilipollé aún más.
― Eres más guapo en persona que en fotos― me dijo con un deje de acento alemán― Felicidades― añadió también.
― Perdonad― dije saliendo al fin de mi estupor― pero no estoy entendiendo nada― las dos se miraron para después reirse de mi.
― Este es tu regalo de cumpleaños― me explicó Mia.
― Creo que hasta el momento no se pueden regalar mujeres― respondí aún sin pillarlo.
― Dick, para ser normalmente tan listo te estás dejando en evidencia.
― Seguro que así lo entiende― pronunció la alemana buenorra antes de agarrar a Mia por la cintura y comerle la boca. ¡Mierda! Iba a pedirle matrimonio a Mia si no me estaba gastando una broma― ¿Quieres unirte a nosotras?― me preguntó Effi después de sacar la lengua de la boca de Mia.
― Por favor, entrad― les pedí. 

Mia me miró un poco preocupada cuando pasó por mi lado, pero yo que ya me había recuperado del shock le guiñé el ojo y ella recuperó la sonrisa. Cerré la puerta después de que entraran y las seguí hacia el dormitorio. Effie iba detrás de Mia y yo no tuve ningún inconveniente en cerrar la marcha, tuve la desfachatez de echarles una mirada a mis compañeros de piso y pensé que si yo había puesto ni que fuera la mitad de la cara de idiotas que tenían ellos, la pobre chica seguramente estaba pensando que yo era algo borderline.
― ¿Queréis beber algo?― les pregunté una vez en la habitación.
― Yo estoy bien― respondió Mia.
― ¿Tú quieres algo, Effie?
― No, no te preocupes― ella estaba observando la habitación, luego nos miró a Mia y a mi― ¿Pero podrías indicarme donde está el baño?
― Claro― se lo indiqué y ella salió del cuarto más que por darme un minuto con Mia que porque tuviera que ir, de eso estoy bastante seguro.
― ¿Estás bien?― me preguntó Mia.
― Sorprendido― contesté― pero creo que ya te has dado cuenta. No era algo que esperase, eso sin duda...
― Bueno, dijiste que nunca lo habías hecho y que era una de tus fantasías.
― Lo se, pero ¡joder!― volvía a estar nervioso― ¿Tú estás segura de esto? ¿Quieres hacerlo?
― No lo hubiera organizado si no. A ver, estoy nerviosa... pero estoy dispuesta a probarlo.
― ¿De dónde la has sacado?― le pregunté haciendo referencia a Effie.
― De internet.
― No es puta ¿no? Parece estar muy agusto con esto.
― ¡Claro que no!― respondió casi indignada. Yo respiré más tranquilo, no tenía nada en contra de las putas pero pagar por sexo no era algo que yo concibiera― He estado estas ultimas semanas organizando esto, me metí en un chat para personas que buscaran este tipo de cosas. Hablé con algunas chicas y finalmente quedé con Effie para conocerla y explicarle el plan. Le enseñé una foto tuya y ella aceptó.
― Mia, es el mejor regalo que me han hecho nunca― afirmé antes de besarla. Yo ya estaba cachondo y supongo que Mia también por lo que el beso se convirtió rápidamente en algo más. Me senté en la cama con ella a horcajadas encima de mi, le quité la cazadora dejándola caer al suelo y mis manos subieron hasta sus pechos por debajo de su camiseta.
― ¿Molesto?― Effie había vuelto y nos miraba con deseo desde la puerta.
― Será mejor que vengas aquí― le indiqué.

En el corto camino que separaba la puerta de mi habitación de la cama, se quitó su propia chaqueta y los tacones en los que iba subida. Acarició a Mia y me besó a mi antes de volverse hacia la boca de Mia, besaba muy bien y como le había dicho a Mia parecía que sabía lo que hacía así que en ese primer momento dejamos que ella llevara el mando. Tras su beso con mi futura mujer me preguntó si la ayudaba a desnudarla, entre los dos le quitamos la ropa a Mia y después ellas me desnudaron a mi, joder estaba increíblemente duro y casi ni habíamos empezado. Effie se quitó la ropa para nosotros y volvió a besarnos, mientras ellas se besaban mi boca fue a las bonitas tetas de la alemana mientras que mis ávidas manos no querían perderse nada e iban una a los pechos de Mia y otra al culo de Effie. Me deleité chupando, lamiendo, saboreando y tocando a una y a otra. Estuvimos un buen rato explorándonos los cuerpos sin llegar a los genitales, hubo algún roce pero hasta el momento no habíamos pasado de la segunda base si utilizo la jerga americana para esas cosas. Como digo pasó un buen rato hasta que nuestra invitada decidió bajar hasta mi polla, a mi se me puso incluso más dura, si eso era posible, cuando sacó la lengua y le dio una buena lamida. Se me escapó un jadeo y miré a Mia, joder a mi me estaba encantando tener a dos tías solo para mi pero aún quedaba algo de cordura en mi cabeza que me recordaba que en realidad ella estaba haciendo eso por mi. Si bien yo era un depravado y había tenido sexo con un montón de tías y había hecho cosas de lo más bizarras y variopintas ella no dejaba de ser bastante novata y era posible que no se estuviera sintiendo tan a gusto como yo. Pero en cuánto la miré me di cuenta de que estaba excitada y fascinada viendo a Effie chuparme la polla, que por otro lado estaba haciendo un trabajo estupendo. Alargué mi mano hasta el bonito coño de Mia y separé sus labios para frotar su clítoris, si yo estaba duro ella estaba muy húmeda y no pude evitar deslizar un par de dedos dentro de ella. Se había sobresaltado cuando la toqué en un inicio, porque había estado distraída con el espectáculo pero en ese momento se había inclinado para besarme y sus caderas se mecían con ahínco para acompañar los movimientos de mi mano. Minutos después Effie reclamó su atención y yo tuve por primera vez en mi vida a dos tías, dos tías buenas añadiré, comiendo y lamiendo mi rabo. Hubiera podido morir en ese momento y no me hubiera importado, confesaré que me corrí antes de lo que me hubiera gustado admitir pero vamos ¿a qué tío le hacen eso y aguanta como un campeón? La sola imagen de Mia y Effie retozando desnudas habría llevado a más de uno directamente a la eyaculación, estoy seguro que ninguna de las dos esperara que aguantara mucho. Effie propició que me corriera sobre las tetas de Mia, casi me preocupé de que a ella no le gustara demasiado porque inmediatamente después la otra se puso a lamer mi semen de sus tetas y si hubiera sido físicamente posible yo me hubiera vuelto a empalmar y a correr viendo eso, desgraciadamente o afortunadamente mi cuerpo necesitaba algo más de tiempo para volver a trempar.
La alemana dejó limpias las tetas de Mia con su lengua para luego continuar bajando por su cuerpo hasta meter su cabeza entre sus piernas. Mia se arqueó cuando, imagino, la traviesa lengua de Effie se puso en acción y empezó a gemir como una loca. ¡Joder! conmigo no gemía así, y eso que me considero bastante bueno en lo que a comer coños se refiere, pero bueno, supongo que al ser una chica y todo eso la convertía en toda una maestra. Y yo, para no ser menos, y porque la chica estaba trabajando mucho y recibiendo poco, decidí unirme a la fiesta y probar su apetecible conejo teutón. Ella meneó su culito para mi cuando pasé mis manos sobre él y se retorció encantada cuando sintió mi boca sobre ella. Si lo pienso la imagen desde fuera debía ser de lo más viciosa vista desde fuera, y realmente lo era: Mia tumbada de espaldas en la cama retorciéndose de placer con la rubia cabeza de Effie metida entre sus piernas, que al mismo tiempo estaba arrodillada con el culo en pompa para que yo, arrodillado en el suelo, tuviera un buen acceso.
Para mi sorpresa y asombro me recuperé bastante antes de lo que hubiera imaginado así que abandoné por un momento el show y fui hasta mi mesilla de noche para buscar un condón. En cuando abrí el cajón aparecieron ante mi la caja de condones y también el vibrador que le había regalado a Mia, saqué ambas cosas. El vibrador se lo di a Effie que pausó su tarea para ver que era lo que le estaba dando y cuando lo vio sonrió apreciativamente, los condones los dejé sobre la mesilla después de ponerme uno. Volví a mi puesto desde donde vi que le ofrecía el vibrador a Mia para que lo lubricara con su boca, ella lo chupó y después de eso Effie se lo metió a Mia al mismo tiempo que yo la empalaba a ella.
Tiempo después los tres estábamos tendidos sobre la cama, saciados y agotados, por lo menos yo estaba exhausto. Mia estaba echada sobre mi pecho y Effie desparramada a nuestro lado, mi mano subía y bajaba distraídamente por la espalda de Mia. En los dos minutos siguientes mi mente procesó todo lo que había pasado y de mi boca se escapó un ¡Joder!
― Sí, joder...― repitió Mia. Effie se rió y se tumbó sobre su costado, mirándonos.
― ¿Estáis bien, chicos?― nos preguntó. 
― Bien― respondió Mia que me di cuenta de que ahora que había pasado todo se sentía un poco cohibida.
― Yo podría morir ahora mismo y lo haría feliz― dije― ¿tú te sientes bien?― volvió a salir a flote mi parte considerada.
― Muy bien, me lo he pasado genial con vosotros. Debo reconocer que hacía tiempo que no me topaba con un chico que me lo hiciera tan bien― esa declaración hizo que mi ego se elevara por los aires, como si hiciera falta que alguien me lo subiera más...― Y Mia, eres simplemente exquisita. 

Conversamos un poco más los tres, como yo había adivinado Effie era alemana, tenía 28 años y vivía en Barcelona desde los 24. Era simpática y parlanchina, nos explicó que se había mudado por trabajo y que se había enamorado de la ciudad y de la gente. Que le encantaba el clima, ir de bares y a la playa. Después de la charla se vistió y se despidió de nosotros besándonos nuevamente:
― Si alguna vez os animáis a repetir, Mia tiene mi número― me dijo a mi que la acompañé hasta la puerta.
― Es bueno saberlo. Ha sido un auténtico placer conocerte Effie, y esta vez es literal― ella rió y se despidió con la mano antes de emprender las escaleras.
― Creo que voy a quedarme a dormir― me informó Mia cuando volví a la habitación, yo había pasado por la cocina y llevaba conmigo una botella de agua y una bolsa de patatas fritas.
― Contaba con ello― le contesté ofreciéndole patatas que aceptó gustosa. Me metí de nuevo en la cama y la rodeé con mis brazos― Gracias por lo de esta noche.
― No hay de que, yo también lo he disfrutado.
― Sabes, creo que te quiero.
― Eso solo lo dices porque te he traído a casa a una tía buenorra para que nos montáramos un trío.
― Puede― me reí.

Y si, estaba encantado con el regalo de Mia, pero es que hubiera estado dispuesta a hacersélo conmigo y con otra tía solo porque yo un día le comenté que era una de mis fantasías, la mía y probablemente la de todo tío, la hacían digna de querer.

1 comentario:

Anónimo dijo...

O.O un trío?! Jajaj esa no me la esperaba, no me hace mucha gracia pero es original (no como las típicas historias).
Y q le pasa a mía? No ha explicado nada
Gracias!! Espero el proximo cap